Opinión

Poder Judicial da la razón al embajador Fortunato Quesada

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Por Rafael Romero

Para el escenario jurídico, la sentencia recaída en el Exp. N° 05382-2019 (Resolución N° 22), evacuada el pasado 20 de setiembre por el Décimo Séptimo Juzgado de Trabajo Transitorio (Sub Especialidad Contencioso administrativo), constituye una noticia importante para el derecho y la justicia, particularmente en materia del principio de licitud y del derecho de la prueba.

Es una victoria del ciudadano Fortunato Ricardo Quesada Seminario, embajador del Perú en Israel el año 2018, frente a la destitución de la cual fue objeto tras un complot que se consumó con la firma de Néstor Popilizio en su Resolución Ministerial N° 0791-2018-RE del 28 de diciembre del 2018, fecha que nos recuerda a Herodes matando la ley y a los inocentes; como también se consumó con la Resolución Vice Ministerial N° 0373-2018-RE, firmada por Hugo de Zela, siendo ambos documentos hoy declarados nulos por la citada sentencia, debiendo el Ministerio de Relaciones Exteriores cumplir el mandato judicial de “retrotraer el procedimiento administrativo disciplinario contra el demandante desde su inicio”.

En otras palabras, siendo el demandante el embajador Fortunato Quesada y la demandada el Ministerio de Relaciones Exteriores, la administración de justicia del Perú abre un camino para que, más temprano que tarde, dicho accionante sea restituido en el último cargo que desempeñaba antes de ser víctima de un complot corroborado con pruebas irrefutables surgidas del propio procedimiento administrativo -llevado a cabo en Cancillería- donde fueron sancionados dos funcionarios por ser autores de dicha conspiración.

Pero curiosamente hubo impunidad en los más altos niveles de Torre Tagle. En efecto, sobre este caso existe el informe de la Comisión de Disciplina N° 006/2020 que incluyó las declaraciones de Pedro Rubín, quien para el 2018 ocupaba el puesto de ministro consejero en la embajada de Israel, sancionado con suspensión de solo 6 meses por ordenar grabar, editar, descontextualizar y propalar audios en el programa Panorama del domingo 17 de junio del 2018, en coordinación con funcionarios de mayor jerarquía del Ministerio de Relaciones Exteriores, en Lima.

Así, Rubín Heraud con la participación de los embajadores Néstor Popolizio, Hugo de Zela y José Boza complotaron contra el embajador Fortunato Quesada. En el caso de José Boza, este recibió una sanción de suspensión de 9 meses. Pero, en medio de todo este tramado, se evidenció una descarada impunidad con relación a los señores Popolizio y De Zela.

No obstante, han aparecido nuevos hechos, revelados y documentados por el chef que laboraba en la residencia de la embajada del Perú en Israel, el señor Jesús Alvarado Zegarra, hechos expuestos valientemente en el programa “Habla el Pueblo”, el 8 de agosto y 18 de setiembre pasados, y son declaraciones que -de haberlas conocido a tiempo el Poder Judicial-  hubieran traído consecuencias más serias para los involucrados Rubín, Popolizio y De Zela, ya no para José Boza porque ha fallecido hace poco tiempo. El caso es que se trató de una trampa que atentó contra los derechos fundamentales, la dignidad humana, la carrera profesional, los derechos laborales y el proyecto de vida del ciudadano Quesada Seminario.

En suma, lo visto en el proceso disciplinario donde se confirmó que la incitación y presión para que servidores en la embajada de Perú en Israel pusieran una cáscara de plátano al embajador Quesada, provinieron de parte del ministro consejero Pedro Rubín en coordinación con altos funcionarios de Lima, culminando de consuno la acción con la publicación de dichos audios en un programa dominical de televisión hace cinco años y medio.

Hoy el Poder Judicial da la razón a Fortunato Quesada, razón negada o soslayada en su momento por cancilleres como Óscar Maurtua, Meza Cuadra, Wagner, Landa, Rodríguez Mackey y actualmente por Ana Gervasi Díaz. Es decir, después de que el ministro de Relaciones Exteriores, Néstor Popolizio, y el viceministro De Zela botan del servicio diplomático al embajador Fortunato Quesada, todos los demás cancilleres han creído en lo que Popolizio y De Zela han dicho, falsamente, sobre el acaso. Pero no porque haya tres o cuatro malos funcionarios se debe afectar la imagen de Torre Tagle, aunque cabe la pregunta: ¿Qué ejemplo va a dar Gervasi a las nuevas generaciones de diplomáticos en Perú, a los más jóvenes? ¿No cometería omisión de funciones si no abre proceso administrativo disciplinario a Popolizio y De Zela?

Es un agravante que el exministro de Relaciones Exteriores, Néstor Popolizio, pudiendo declarar fundado el recurso de apelación del embajador Quesada no lo haya hecho y con su Resolución Ministerial N° 0791-2018-RE, del 28 de diciembre del 2018, solo ha expuesto ante los fueros del Poder Judicial una situación vergonzosa de algunos funcionarios de la diplomacia peruana. No obstante, la justicia acaba de declarar nula dicha resolución como también la Resolución Vice Ministerial N° 0373-2018-RE, firmada por De Zela, documentos perversos mediante los cuales se cortó la carrera del embajador Quesada Seminario.

Pero, tras cinco años y medio, en virtud de la decisión de un poder del Estado como es la administración de justicia, se abre el camino de la restitución del embajador Quesada en el servicio diplomático, quien no ha callado y se enfrenta a una argolla que atenta contra la ética en la función pública y la calidad en el servicio que brinda la Cancillería. Esta historia revela que el diplomático Fortunato Quesada ha sido víctima de una trampa el año 2018 por parte de sus superiores en Torre Tagle. Esa trampa logró que se le destituya, ilegal e inconstitucionalmente, del cargo de embajador del Perú en Israel.

Hoy nadie puede dudar que el entonces ministro consejero Pedro Rubín, tal como se demuestra en el proceso administrativo que se le siguió, actuó obedeciendo instrucciones de altos funcionarios de la Cancillería que despachan desde Lima. Pero, lo escandaloso del caso es que los responsables del complot fueron premiados con cargos diplomáticos de mayor nivel.  Popolizio está de embajador en Praga y Pedro Rubín, nombrado por Ana Gervasi, de cónsul general del Perú en Río Branco (Brasil).

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