Por Edwin A. Vegas Gallo
Cabo Blanco es una célebre caleta de pescadores en Talara, Piura; favorecida
oceanográficamente por el encuentro de la corriente fría sureña y la ecuatorial norteña, que le
brinda riqueza biológica, sobretodo de los peces grandes nadadores como el merlín negro, el
pez espada y el atún ojo grande; además de peces de roca como meros, cabrillas, doncellas y
pejes blanco. No existe ni existirá otra zona en el mundo como Cabo Blanco, verdadero paraíso
para la pesca.
En su momento (1950-1960) fue considerada la capital mundial de la pesca deportiva y era
visitada por celebridades como el laureado Nobel Ernest Hemingway y que le sirvió para
inspirarse en su novela El viejo y el mar. Otros famosos fueron James Stewart, a quien conocí
(1989) en la Antártida y le recordé su paso por Cabo Blanco; además de Cantinflas, John
Wayne (El Álamo; casado con la paiteña Pilar Pallete Alvarado), entre otros.
Lamentablemente como ocurre con la naturaleza, no sólo nos da oportunidades, que si no las
aprovechamos debidamente y las descuidamos, pronto nos pasa la factura.
Hoy Cabo Blanco, a pesar que en mayo 2022 se le entregó un Desembarcadero Pesquero
Artesanal, DPA, con una inversión de 39 millones de soles para beneficiar a 2000 personas
entre pescadores y sus familiares; ellos, languidecen económicamente desde años atrás, por el
posible impacto en su pesca artesanal, de los derrames accidentales de hidrocarburos,
producidos por la empresa petrolera SAVIA y que requieren control, supervisión y fiscalización de los organismos reguladores pertinentes y de la propia Capitanía del Puerto de Talara; así como responsabilidad social y sostenibilidad empresarial.
La pesca deportiva de altura de los peces grandes nadadores, ha migrado al norte a un nuevo
hábitat, el banco de Máncora (comunicación personal de Juan Francisco Helguero e inclusive
del 9 al 10 de marzo próximo habrá un festival internacional de pesca deportiva con 18
embarcaciones).
Hoy (24 febrero de 2023) un pescador artesanal con 10 horas promedio de faena de pesca, ha
capturado 9 kilos de peje blanco y doncella; que en playa el comprador le da 55 soles.
Deducidos los gastos: 20 soles de petróleo, 20 al tripulante acompañante (la mitad de la RMV),
le queda al propietario de la embarcación 15 soles/día.
La empresa se retirará de la explotación con contrato vencido, en noviembre próximo, pero de
seguro buscará un nuevo plan de negocio, para seguir operando estos lotes petroleros
marinos.
Hay que señalar que actualmente estos pozos producen 8 mil barriles, la tercera parte de lo
que la Belco, primigenia empresa americana producía promediando la mitad del siglo pasado.
En comprobación in situ (23-02-2023), hemos observado que en la plataforma PN 10, enfrente
del DPA y fruto del fuerte oleaje de la pasada semana, las tuberías han quedado expuestas,
con los buzos de la empresa retirando las tuberías, sin supervisión de los organismos
ambientales, ni de la Capitanía de Puerto y no tomando las precauciones adecuadas, para
minimizar el derrame del hidrocarburo; tanto así que por comunicación personal, hace dos
semanas de esa plataforma abandonada y en peligro de caer se llenaron cuatro cisternas
grandes de crudo de petróleo. Así en nuestra investigación científica con vuelo de dron, hemos
observado “manchas oleosas” en el área marina de la caleta.
El otrora Cabo Blanco, meca mundial del turismo de aventura, debe reverdecer con un buen
plan de manejo costero, en la idea que todas las actividades económicas productivas y los
grupos de interés ganen y confluyan, sin que se generen competencias ni exclusiones entre
ellas y no con el sólo beneficio económico de una actividad, en este caso la petrolera.