Sin duda, la llegada de una mujer para liderar un importante Poder del Estado como lo es el Judicial, ha sido la noticia de esta semana y desde el Poder Ejecutivo, las alabanzas salieron por doquier hacia su nueva presidenta, Elvia Barrios Alvarado.
El presidente Francisco Sagasti, en la ceremonia de asunción de la magistrada Barrios, como nueva titular del PJ aseveró: “Por primera vez las mujeres son mayoría en el Consejo de Estado. Con esta noticia esperanzadora empieza a darse el cambio en el país y consolidarse una tendencia de justicia de género. Es una excelente manera de empezar el año del bicentenario de la independencia”.
Por su parte, la premier Violeta Bermúdez fue más aduladora y añadió: “Hoy es un día muy importante en la historia judicial del Perú, pues por primera vez una magistrada asume la presidencia del Poder Judicial. ¡Felicitaciones a la Dra. Elvia Barrios!”.
Hasta cierto punto, se entiende esa empatía protocolar de dar la bienvenida a una profesional de la judicatura nacional; sin embargo, no se debe perder la perspectiva ante la endémica problemática que padece el Poder Judicial en nuestro país, porque entre sus males encontramos carencias concretas que incluso se pueden mencionar. Por ejemplo, la infraestructura precaria que ostentan sus recintos vetustos, con escritorios viejos y computadoras del año de la pera, generan que su clima laboral sea cada vez más desalentador. Evidentemente, el aumento de presupuesto ha sido de prioridad cero a una organización que está pauperizada, si tomamos en cuenta que más allá de ser un órgano de justicia, el Poder Judicial no solo vive de dictar sentencias; digamos, que también es una organización administrativa de gestión, que debe especializarse en agilizar todos sus recursos para simplificar sus servicios en beneficio de los litigantes y de la ciudadanía en general.
¿Cómo acabar con el desprestigio que tiene el Poder Judicial? Si éste se debe a la falta de confianza de la ciudadanía, que cree que toda la institución es corrupta; no obstante, ellos han hecho poco para comunicarle a esa ciudadanía, las verdaderas razones de sus ineficientes servicios, que incluso han degenerado en males sistémicos cuyas estructuras ya están fortalecidas.
Y qué decir, de la corrupción que desde hace mucho tiempo encontró un cobijo en el PJ, porque ésta ha comprometido no solo a los magistrados y a sus especialistas, sino, también al gremio de abogados y al personal administrativo que cae en una burocratización extrema. Sumado a ello, tenemos las presiones políticas que en los últimos quinquenios se ha ejercido desde otro Poder del Estado, como El Ejecutivo y el inacabable tráfico de influencias.
Asimismo, las intromisiones políticas para designar a jueces fueron el motivo del repudio colectivo en todo el país, porque se descubrió que hubo una gavilla de juzgadores delincuentes que entre ellos se trataban como “hermanitos”, e integraban una organización criminal denominada Los Cuellos Blancos del Puerto. Es por ello que el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) tuvo que ser reinventado con un cambio de rostro que hoy se denomina Junta Nacional de Justicia (JNJ) y que tiene la tarea de nombrar y ratificar a jueces y fiscales con la mayor transparencia posible; no obstante, aquellos jueces en su mayoría son provisionales o supernumerarios.
Ahora bien, la carga procesal en el Poder Judicial ha seguido creciendo a pasos agigantados y ya excedió los tres millones de expedientes; de ahí que los procesos más cortos puedan llegar al quinquenio de plazo, incluso, normalmente duran una década y los procesos más largos pasan los 40 años y muchas veces sin resolverse.
En ese sentido, el Poder Judicial todavía se encuentra enfermo, pero aún no hace metástasis y es por eso que se requiere un liderazgo gestor, que vaya más allá de la simple trayectoria judicial y si bien, la doctora Elvia Barrios tiene vasta experiencia como magistrada, tampoco debe perder la perspectiva. Sin embargo, ella sale oronda a proclamar su tarea prioritaria de defender el enfoque de género en el Poder Judicial, cuando en el mundo real, todos conocemos las prioridades y soluciones que necesita este alicaído Poder del Estado.
Las palabras de la doctora Elvia Barrios son contundentes:
“Los hombres también deben estar firmemente involucrados en la transformación de esta sociedad que debe ser igualitaria. Así seguiremos promoviendo la institucionalización del enfoque de género en la organización judicial. La lucha por la igualdad de género tiene una lucha pendiente y hay una brecha por saldar, de ahí que hoy en el escenario judicial la paridad no solo es una obligación convencional, sino histórica y moral que debe materializarse en la estructura judicial, por ello anuncio que en la conformación de las salas de la Corte Suprema habrá paridad de género con meritocracia lo que debe extenderse a todos los distritos judiciales del país, igualmente solicito a la JNJ que consideren en su reglamento de selección y ascenso de juezas, alguna medida afirmativa que permita equiparar la presencia de mujeres en la administración de justicia y con ello cerrar las brechas de género en la carrera judicial y generar las condiciones para la presencia paritaria de mujeres en salas y juzgados de diversa especialidad”.
Entendemos, que en estos tiempos la palabra “genero” es una variable de moda que se viene empoderando y que incluso, se ha vuelto políticamente correcta; no obstante, no se puede impulsar políticas públicas que solamente sean enfocadas con esa variable, cuando el Perú desde el punto de vista factico y sociológico tiene problemas mucho más importantes qué resolver en todos los rincones de su territorio.
En su discurso de asunción, la doctora Elvia Barrios, mencionó los ejes de su gestión y señaló que entre ellos están: la autonomía e independencia judicial, la lucha contra la corrupción y la transparencia e integridad. Solo esperamos que eso no quede en el discursito protocolar y que cumpla con su noble misión y que, más allá de preocuparse por la paridad de género, impulse más bien, la meritocracia.
En ese sentido, no se debe perder de vista que ella tiene dos hermanas que en estos momentos son investigadas por actos de corrupción contra el Estado. Me refiero a la exministra Rocío Barrios Alvarado y a María Elizabeth Barrios Alvarado, ésta última, por haber contratado ilegalmente con el Estado por más de medio millón de soles. Además, no debemos olvidar que la doctora Elvia Barrios Alvarado es esposa de un abogado que en 2018 contrató con el JNE, mientras ella era magistrada del Poder Judicial.
Solo esperamos que los procesos que siguen sus hermanas, cumplan con el debido proceso y se desarrollen con la debida transparencia…