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EL PEOR DEBATE DE PPK

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PPK. Foto: Semana económica.

¿Dónde quedó anoche el PPK fresco y natural del huevisaludo, el  del grito ofuscado del NO, NO, NO? Se quedó en el 2011. Lo de ayer solo era un lobista  con el carisma de un agente del FMI que cobra la deuda externa. Una pena la oportunidad perdida por PPK anoche, mejor hubiera sido que no hubiera ido.

Un PPK aburrido, estático, tenso con un cuello  que parecía temer, nunca se movía, frío, distante,  tecnocrático, demasiado serio y nada sonriente. Como un ciborg del FMI, así fue su participación. Solo ver  dos minutos de debate y daba ganas de cambiar de canal. Y eso que yo soy de derecha. Mejor lo hubiera hecho Vero o Barnechea.

Esta campaña de segunda vuelta de por sí ha sido tela. Apenas el escándalo de Ramírez  y la DEA y la movida final del audio de Chlimper (una movida sospechosa que demuestra que la gente de Keiko cuando menos ha visto una temporada de House of Cards) dieron algo de carne a unas elecciones nada estimulantes. Seguramente con Vero o Barnechea tuviésemos  más pelea, pero en definitiva PPK  es queramos o no el candidato de la democracia que salió de la primera vuelta y aunque lo intentó (viajó a Puno y se paseó por el país en las últimas semanas demostrando que el físico le daba) ha llegado a la última lid en el peor estado posible.

Intelectualmente nulo, repitiendo los mismos predecibles ataques contra el Fujiorismo que Keiko ya se sabe de memoria y que supo evadir  con esa sonrisa cínica de quien se sabe ya victorioso. Lo único candente fue cuando se hacían pullas respecto a su edad. Poco  agradable y nada aporto al debate.

Su tono de voz cual operador de atención al cliente y esos constantes silencios como si le costara ordenar sus ideas o pensase mucho que decir. No trasmitió nunca calor, un pedazo de hielo era más caliente que él, a ratos caía pesado lo que me hacía recordar a Barnechea en el final  de su campaña, y Keiko no dejaba de lanzar sus ataques, manejando tres tonos distintos de voz  lo cual la hizo más ágil y soportable.

La  monotonía de PPK anuló todas sus propuestas por mas buenas que fueran, y más sensatas. Keiko solo ofrecía medidas draconianas contra la delincuencia como cárceles sobre los 4 mil metros, nuevos Yanamayos para delincuentes reincidentes. Para Keiko fue fácil ser demagógica, populista, la mentira está en su sangre. PPK cometió el error vargallosiano de 1990 de querer decir la verdad, de aferrarse a propuestas cumplibles. Porque un estadista solo  promete aquello  que puede prometer, lamentablemente no somos un país de estadistas, porque nunca lo tuvimos.

PPK fue una lástima, no daba pelea, se quedó en su lado del ring repitiendo el mismo discurso, y aunque su speech era realista, ceñido a lo que  sí se puede hacer en el Perú, no supo ser emotivo, no supo transmitir seguridad, de manera que si aún buscaba arrancar algún bolsón de votos entre los sectores D y E los perdió totalmente, en cuanto al sector C, crucial para esta segunda vuelta, poco debió de convencerles. ¿Dónde quedó el gringo simpaticón que nos  arrancaba sonrisas con sus ocurrencias? Una cara de luto, eso es lo que me saco. Cuando lo veía debatir en casa de Angi me sentía como si viera de nuevo a la selección peruana de fútbol jugar las eliminatorias, frustrado, golpeado y entristecido. Como ese crucial partido de 1998 en Chile en que nos ganaron, una derrota de esas que te duelen en los huevos. Eso fue anoche PPK para los demócratas de derecha y centro, nuestra selección de fútbol una vez más perdiendo.

Aún nos queda  la  marcha de mañana. Esperemos que no sea una marcha de despedida de  la democracia. Como en Juego de Tronos, esta larga primavera (de la democracia) parece dar  paso a un invierno autoritario que Dios sepa cuánto durara. PORQUE PODEMOS SABER CUANDO UN FUJIMORI ENTRA  A PALACIO PERO NADIE PUEDE DECIR  CUANDO  SALE.

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