El politólogo y profesor de la Universidad del Pacífico, Alberto Vergara, a través de su columna en uno de los diarios de mayor prestigio y renombre de Estados Unidos, el New York Times, hace un ensayo de todo lo que hemos experimentado y en ocasiones soportado, viéndonos inmersos en una campaña del terror pocas veces vista en la región.
En su texto publicado el 8 de junio, Vergara plantea una pregunta absolutamente válida que muchos votantes han considerado hasta último momento antes de sufragar: ¿Debo votar por quien promete un autoritarismo o por quien ya comenzó a construirlo?
“El fujimorismo planteó su campaña a partir del miedo al comunismo y al terrorismo, que estaría representado por Castillo. Buena parte de la sociedad fue pastoreada al pánico. Si a mediados de abril oía a políticos, empresarios y ciudadanos afirmando que votarían por Fujimori con disgusto, a mediados de mayo ella resultaba la encarnación de la libertad. Y, como consecuencia, quien era “mal menor” se transformó en salvadora providencial. Esta transformación no es un sinsentido. Si te aterrorizan, quien te salva de la extinción es un personaje reverenciado.” Escribe el politólogo.
Asimismo, critica el rol que cumplieron las denominadas clases altas de la sociedad limeña, como también los grandes medios de comunicación quienes fueron parte clave de esta campaña del terror.
“Quienes utilizaron de manera más alevosa la política del miedo fueron el campo fujimorista, las clases altas y los grandes medios de comunicación. Empresarios amenazaban con despedir a sus trabajadores si Castillo vencía; ciudadanos de a pie prometían dejar sin trabajo a su servicio doméstico si optaban por Perú Libre; las calles se llenaron de letreros invasivos y pagados por el empresariado alertando sobre una inminente invasión comunista.”
“A este comportamiento antidemocrático, se sumaron los medios de comunicación. Sobre todo la televisión exhibió una parcialización propia de regímenes autoritarios. Destrozando las normas electorales, los programas se convirtieron en espacios de simulada o abierta propaganda fujimorista. Hasta la periodista política más influyente del país entrevistaba a figuras públicas y personajes de la farándula que reiteraban de manera machacona los mensajes apocalípticos. Es decir, para salvar la democracia la indujeron al coma. Y Keiko Fujimori lució encantada. Aun cuando tenía esos apoyos garantizados, no les llamó la atención.” Sostiene Vergara en su columna.
El politólogo cierra su columna con una oportuna reflexión que nos debería llevar, como ciudadanos, a consolidar un rumbo unidos más que nunca en medio de una terrible pandemia.
“El tino debería llevarnos a constatar que ni los votantes de Fujimori son una masa de corruptos antipatriotas, ni los de Castillo unos comunistas antiperuanos. Somos, eso sí, una ciudadanía apaleada por la pandemia como ninguna otra en el mundo. Un país marcado por deudas y deudos. El momento requiere de una grandeza y humildad que estos candidatos y sus aliados no han mostrado pero que deberían estrenar, gane quien gane. Fujimori y Castillo difícilmente le hubieran ganado a ningún otro candidato, uno de ellos estará en la presidencia como fruto de un gran azar.” Sentencia el columnista del New York Times.
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