Señor dibujante, “Carlín” Tovar, debido al uso de un meme para uno de mis post en Facebook, me he visto enfrascado en una discusión bizantina con usted. Primero, porque yo no hice el meme que está basado en uno de sus dibujos, ni le quité los créditos ni mucho menos he usufructuado crematísticamente sus dibujos. Y por mi “atrevimiento” o mi desliz de usar el meme en cuestión me he visto obligado (por usted) a retirarlo y a pedir disculpas públicas.
Dejando en claro que ese dibujo de su propiedad está basado en una foto y que al parecer es anónimo o no se hace constar sus créditos respectivos. Hasta ahí todo claro.
Lo segundo, es que yo tengo todo el derecho a indignarme o, por lo menos, no estar de acuerdo, porque el fondo de la discusión es un sentido de la propiedad tan viejo como el hombre mismo y que ha sido la base, como usted bien sabe, del capital y del capitalismo. Y me sorprende sobremanera porque usted se reclama marxista o neomarxista e incluso promueve una reducción de la jornada laboral entre otras propuestas que podríamos calificar de “vanguardistas”.
Lo otro, es que, habiendo zanjado el tema, usted crea que yo no debo seguir opinando sobre un meme basado en su dibujo, basado en una foto, basado en la realidad. Y, claro, que puedo porque en todo este entuerto hay un asunto político. Y usted cree que esa intervención fue hecha por los fujimoristas, pero yo mismo le hice saber que la gente de izquierda no caviar o no funcional al sistema es la que entiende que hay una izquierda que se aprovecha del pueblo y vive bien a costa de mentir y engatusar al pueblo. Aunque usted quiera insistir que solo los fujimoristas viven bien y en casas con piscina.
Eso aparte de la aristocracia y los emergentes en la últimos políticos peruanos. (Me gustaría saber dónde vive la miraflorina Marisa Glave o en qué cerro vive Manuel Dammert o en qué asentamiento humano vive Indira Huilca, etc.).
En cuanto a los insultos y/o agravios, que, según usted, se vierten solo en mi espacio (y conste que aquí nadie habla de “dibujitos cojudos”, como apunta A. Mariátegui), solo basta con leer en su propio muro cómo me califican de “irrespetuoso”, “ignorante”, “esperpento”, y hasta de “delincuente”, etc. Y, seguro, es algo que ni usted ni yo podemos controlar, es el pueblo, son los amigos y conocidos los que se expresan así y tienen todo el derecho de hacerlo (y de equivocarse) porque todavía no vivimos en una sociedad autocrática donde se nos haya prohibido bostezar o hacer una crítica sin miedo a que nos metan presos o aparezca un catón para borrar o acabar con la libertad de expresión. Quizás la mejor educación sea dejarlos en libertad para que ellos solos, con una mayor información, puedan enmendar cualquier error.
Sin más, le expreso mi saludo.
PD: Ah, por cierto, como usted dice, también publico esto como una curiosidad. Y para los que creen que me cuelgo de su fama, diré que solo me cuelgo del pasamanos cuando viajo en combi.