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PERUANO ESCUCHA Y ÚNETE A LA LUCHA

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Peruano, estos cuatreros –dizque “presidentes”—se levantaron al país en peso, robaron y roban a manos llenas sin que nadie les diga nada, mientras tú te rompes el lomo y el estado te chupa la sangre con los impuestos hasta por un caramelo o un pasaje de combi. “Democracia” le llaman a este orden chueco donde el poder político ha entronizado a delincuentes de saco y corbata. “País” le llaman a un corral de chanchos donde la independencia lo firmaron unos cuantos criollos vivarachos, hijos de españoles que se alucinaban patrioteros, para asegurar a sus hijos y demás nefasta descendencia.

Por eso, aquí no se salva ni don José de San Martín quien quería alquilar a un príncipe europeo, de la orden borbónica, para que nos agarrara a latigazos, ni el mariscal Gamarra, Salaverry o Rufino Echenique, Balta y todos los que se atragantaron con el guano de las islas llevándonos a la ruina total y a un endeudamiento que ni siquiera podemos pagar hasta el día de hoy porque dizque hay que cumplir plazos y porque el FMI y el Banco Mundial saben que es mejor tenernos con la soga en el cogote.

Ni los “presidentes”, asesinos, ladrones, abigeos, expoliadores, traficantes de tierras  y lobbystas que vinieron después  y, cuyos nombres lavados en lejía, nos obligan a leer y estudiar en los colegios.

Y no solo son ellos, estos cuatreros miserables, son también sus familias, sus clanes, sus partidos, sus capataces, su telaraña que han tejido putrefactando hasta el tuétano de este paisito donde Voltaire, en “Cándido”, imagino que todas las piedras eran de oro, donde alguna vez un narco llamado “Mosca Loca” quiso pagar la deuda externa y donde un bandolero de apellido Escobar–según cuenta Ricardo Palma—gobernó con más firmeza y con honor y solo se fue cuando los criollos y militares cobardes le dieron unas cuantas bolsas de oro para que se fuera a otro lado con su banda de ladrones de pistolas y pañuelos en cuello. Y donde, claro, gracias a nuestra prensa chatarra y televisión de desagüe, una “vedette” puede hacerse congresista poniéndose un número en el poto.

Por eso, ahora, siguiendo el ejemplo de la Mariscala, esposa del dictador Agustín Gamarra, que a balazos se fue a asilar a Chile, Eliane Karp ha salido a amenazar a nuestro “presidente de lujo”,  mientras Nadine Heredia sigue borrando con el codo sus agendas que alcanzan incluso a una supuesta “lideresa” de izquierda que dice que no vio, no escuchó y no sabe nada, ahora, pues, es el momento de coger al toro de la corrupción por las astas y tomar las calles donde están millones de peruanos sin zapatos, con los dientes chuecos, sin agua, sin luz, con friaje o con derrumbes, huaycos y lodo hasta las orejas, porque hay que decidir entre seguir mirando a un costado o enfrentar el destino y el llamado de la historia que, por cierto, solo la escriben los valientes y los que ya no tienen nada que perder y porque aquí ya no se trata de izquierdas vendidas al mejor postor o derechas angurrientas, sirvientes de la plutocracia y la reacción: ahora se trata de nosotros.

Peruano, abre los ojos, escucha y únete a la lucha.

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