Por Márlet Ríos
En el siglo XX Piura cuenta con notables poetas que han sido incluidos en sendas antologías y muestras desde los años 50. Juan Luis Velásquez es el abanderado de los vanguardistas. Su poema “Piura” refleja no solo una época, sino un temperamento propio:
Qué soledad sin soledad siquiera.
Qué trincheras tan altas sin altura
Contra quien jamás le hiere el plomo.
Qué gente tan llena de recodos
enlodados en este desierto sin lluvias
ni rastrojos.
Qué vida tan al cielo raso
ante este cielo alto franco y claro
de primavera!
De la tierra brava. Poemas afroyungas (1938), de Enrique López Albújar, es un claro ejemplo de que la modernidad y la tradición se imbrican sin dramatismo.
Romancero piurano (1965), de Teodoro Garcés, es un clásico de la poesía piurana. Los barrios de la Mangachería y la Gallinacera están retratados en sus esclarecidos romances.
El patriarcado imperante no ha podido soterrar la labor de las poetas mujeres como Gladys María Pratz, Libertad Orozco, Rosa Carbonel, Lina y Gloria Burneo Seminario, Elvira Castro de Quiroz, Carmen Arrese, entre otras. Grupos literarios como Liberación, fundado en 1956 por Emilio Saldarriaga, Eusebio Arias Vivanco, Agustín Silva, Eduardo Farro Castillo, etc., ayudaron a visibilizar el trabajo poético de algunas escritoras.
La profesora Rosa Carbonel, actual víctima de la arbitrariedad de las autoridades de la Decana de América, en especial del decano de Letras, ha sido reivindicada en los últimos años por editores y promotores culturales independientes. Su sorprendente poesía se nutre del lenguaje oral y del laconismo, así como de lo cotidiano:
a propósito de los poetas
somos pájaros
cada cual con
su propio árbol
su único paisaje
su propio medio día
con la honda necesidad de alzar vuelo con
viejas alas
de
papel.
Importantes poetas piuranos como Armando Arteaga, Armando Rojas, Roger Santiváñez, Marco Martos, Gustavo Armijos, Marco Parra, José María Gahona, Alberto Alarcón, Raúl Mendizábal, Julio Aponte, Miguel Ángel Zapata, Hernán Flores, entre otros, han llevado a cabo el ritual de la emigración y han desarrollado buena parte de su obra fuera de Piura. Alarcón, Armijos y Aponte han difundido la poesía peruana en revistas literarias (Papeles de payador, La tortuga ecuestre y Fastos).
Mito Tumi, Luis Alberto Castillo y Roger Santiváñez fueron los editores principales de la revista Escritura, publicada a partir de 1976, en Lima.
La poesía de Armando Rojas es más vigente que nunca; su tono expresionista y alejado de la hegemonía de lo conversacional aún nos interpela:
Pequeña música nocturna
ven noche abre tus costados
vibre el monte
ilumine
desciendan tus alados deseos
y tu cabeza y mis tetillas rocen
abajo encima brillen
si la música sostiene
y fluyen astros
espacios de luz diluyéndose
sólo para caer
perdurar sobre montes de sangre
o de leche
al centro de la espuma
el río da su aliento
y mueve el agua su música
cabrilleando y sus olas
circundan
mil alitas te atan
sobre la yerba roja
de estrellas
Últimas generaciones
Es pertinente reconocer que, a partir de los 90 y 2000, grupos literarios como Ángeles del abismo, Plazuela Merino, Tertulia Cero, etc. han coadyuvado a posicionar a poetas jóvenes. Por otra parte, las modernas tecnologías de la información y de la comunicación han reconfigurado el rol de los poetas en la sociedad actual.
José Díaz Sánchez, Jorge Castillo Fan, Lelis Rebolledo, Luis Eduardo García, Eduardo Urdanivia, Mario Morquencho, Héctor Efraín Rojas, Julio César Salvador, Ricardo Musse, Cielo Bardales, Erika Aquino, Miguel Hernández Sandoval, Cynthia Briceño, Jenny Vallejo, Fernando Casanova, Henry Martín Córdova, Lewis Calderón, Dany Cruz, entre otros, son poetas piuranos que vienen dando que hablar tanto en Piura como en Lima.