Opinión

«Pendejos y achorados»

Lee la columna de Tino Santander

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Por Tino Santander Joo

La inmensa mayoría de peruanos somos pendejos y achorados. La pendejada nació en el virreinato con el pacto implícito entre curacas y encomenderos para robarle al rey el impuesto del quinto real. Los curacas querían mantener sus privilegios como miembros de la nobleza inca y hacerse ricos para reconstituir los viejos reinos y señoríos preincas y los encomenderos buscaban títulos nobiliarios y riqueza fácil. El achoramiento es un mecanismo de defensa que nació en los sectores populares como compensación a la marginación racial, social, y económica. Este comportamiento agresivo se ha extendido a todos los sectores sociales.

La pendejada se transformó en una forma de vida de la inmensa mayoría. Sacar ventaja pícaramente en cualquier circunstancia de la cotidianidad es un valor que los peruanos lucimos con orgullo, “si no eres pendejo estas en nada”. Me dijo un estudiante sanmarquino en la facultad de Ciencias Sociales.

La pendejada y el achoramiento son “valores” que gobiernan la vida de los peruanos. Es muy difícil conseguir algo en el Perú, sino eres pendejo y achorado; por ejemplo, todos saben que el poder judicial, el congreso, y cualquier institución estatal la corrupción esta generalizada, sin embargo, convivimos y la aceptamos con indiferencia. Una señora en los pasillos del poder judicial me dijo: “todos son pendejos; he tenido que pagar una coima para que el banco no me quite mi casa.

En las empresas privadas de servicios públicos, en los bancos, en las compañías mineras, en las organizaciones sociales populares, en algunas comunidades campesinas la forma de relacionarse con el Estado o entre ellas es a través de la pendejada y el achoramiento. “Colque” (dinero en quechua) es lo que importa; “minimizar costos” dicen los empresarios.  Mi amigo Chen, dueño de uno de los chifas más sabrosos de Lima, me dijo: “si no eres pendejo y achorado te roban todo el arroz en la cocina”.

¡Hacer lo correcto! ¿Qué es hacer lo correcto? Gritaba el gerente de una minera cuando le explicaba las razones del conflicto. “No jodas Tino, estos cholos de mierda nos extorsionan para que les paguemos más”. Los comuneros me decían: “compañero, la mina tiene que dejar algo para los dirigentes antes y después del acuerdo”. Descubrí que la vieja alianza de encomenderos y curacas para enriquecerse está vigente entre los gerentes de las empresas y dirigentes comunales que se ponen de acuerdo para que las demandas siempre dejen algo a sus protagonistas.

Es heroico sobrevivir en un medio informal, degradado, sin servicios públicos eficientes, con una clase política corrompida, con gremios sociales y empresariales que representan intereses tribales, con la percepción de que todo es corrupto y que no podemos confiar en nadie.  Los peruanos somos pendejos y achorados, entonces, los políticos y los aspirantes al poder son igual que nosotros; por eso, los odiamos tanto. Parece un círculo vicioso del que nunca podremos salir.

A pesar de todo, la inmensa mayoría quiere una revolución que transforme el Perú en libertad; eso no significa que de la noche a la mañana tendremos el paraíso terrenal; esa será una tarea de los jóvenes y de todos los que tengamos el coraje de acabar con los valores y vicios que agobian nuestras vidas. 

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