Literatura

PLACERES ONÍRICOS: CHASCARRILLOS LITERARIOS

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CHASCARRILLOS LITERARIOS

Por Luis Chávez


    

Es casi una regla que muchos lectores luego de haber leído a diferentes autores, iniciamos una especie de romance o convenio implícito con ellos. Y aunque otros, nos lleven al rechazo por el simple hecho de no soportar las primeras carillas de su obra; no cabe duda que de todas formas, siempre nos picará la curiosidad de saber siempre algo más de nuestros queridos y odiados escritores.

Temas como la pedofilia, el crimen, la psicopatía, la homosexualidad, el incesto, la pasión, la traición; y en especial, el amor por antonomasia, hacen que nuestros corazones palpiten a un ritmo más acelerado de lo normal, a la hora en que husmeamos una historia escrita. Muchos de los que nos sentimos involucrados en esas historias, creemos que son la pura verdad vivida. Y aunque hoy se sabe que la imaginación de un narrador intenta tejer los hechos reales con los meros ficticios que suelen estar guardados en un rincón del hemisferio izquierdo; no podemos negar que la literatura es tan mágica como cierta, porque la verosimilitud no se mide por lo real de los hechos; sino por la manera creíble de cómo se nos lo cuenta.

Los escritores son seres de carne y hueso, y por lo tanto han desarrollado una vida normal; y no tan normal en algunos casos. Es por eso que al margen de sus textos, también han sido protagonistas de algunos sucesos curiosos, hilarantes y desafortunados. Tales anécdotas, consolidan nuestra idealización sobre ellos, y a veces nos lleva a la decepción. En cuanto a que esas anécdotas sean verdaderas, nadie lo garantiza por las diferentes fuentes recogidas. Las hay las serias, de algunas revistas, crónicas, ensayos, y el clásico rumor oral, que ha ido de boca en boca a través de la historia.

A continuación, algunas de ellas:

–          El maestro del relato corto Antón Chéjov, le recomienda a un aprendiz de escritor la experimentación de los hechos que va a narrar y le dice: “Debería ahorcarse porque descubre que escribir bien es intolerablemente difícil. Entonces alguien debería salvarlo sin misericordia y su propio yo debería obligarlo a escribir tan bien como pudiera durante el resto de su vida. Así cuando menos tendría la historia del ahorcamiento para comenzar”.

–          Jorge Luis Borges reclamaba que las preguntas que le efectuaban, generalmente, eran las mismas y se reiteraban infinitamente. “Una pregunta repetida es si todo lo que escribo lo hago primero en inglés y luego lo traduzco al español. Yo les digo que sí, que, por ejemplo, los versos: Siempre el coraje es mejor/nunca la esperanza es vana/ vaya pues esta milonga/ para Jacinto Chiclana, se ve enseguida que han sido pensados en inglés, se notan, inclusive, las vacilaciones del traductor. Pensemos que si escribir es difícil, mucho más difícil es escribir primero en un idioma extranjero y luego traducirlo. No creo que nadie haga eso. Creo que yo sería en la historia de la literatura el primer caso si procediera de una manera tortuosa”.

–          Alejandro Dumas quizá se haya inspirado en un hecho real para escribir “El hombre de la máscara de hierro” (1848). Éste pudo ser el hermano mayor del rey, que fue encarcelado para evitar la disputa del trono con Luis XIV de Francia. Pero en vez de una máscara de hierro llevaría una de terciopelo negro.

–          Durante su estancia en El Cairo, Egipto, sus anfitriones llevaron a Jean Paul Sartre y a Simone de Beauvoir a un restaurante lujoso. Cuando Sartre fue a preguntar dónde estaba el baño, al verlo acercarse, el patrón se abalanzó sobre él y le apretó calurosamente la mano diciéndole: “Maestro, usted es la conciencia de la humanidad”. Sartre le agradeció y volvió a sentarse juiciosamente. Beauvoir le preguntó si lo había encontrado, a lo que él le respondió: “El tipo me dijo que yo era la conciencia de la humanidad. ¿Cómo quiere que la conciencia de la humanidad pregunte dónde están los cagaderos?”.

–          El escritor de aventuras Mark Twain fundó su propia editorial con un sobrino y, desde el principio, aplicaba modernas estrategias para promocionar sus libros. Así, mediante sus suscripciones, y antes de su publicación, vendió la no despreciable cifra de 40,000 ejemplares de “Huckleberry Finn” llegando al final a colocar 500,000 ejemplares. Y ¿no es acaso dar a conocer su libro a lo que aspira un escritor?  

–          El escritor y filosofo Miguel de Unamuno calificó la letra K de “antipática y antiespañola”, nunca ha sido muy popular y, de hecho entre 1815 y 1869 desapareció del Diccionario. En la actualidad, la K sólo se emplea en palabras de origen griego o extranjero, y no llegan al centenar las que están encabezadas por ella, como krausista, kelvinio, kril o kilométrico.

–          El conde Drácula es una creación literaria compleja. Su lugar de procedencia es la agreste y siniestra campiña de lo que hoy es Rumanía. Pero Bram Stoker jamás visitó aquel país. se limitó a consultar una antigua guía turística y pasó varias horas charlando con un pintoresco profesor húngaro, llamado Arminius Vambery. Como resultado, el país de donde era oriundo Drácula fue descrito con minucioso detalle, y el visitante moderno del paso de Borgo (mencionado con este nombre en la novela) cree repetir el itinerario de una figura que muchos suponen real.

–          El escritor realista Honoré de Balzac (Francia, 1799-1850) tomaba más de mil tazas de café turco cada día.

–          Una de las fantasías del poeta británico Lord Byron (1788-1824) era la de disfrazar a sus amantes con ropas de hombre para hacerlas pasar por sus primos en los hoteles donde se daban cita. Pues, tuvo una vida escandalosa. A los nueve años tuvo sus primeras relaciones sexuales con la joven institutriz encargada de su educación Mary Gray. Fue bisexual reconocido, pederasta consumado y hermano incestuoso. Escandalizó a la Inglaterra puritana de su época por las relaciones que mantuvo con su hermana Auguste, de las que nacería una niña a la que llamaron Medora.

(Famoso por su frase: “Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro”, éste es el epitafio que el poeta escribió para su fiel compañero Boatswain: “Aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad. Tenía la grandeza de los grandes hombres y ninguno de los defectos”.)

–          Una carta escrita a lápiz por un marino a su mujer desde el Titanic, el 11 de abril de 1912, antes de morir en el naufragio, ha hecho que su autor, S.C. Seibert, perdure a través del tiempo, y la carta acabe siendo subastada por la londinense Casa Christie’s por un altísimo precio: 3,290 libras.

–          Al poeta modernista y premio Nobel Thomas Stearns Eliot le preguntaban porque escribía más y él respondía: “Para dar el ejemplo. El principal enemigo de la buena literatura es que los escritores tengan necesidad de ganarse la vida con lo que escriben. Porque el resultado de ésta necesidad es que todos sucumben a los tres “demasiado”: empiezan a escribir demasiado pronto, escriben demasiado rápido y escriben demasiado.”

–          La inspiración de William Shakespeare para crear las mejores obras de estos tiempos era tomar droga, al morir se encontraron en su casa restos de porros de marihuana.

–          Lo cuenta el poeta argentino Juan Gelman: “Una vez me pasó algo genial. Estaba con Mario Benedetti y Daniel Viglietti haciendo un reportaje en una radio. Había chicas y muchachos entre el público. Mario leyó un poema, luego yo leí un poema de amor. Cuando terminó la grabación, una chica que estaba allí se me acercó y me dijo: “¿Ese poema es suyo?”, le digo “Sí”. Me dice: “! Hijo de puta!”. Le digo: “Mire, yo sé que no es muy bueno, pero soy una buena persona”. Ella dice: “No, no lo digo por usted, estoy hablando de un novio que tuve, que me mintió diciendo que lo había escrito él”.

–          El gran poeta madrileño Francisco de Quevedo un día apostó con sus amigos una fuerte suma de dinero a que era capaz de reprochar a la reina Doña Isabel, esposa de Felipe IV, su regia cojera. Al recibir las apuestas de todos sus amigos, Quevedo aguardó a la ocasión adecuada. Al poco tiempo, fue invitado a Palacio a una importante recepción. Se presentó con dos hermosas y bellas flores, siendo una rosa y un clavel. Al acercarse la reina, le entregó ambas flores diciéndole: “Entre el clavel y la rosa, Su Majestad es-coja.

–          Villalonga explica en sus memorias una anécdota que tuvo lugar en Roma. El aristócrata estaba en Roma con su amigo el director de cine Federico Fellini, quien como todo el mundo sabe, estaba obsesionado con los culos de las mujeres. Una vez fueron al Trastévere, barrio del centro histórico de Roma, y le dijo a Villalonga que le acompañara. El cineasta quería presentarle a una aristócrata que tenía un piso en aquel barrio y que le había invitado a tomar el té. Cuando llegaron, ella, una mujer por lo que se ve, de mucho mundo, estaba en la cama. Pasaron, tomaron el té y charlaron de lo más bien. Ya estaban por irse cuando Fellini le dijo: “Por favor, hazme eso que tanto me gusta”. Tras rogárselo de rodillas, porque ella se negaba, al final, la mujer se puso a cuatro patas y les enseñó las nalgas, a lo que el cineasta respondió con un entusiasta aplauso.

Continuará..!

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