Cómo respuesta al constante bombardeo de las farmacéuticas a la salud humana, desde los Andes del Perú continuamos con la difusión del conocimiento de nuestros antepasados en torno a la medicina natural.
Los Andes poseen un extenso banco de plantas con propiedades curativas de las cuales se usa y se conoce apenas un 30%, al igual que en la selva dentro de los bosques alto andinos y las llanuras de montaña podemos encontrar medicina a muchos males que la Farmacéutica industrial solo anestesia.
Con un tratamiento constante y de preferencia guiado por un médico tradicional se puede conseguir mejoras sorprendentes en la salud sin efectos secundarios como en el caso de las medicinas convencionales.
En el valle sagrado del Cusco las iniciativas sobre conservación del patrimonio natural y protección a los ríos sagrados como el Willkamayu inspiran proyectos educativos como los que se dan en Casa Artemisia Valle Sagrado con el Permacultor Alejandro Trevisan quien busca rescatar los saberes medicinales de las plantas pertenecientes al Valle Sagrado del Cusco.
Actualmente ambos trabajando en la recuperación de la información, y recordando a través de sus talleres a las personas aquella conexión del Humano con la Naturaleza que hace no solo que disminuyan los riesgos de enfermedad en las población sino ayuda a que las propiedades de las plantas incrementen previo a su cosecha.
La parte ritual de la Recolección de Plantas en los Andes En antiguos tiempos nuestros curanderos y aquellas personas HampiqRuna que trabajaban con las plantas tenían formas, tiempos y rituales sagrados que empleaban para la recolección de medicina que más tarde transformarían para aplicar a los enfermos en el Perú. Siendo la petición de permiso y la comunicación con el Espíritu de la Planta la parte más primordial en el proceso de trabajo con plantas medicinales.
“Muchas personas pierden la fe en las Plantas, ya no confían en su poder curativo más, aproximadamente el 40% – 50% de los recursos de la farmacéutica proviene de las Plantas” nos comparte el profesor Justo Mantilla.