Opinión

Pedro Vilcapaza el ‘Puma indomable’

Uno de los personajes de nuestra historia que jugó un papel preponderante en la independencia.

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La rebelión de Tupac Amaru II estalló el 4 de noviembre de 1780 y la historia la sitúa como la primera gran revolución en el virreynato del Perú. Sin embargo, tras la encarnizada guerra entre el caudillo indígena y las tropas de Areche, el curaca de Tinta fue traicionado, apresado y ejecutado el 18 de mayo de 1781.

Un amigo cercano que se convirtió en su lugarteniente, el mestizo Pedro Vilcapaza Alarcón, (1740) conocido como el ‘Puma Indomable’, continuó con la lucha antirrealista y contra la abusiva imposición borbónica que estaba signada por el abuso de los corregidores españoles y el elevado cobro de tributos indígenas.

Este descendiente de caciques de Azángaro nunca desfalleció en su misión de luchar para reivindicar la dignidad de los quechuas aymaras.

El 14 de mayo de 1781 en la batalla de Condorcuyo hubo una victoria parcial para los patriotas; sin embargo, los realistas provocaron la deserción de los rebeldes vilcapacinos ofreciéndoles el indulto y finalmente vencieron a Vilcapaza.

A fines de 1781 Vilcapaza se levantó nuevamente en Azángaro y tras sucesivas acciones contra el ejército realista, fue derrotado en la batalla del cerro Kinsa Sulk’a en Nequeneque. Lo traicionaron los dominicos de Putina y su sobrino Julián Vilcapaza, quien habría indicado el paradero de su tío.

Vilcapaza, tras ser recluido como prisionero, sufrió feroces torturas; sin embargo, no desfallecía y respondía con lisura mientras escupía a la cara de sus captores.

En vista de la entereza que mostraba, los españoles ofrecieron liberarlo si confesaba el destino de los tesoros que este incautó durante las batallas y él respondió:

“Vuestra cobardía me da asco. Sé que si no declaro me van a matar, pero si declaro también voy a correr la misma suerte. No hablaré. Miserables y Cobardes ¡mátenme de una vez!”.

Pedro Vilcapaza fue ejecutado un día como hoy hace 242 años, en la plaza de Azángaro el 8 de abril de 1782; y en vista que no pudieron desmembrarlo —como Túpac Amaru— con la fuerza de 8 caballos atados a sus extremidades que tiraron en direcciones opuestas, el Mariscal José del Valle Torre tuvo que ordenar que sea degollado a cuchillo, enfrente de una multitud horrorizada.

Sin embargo, minutos antes de morir exclamó: ¡Por este Sol, aprended a morir como yo!

(Columna publicada en Diario UNO)

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