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PLACERES ONÍRICOS

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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

Luis Chávez A.

 “Mi amigo Andrés” era una novela que se emitía en los años setentas, y narraba la historia de un muchacho de barrio que era aceptado y querido por todos.
La amistad, hoy en día es considerada por muchos, como un patrimonio moral el cual debe conservarse toda la vida. Y para otros, simplemente una gran falacia social. Por eso ¿Quién no escuchado alguna vez algunas frases típicas? Cómo: “Con un amigo como él, ¿Quién necesita enemigos? O “Cría cuervos y te quitaran los ojos”
Lo cierto es que hoy cada vez nos decepcionamos más de algunas personas que fingen de ser nuestros amigos. Pero al mismo tiempo siempre esperamos algo de ellos.

Amistad, deriva del latin amicus; amigo, que derivó de amore; amar. Y es la relación afectiva entre dos personas, además de ser una de las relaciones interpersonales más naturales que la mayoría de las personas conservan en la vida. Y se considera que lo más importante para cultivarla es la confianza y la fidelidad.
Cicerón decía: “solo en el peligro se conoce al verdadero amigo”, y Plutarco fue enfático en afirmar: “No necesito amigos que cambien cuando yo cambio y asientan cuando yo asiento. Pues mi sombra lo hace mucho mejor”.

Por otro lado, el tema de la amistad siempre fue narrado en el cine, la televisión y la literatura. Personajes como Don Quijote y Sancho Panza, héroes de la “novela universal” marcaron un precedente indeleble. Sherlock Holmes y Watson también hicieron lo suyo en sus labores detectivescas; así como los inmortales Porthos, Aramis, y Athos, mosqueteros de la inmortal novela de Dumas. Pero los inseparables y entrañables Orry Main y George Hazard, personajes de la saga literaria “Norte y Sur” y “Amor y Guerra” del escritor americano John Jakes, fueron los que marcaron mi admiración hacia una verdadera amistad, puesto que los dos amigos a pesar de las adversidades de la guerra, y el hecho de estar en milicias distintas y enemigas, no dudaron ni un instante en vulnerar el valor sagrado de su amistad.
Pero también existieron relaciones encontradas entre algunos escritores, como es el caso de Cervantes con Lope de Vega, pues de una conocida amistad entre ambos, pasaron a una declarada enemistad. Iniciada según algunos, por el primero, para resaltar su genialidad literaria. Cualidad que Lope también ostentaba a comienzos del siglo XVII.

Algo similar fue la amistad entre Ernest Hemingway y Scott Fitzgerald, pues,  el primero siempre envidió la fama y fortuna de Fitzgerald, y a pesar de tener una buena relación en principio, pues, Scott siempre apoyó la incipiente carrera literaria de Ernest; la relación se fue trasformando en admiración y odio de parte de Hemingway, a tal punto  que le dedicó tres capítulos algo desafortunados en “Paris era una Fiesta”.
Pero también hubo amistades inquebrantables como la de Henry James y Stevenson, o la de Borges con Adolfo Bioy Casares, y en especial con Manuel Peyrou.

Así, la amistad siempre será una virtud, que tendrá que ir de la mano con el amor, y aunque en algunos casos tenga ciertas aristas superficiales; igual merece respetarse por el simple hecho de cultivarla a pesar de existir inusitados conflictos y encontradas pasiones.

CARTA A UN AMIGO
Autor: Jorge Luis Borges

No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarlas junto a ti.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites, estaré allí.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tu triunfo y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo impedir que te alejes de mí.
Pero si puedo desearte lo mejor y esperar a que vuelvas.
No puedo trazarte límites dentro de los cuales debas actuar, pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parte el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.

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