La política peruana es el paraíso soñado de cualquier anarquista, francotirador o antipoeta. En ella, si se es honesto o inteligente, no se puede estar sino en contra de todo el conjunto de “partidos”, dada su completa intrascendencia, nulidad y mala entraña. Siendo que los francotiradores no podrían ejercer debidamente su talento, toda vez que hallarían como respuesta, graves sanciones penales y que los antipoetas, aunque al inicio se entretendrían, al final desertarían puesto que nuestra política involuciona cada día un poco más, hasta ser solo un escenario tan desprovisto de ideas que hace absurda cualquier manifestación de inteligencia. Por ello, hasta el más radical antipoeta que radique en el país, sería inducido al suicidio.
Ni siquiera Nicanor Parra podría afirmar como en uno de sus célebres artefactos “no soy yo / son ustedes los que se quedaron atrás / socialistas y capitalistas del mundo uníos / antes de que sea demasiado tarde”, porque no existen ni unos ni otros a nivel político, en cambio, sí, un cementerio en el que deambulan los más ambiciosos zombis, ávidos de cubrirse con pieles lujosas y joyas carísimas sin advertir que están muertos hace demasiado tiempo y siendo que ni los antipoetas hallarían espacio para sus ocurrencias, solo quedan en pie, los anarquistas.
Así que en atención a estos caros espíritus de la inconformidad evaluaremos a las fuerzas “políticas” más importantes de este momento.
Empecemos por el fujimorismo, sólo para señalar que tanto este movimiento como la izquierda y el APRA son indefendibles desde todo punto de vista, pero el fujimorismo es el peor de todos. Hay demasiados crímenes, equívocos y delitos por parte de los tres como para que pasen desapercibidos pero los del fujimorismo son los más recientes y podrían retornar en un futuro no muy distante si no tomamos otra precaución que votar siempre por el mal menor y por eso debemos oponernos a él, una y otra vez, hasta que no quede rastro suyo en nuestra historia, sino en el 2021 el mal menor podría ser Kenji y allí sí que sería preferible habitar el mundo de The Walking Dead.
Sigamos con la izquierda peruana que, al no ser capaz de romper con Cuba o Venezuela solo por procurar un espacio de potencial concertación internacional o por un malsano espíritu de cuerpo, no puede merecer respeto alguno. Sí antes no tuvo la capacidad ni las agallas a pesar de que tenía cuadros respetables, ahora menos. El socialismo que propugnan es siempre peligroso, toda vez que no tiene una verdadera apertura a la libertad y esto queda demostrado por su reacción y postura ante el caso chavista venezolano.
Nadine Heredia y Ollanta Humala.
Nuestros “izquierdistas” juegan a ser socialdemócratas sólo para cumplir con fines electorales, pero no están interesados ni son capaces de pensar en alternativas más notables. ¿Por qué no reestablecen el magisterio de Flores Galindo, que en su última carta señalaba la necesidad de repensar el socialismo, imaginar contenidos distintos e ir contra corriente? Respuesta: desidia, conformismo, incapacidad, etc. Sería interesante realizar un censo en el que sea imposible mentir, ¡oh, absoluta fantasía!, y así saber cuántos izquierdistas pese a su apariencia socialdemócrata no son, en el fondo, grandes estalinistas. Y es que, el problema de la revolución llega casi a manifestarse de un modo romántico y libre de todo compromiso y como dice Slavoj Zizek, nadie tiene el carácter para hacerse responsable de sus efectos de un modo público, es decir, para asimilar que toda toma de una Bastilla, conduce al Terror.
El consabido cliché de que todo proceso revolucionario termina en un cadalso y una guillotina, lamentablemente, es el riesgo de toda la vida, mas no por ello se debe renunciar a satisfacer las reivindicaciones de los necesitados y a la procura de un bienestar para la mayoría, pero sin incurrir en excesos teóricos. Finalmente, el APRA es una vil comparsa del fujimorismo y ese es el más bajo pináculo de su tortuosa historia, comparable tan solo al periodo en el que convivieron con los odriístas, violentos secuaces de otro gran asesino, corrupto y dictador como fue el despreciable Odría, “digno” par de Fujimori y de otros sátrapas de la misma categoría.
Y siendo que el partido de gobierno, y su enjambre de hacendosas avispas “liberales”, será conocido en nuestra historia como “la práctica del fujimorismo por los mismos medios solo que con otro nombre, el ppkausismo”, dejaremos a los anarquistas encender hogueras en las azoteas de sus casas y bailar No Fun de Iggy Pop & The Stooges en la versión de los Sex Pistols, antes de saltar al vacío… porque a este país no lo soporta nadie.
P.S. Ahora que la mayoría de países capitalistas está volcándose peligrosamente hacia el fascismo, es detestable que un gobierno presuntamente “socialista” como el de Maduro sea abiertamente opresor y vejatorio de la libertad del pueblo venezolano.