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Pedro Ponce “Vender libros es un buen negocio”

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Pedro Ponce.

Para muchos el negocio de los libros no es rentable, para Pedro Ponce sí lo es. Comenzó hace treinta años comprando y vendiendo discos en la avenida La Colmena, en el Centro Histórico de Lima, ahora dirige la librería “Rocinante”, una de las librerías independientes más importantes de Lima.

 “Rocinante” se hallaba en el Boulevard de La Cultura, en Quilca, espacio que está ad portas de ser desalojado pues el terreno pertenece al Arzobispado Peruano, que ha solicitado el área para la construcción de una Galería. Ahora “Rocinante” se encuentra en la calle Rufino Torrico 899 (ex librería Magda Portal del Fondo de Cultura Económica) en un espacio mucho más amplio y con una oferta impresionante de títulos. El incansable y ya legendario Pedro Ponce nos habla además del “Centro Cultural Oquendo de Amat”, su nuevo proyecto en el corazón de Lima, y del lamentable cierre del Boulevard de Quilca.

Hace poco has abierto un nuevo espacio, se podría decir que estas en expansión.

Expansión, crecimiento o locura. Hace poco estamos nuevamente en Lima, luego de un periplo por Europa. Ahora tenemos un nuevo espacio en Rufino Torrico.

¿Es una locura vender libros en Lima?

Vender libros sí es un buen negocio, la prueba de esto son los grandes distribuidores, que incluso están metiendo sus libros a supermercados como Tottus. El problema no es qué vas a vender, sino cómo lo haces. Estas grandes empresas están trayendo libros a precios bien baratos y a veces  no se traduce eso en el precio final. La diferencia es que entre los pocos libreros que existimos, estamos tratando de darle una imagen distinta al oficio, dejando un poco de lado la autoayuda, libros de consumo  masivo, estamos ofertando una especialización o una nueva visión de la lectura.

¿Le han puesto la cruz a los libros de autoayuda?

Yo nunca digo de esta agua no he de beber, pero  no creo que termine vendiendo autoayuda, o a lo mejor sí, depende de lo que pueda sustentar el crecimiento de la empresa.

Tú dices que vender libros es un gran negocio  ¿entonces, es un mito eso de que en el Perú no se lee?

Siempre se leyó. Yo recuerdo mucho cuando ingresé a San Marcos, no había internet, teléfonos celulares, y en San Marcos había tres teléfonos públicos, y casi nadie tenía teléfono en casa. Por esa época lo libros no se importaban mucho, era poquísimo lo que se importaba. Eran tres o cuatro importadoras por esa época; había una que traía libros soviéticos, y justo en el año 1980 quebraron.  Esa época también estaba Juan Mejía Baca, el librero importador más prestigioso. Ahora hay como diez importadoras grandes que mueven mucho dinero, tú lo ves en la Feria del Libro de Lima.

Tienes ya casi treinta años en el negocio de los libros, cuéntame ¿cómo fueron tus inicios?

Los treinta años no han sido completos, siempre hemos estados dando bandazos, yo comencé con mucha gente en La Colmena, comprando y vendiendo discos. Recuerdo muy bien que en esa época no se importaba libros. En esa época como no había internet, no se podía descargar música como ahora, si tú querías tener la colección completa de Los Beatles, tenías que canjearlo con otro coleccionista,  entonces apareció la posibilidad de vender en la primera cuadra del jirón Quilca, que entonces estaba empedrada;  comenzamos a trabajar ahí y pusimos nuestros discos, nuestros casetes y nuestra biblioteca completa.

¿Tu biblioteca personal?

Claro, yo recuerdo mucho que un amigo me donó sus trescientos libros porque ya se iba de viaje; en esa época se conseguían cosas maravillosas. En el año dos mil me tuve que ir por una cuestión de trabajo a España y me quedé cerca de siete años. Cuando regresé vi cómo era la situación y vi que definitivamente había oportunidades de desarrollarse. Hay un montón de editoriales que acá no tenían representación, que felizmente ya están teniéndola, y había un rango de posibilidad de venta que es interesante, con editoriales argentinas y mexicanas.

Mucha gente dice que los libros peruanos son muy caros y los importados son baratos.

Lo que pasa que los importados lo cogen a precio bajísimo, sobre todo porque esperan que pase de “moda”; al libro español, una vez que ha pasado una época, le bajan el precio, lo liquidan, porque para ellos es mucho más barato liquidar un título que guardarlo para el próximo año. Depende mucho de la habilidad de los importadores que lo traen a un buen precio.  Ahora, el libro peruano tiene limitaciones con respecto al papel, el precio del papel, y limitaciones también con el tema de distribución. Lo que pasa con los autores peruanos también es que las librerías tienen una cantidad grande de libros y te pagan cada seis meses y eso es complicado.

Si es que te pagan…

Así es, y encima te hacen un lío.

Muchos autores tienen problemas con los editores porque creen que no les quieren pagar, pero en realidad el problema de todo esto son las librerías que muchas veces no pagan.

Claro, el precio final es el problema, otro problema es también, quién te vende libros peruanos. Saca tu cuenta, son tres o cuatro librerías que venden libros peruanos, es como pedirles un favor para que vendan libros peruanos. Para ellos es mucho más fácil vender trescientos ejemplares de John Green y van  a vender un ejemplar de Marco Martos.

¿Cuál es tu mirada sobre este fenómeno de las editoriales independientes?

Cuando llegué acá no conocía muchas editoriales independientes, creo que desde el 2005 o el 2006 comenzaron a aparecer, y todas con mucho prestigio y mucho trabajo. En el camino he visto cómo muchas editoriales se han dedicado a promocionar autores desconocidos, de calidad y de no de tanta. Otras editoriales son un poquito más principistas y publican solamente poesía, y no sé cómo hacen, porque vivir de vender libros de poesía es imposible.

¿Se vende libros de poesía?

Sí, lo jóvenes buscan cosas, los muchachos de entre 20 y 40 se están dedicando a comprar libros de poesía, pero primeras ediciones a precio de colección. Y lo bueno o lo malo de las editoriales peruanas es que en los últimos cincuenta años han tirado como máximo quinientos ejemplares.

Cuántas de estas primeras ediciones han llegado a tu mano.

Casi todas, algunas cosas de Sologuren, Vallejo, Westphalen y Carlos Oquendo de Amat.

Háblame de la revista Cosmópolis que llegó a tus manos.

Cosmópolis es una revista que salió en el año 1927, incluso dos años antes que Amauta, y ahí se publicó un poema de Carlos Oquendo de Amat que se llama El hombre que no tenía espalda,  un poema que se había convertido en una leyenda urbana, todo el mundo hablaba de ese poema pero nadie lo había leído, incluso figura publicado como cuento.

Cuéntame del Centro Cultural Carlos Oquendo de Amat.

El Centro Cultural es una forma de engancharnos con la gente que nos lee y nos compra, diferenciarnos un poco de los grandes almacenes. Ahora estoy en lo que era la librería Madga Portal en Rufino Torrico, somos cuatro personas que estamos aquí y estamos tratando de influenciar para que se haga un movimiento. Ya habido presentaciones de libros, aquí se presentó la tercera edición del libro de Martín Roldan Generación Cochebomba, un libro que se sigue vendiendo muy bien. También se presentó una agenda erótica que la hicieron Alfredo Vanini y Félix Álvarez.

De izquierda a derecha: Félix Damián de Andina Editores, Aida Saavedra de Pajarito Record, Pedro Ponce de librería Rocinante y Hilton Prieto Zapata de Ediciones Norma Jurídica.

¿Qué encontramos en este nuevo espacio?

En la parte de adelante tenemos todo lo que es música de todos los tiempos, a cargo de Pajarito Record, al costado tenemos a nuestro amigo Félix Damián,  que tiene todo el tema de internet, copias y papelería, entre otras cosas. A mi costado esta nuestro amigo Hilton Prieto con toda una variedad de ediciones de normas jurídicas, administración, economía, y Rocinante, con una variedad de libros literarios.

¿Y los precios?

Bueno, aquí estamos en campaña permanente, con descuentos de 25 y 30 % durante todo el año.

Para finalizar ¿el Boulevard de la cultura de Quilca se cierra?

Lamentablemente sí, ellos han ganado el juicio y solo falta que nos llegue una notificación para desalojar. En su momento tratamos de negociar pero el Arzobispado de Lima no quiso negociar. Así que ellos están en su derecho, es su espacio. Pero también es una pena que ni a la Municipalidad de Lima ni el Ministerio de Cultura les ha interesado el tema. El Boulevard de la cultura es un espacio importante dentro del centro de Lima y va desaparecer. Tengo entendido que se convertirá en cochera y también piensan hacer una moderna galería.

 

LUGAR: RUFINO TORRICO 899, CENTRO DE LIMA. (CRUCE CON QUILCA)

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