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Piura, lo piurano y la piuranidad

Lee la columna de Edwin A. Vegas Gallo

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Por Edwin A. Vegas Gallo

“PIURA, LO PIURANO Y LA PIURANIDAD. IDENTIDAD Y COMPROMISO CON LA TIERRA DE GRAU”

Tratar de entender, que es Piura para mí, sin exagerar es como si tratara de desentrañar un misterio. Y eso es, precisamente un MISTERIO, LA PIURANIDAD, que nos embarga a los nacidos en esta santa tierra, en cada una de las 8 Provincias y 65 distritos que políticamente conforman, la Región Piura, con su borde costero marino, su zona y meseta andina, además del dominio amazónico legal.

Ello me trae a colación el discurso de Investidura de Doctor Honoris Causa de nuestro nobel Mario Vargas Llosa, en la Universidad Nacional de Piura, en la cual tuve el honor de ser su rector (2000-2005), allá por 2002; cuando señaló (por cierto este antecedente académico se mencionó en la lectura de su Hoja de Vida, en la Ceremonia de Premiación en Estocolmo, Suecia), al referirse a los 18 meses que vivió en la ciudad de Piura y que lo marcó para siempre, «las relaciones que tienen las personas con las ciudades son tan misteriosas como las que tienen con otras personas, hay ciudades que nos caen simpáticas y hay ciudades que nos caen antipáticas, hay ciudades que pasan en nuestra vida sin dejar casi una huella en la memoria y hay otras en cambio que se graban profundamente y se quedan para siempre allí, ciudades cuyos recuerdos luego se incorporan y pasan a formar parte como un ingrediente esencial en nuestras vidas». Así son las ciudades de Piura para el Nobel, ciudades simpáticas y agradables. Y así son las ciudades piuranas para todos aquellos que las descubren.

Cuando tuve el honor de acompañar al Nobel y compartir su periplo por Sullana, Paita y Chulucanas, aquél quedó gratamente encantado con la gastronomía, la cerámica y la belleza paisajística de sus escenarios (que no han gestionado sus autoridades para locaciones de películas). Este pensamiento vargasllosiano, es lo mismo que les sucede a las personas nativas o no, que visitan la Región Piura y que particularmente me sucede y conmueve. Confieso que he estado en ciudades de cinco de los seis continentes del Planeta, muchas con historia y cultura antigua, con esplendor y magnificencia, sin embargo, no despiertan en mí, el gusanillo que me envuelve cuando retorno a las ciudades de Piura. Parafraseando vivencialmente a López Albújar, necesito volver a Piura para oler su yucún, necesita mi cuerpo bañarse con su arena y como el gigante mitológico recuperar mis fuerzas al pisarla. Así son las ciudades de Piura envueltas en un misterio cósmico.

Piura para mí, es una cuestión de Credo de fe en el Cautivo de Ayabaca, el Señor de Chocán de Querecotillo, la Virgen Mechita de Paita, la Auxiliadora y la del Perpetuo Socorro.

PIURA REGIÓN MILENARIA

Los primeros rastros del poblamiento humano de la actual Región Piura según Uhle, Tello o Puig; datan en Talara, hace 9 mil años atrás ¿?, hallazgo circunscrito a la zona ubicada entre el río Chira y Punta Rico en la quebrada de Máncora. La Región Piura ambientalmente es heterogénea, con ecosisistemas costeros, andinos y amazónicos, que han permitido que la vida humana se haya desarrollado en un espacio geográfico con clima variable y oscilante, entre sequías e inundaciones, influenciado por los Andes y dominado por dunas y médanos del desierto de Sechura, que con las lluvias de El Niño, reverdecen y recobran vida con el piuranísimo símbolo del algarrobo, «verdes mis algarrobos verdes, verdes como la fe de la esperanza». En esos 9 mil años atrás el ¿H.sapiens talarensis?, siguió caminando y caminando, dejando sus huellas en los Chusis, Tallanes, Vicus, Capullanas, Huancapampas y Guayacundos (con tres curacazgos proto-jívaro-amazónico). Esta heterogeneidad ambiental costera-andina-amazónica, hizo que las razas, las costumbres, la lengua y la dieta alimenticia de los diversos grupos señalados anteriormente, se vieran influenciados por el clima, con la consecuente transformación de la diversidad cultural regional. Nueve mil años después del ¿H.sapiens talarensis?, la franja costera se desertificó y las comunidades de bosques tropicales por sucesión ecológica se convirtieron en bosques secos de algarrobo y arena, que es donde se ubicaron los asentamientos humanos prehispánicos y que incluso llega a nuestros días con ciudades intermedias poco desarrolladas como  las ciudades de Piura, Sullana, Talara y Paita, dejando a los territorios andinos y andino-amazónico a espalda de la realidad socio política, situación que en la actualidad persiste. Humboldt, hace poco más de 200 años, cuando visitó Ayabaca señaló «Ayabaca está hecha, por otro lado, para dar una idea ventajosa del Perú. Se ve allí todos los oficios, el doble de habitantes que Loja, Ecuador, señoras bien puestas…». Hoy Ayabaca junto a Huancabamba, están dentro de las provincias de extrema pobreza del país y Loja dentro de las más prósperas del país del Norte.

La miopía de los sucesivos gobernantes no permite que la riqueza ambiental, la estabilidad ecológica de nuestro territorio, no sea manejada racionalmente con política de ordenamiento territorial y con políticas públicas de gestión de su biodiversidad terrestre, marina y cultural mediante enfoque integrado, lo que genera indicador de desarrollo humano pobre, a pesar de la riqueza biológica y geológica de la Región.

Hoy que se habla con cierto sarcasmo de Piura y de los piuranos, parafraseando el verso del tondero piurano, danza de creación oriunda de la Provincia de Morropón, recuerdo «si alguien habla mal de Piura le rompería hasta la sien»; allí nos incluimos; o como el verso de ese otro hermoso tondero, La Perla del Chira, «aunque lejos yo me encuentre no te olvidaré Sullana…he de volver a mi tierra en busca de mi gallada recordando viejos tiempos para seguir la jarana».

Finalmente termino señalando que la querida y amada Piura, está muy por encima de unos cuantos desadaptados o de un mal gobernante. Tengamos confianza que la Región Piura, cual Ave Fénix, resucitará y recuperará el esplendor de su cultura, forjada hace más de nueve mil años.

QUE ES LO PIURANO, FACTORES QUE TIPIFICAN A LOS PIURANOS HISTORIA TRADICIONES

DIVERSIDAD CULTURAL

Costumbres piuranas

Desde hace 40 años la Organización Mundial del Turismo, consagró el 27 de setiembre, como el Día Mundial del Turismo, DMT. En el año de pandemia (2021), el lema y tema elegido es “Turismo y desarrollo rural”, por la importancia del turismo para la promoción del patrimonio cultural y natural en todo el mundo; evitando la degradación ambiental y la pérdida de la identidad local.

A propósito de este DMT, la Región Piura ha sido favorecida con paisajes naturales, que van desde el borde costero, entre el mar frío y el mar tropical hasta la montaña amazónica, cruzando los andes. En este espacio geográfico, hay usos, costumbres y tradiciones ancestrales que rescatar y ponerlas al servicio del desarrollo turístico rural, con criterio de sostenibilidad, en perspectiva ética y social.

Una costumbre ancestral es la relacionada con el chucaque, que afecta a las personas con “malestar, angustia o bochorno provocados por situación embarazosa”. Es un vocablo quechua que significa “susto o vergüenza que genera dolores de cabeza”. Para aliviar el chucaque fuerte se llama a un rezador o curandero para que con rezos, masajes y la pasada del huevo, consigan el alivio.

Otra técnica considerada en la medicina ancestral, para la cura del chucaque, consiste en enrollar una pequeña porción de cabello y tirar fuerte de el.

 La cultura medicinal y mítica de la Región Piura costera, andina y amazónica; es el resultado de la interacción entre los tallanes e incas, con dominación de éstos. Aquellos, profesaban poco aprecio a los incas y estos un gran desprecio a ellos. En la Región andina piurana, el saber ancestral, es producto de los guayacundos de Caxas y Ayabaca y los huancapampas, que mantuvieron hasta la conquista inca, su sistema productivo agrosilvopastoril, con el uso de hierbas medicinales para el curanderismo.

 Esta fortaleza de las raíces culturales profundas, de nuestros antepasados, matizadas con la influencia hispánica del misticismo, se están perdiendo en el tiempo y es tarea mantenerlas y conservarlas.

Otra afección es el llamado “el mal del ojo”, causado por la mirada de algunas personas que tienen “ojo fuerte”, afectando a lactantes e infantes. Para aliviar esta dolencia se llama al “santiguador” o “santiguadora”, quienes rezando frotaban un huevo fresco de gallina negra de corral alimentada naturalmente y lo pasan por todo el cuerpo, en forma de cruz y para para sacar las lagañas y mejorar la visión, colocan en los ojos pañitos de tela de gasa, embebida en agua de manzanilla fresca. Otro uso es colocar en la muñeca “una cinta roja”, para que “no nos ojeen”.

LA “PICANTERÍA” PIURANA Y LA CONSERVACIÓN

Parafraseando un refrán, usado desde la época de Cervantes, en España; diremos “del mar piurano el mero, de la tierra piurana el cabrito de leche”. Esta frase resume a los dos ases muy usados en la vieja picantería piurana. Sin duda, degustar el mero, por sobre la caballa, el pez más “humilde del mar piurano”; es un lujo gastronómico. Por cierto, la “caballa sechurana”, casi está extinguida, como ya se extinguió la sardina de nuestras noches de bohemia. Hasta hace poco se importaba caballa china, la cual tuvo problemas de larvas detectadas en lotes congelados. Que no quepa la menor duda, la gastronomía piurana terrestre y marina, nos presenta un plato diferente para cada ocasión; pero no se ha potenciado a la misma. Lo peculiar, que recuerdo de la vieja picantería sullanera, de la década del ’70 del pasado siglo, era la irreverencia de sus nombres tales como la “sin calzón”, la “panza rota”, la “burra amarrada”, la “caprichosa”, el “cholo Jesús”. Se caracterizaban por presentar a los meros colgados de garfios y que fácilmente medían 1,50 metros. En el “cholo Jesús”, el mero se preparaba en forma de sudado o pasado por agua caliente y se servía en lapas grandes, que son calabazas recortadas. Se asentaba con chicha de jora o clarito, servido en “poto” o en un “chirihuaco”. No se usaba el vaso de vidrio. Otra historia, es el copús (vasija de arcilla enterrada y cocinada en la tierra como la pachamanca), preparado con cabezas de “cabrito de leche”, que se podía comer con las manos y hasta “chuparse los dedos”. Traemos a colación estos recuerdos gastronómicos porque hoy la pesca artesanal piurana, en especial la del mero, está en problemas de manejo por falta de ordenamiento pesquero, ya que aquella no está dentro de las prioridades políticas y porqué ellas están dirigida a la industria de la pesquería de la anchoveta y merluza. Otra causa del declive de la pesca artesanal, es que los pescadores artesanales han aumentado el esfuerzo pesquero. Se calcula que a la fecha hay cerca de veinte mil embarcaciones artesanales, lo cual es “un incremento explosivo”, que lleva a la sobrepesca de los recursos costeros. Otro problema es la faena ilegal que se hace a menos de una milla de la costa, que ahonda la depredación. Ni que decir de los derrames accidentales de la explotación petrolera en el litoral piurano que deja al borde de la extinción a los recursos tradicionales como el mero (hoy reducido a 30 centímetros de tamaño de captura), el peje blanco, que están severamente afectados y que son la base de la gastronomía regional y nacional, a la usanza de la vieja picantería piurana. Se hace necesario un ordenamiento específico de estas pesquerías costeras, para la conservación y uso de la pesquería artesanal. De lo contrario el mero en su garfio de hace 50 años quedará en la anécdota, en el recuerdo gastronómico y en la foto.

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