UN LIBRO QUE NOS INVITA A REPLANTEAR MUCHOS ASPECTOS PERSONALES QUE QUIZÁ HAYAMOS DEJADO EN EL OLVIDO
Escribe Luis Chávez A.
La muerte en su percepción más básica es el final de un ciclo, de una vida trajinada, de un ciclo funcional que termina en el ocaso.
Para el autor de “Cantar de Helena y otras muertes” (2012, Ínsula Barataria, segunda edición), Fernando Carrasco Núñez, sencillamente es la experiencia más esencial que nos da la oportunidad de reflexionar ante nuestras miserias internas; encontrando en ella y dentro de ella la propia vida que aún se está a punto de perder.
Cuentos como “Retorno a las cavernas”, “Última sinfonía de otoño”, y “Cantar de Helena”, la que le da el titulo al conjunto de relatos; se escriben con una factura delicada y tersa que al mismo tiempo vislumbran el ocaso existencial y las ganas de querer salir de él, con una propuesta, una fatiga, un respiro y una reflexión.
El libro en una segunda sección presenta “Tres cuentos rockoleros” que da la impresión de mostrarnos a un autor joven que habla de su paso por la urbe decadente, maloliente, de espacios catárticos encontrados muchas veces en los bares y en la esperanza y desesperanza que algunas veces encontramos en el amor. Y lo hace esta vez con un léxico más libre y desenfadado, a diferencia de la primera sección que muestra un registro más clásico y lírico por llamarlo de alguna manera.
¿Quién no ha hallado una muerte constante, una esperanza, un amor, y una traición dentro de sí mismo y alrededor de sí? Son las variables planteadas en “Cantar de Helena y otras muertes” libro que al leerlo nos invitará a replantear muchos aspectos personales que quizá hayamos dejado en el olvido.