Leímos a Pedro Perales (Lima, 1961) en las revistas de hojas sueltas que editaba Noble Katerba a inicios de los fabulosos años noventa en los pasillos de la Villarreal-La Colmena. Siempre de bajo perfil pero con hondura y profundidad en sus textos. En esos años ya se destacaban los poetas Jhonny Barbieri, Leoncio Luque, Gonzalo Málaga e Iván Segura. Y con los años esta agrupación se vería reconocida con premios Copé y otros galones que han traspasado fronteras.
Pero Perales venía de una agrupación formada a mediados de los ochenta: Voe Mya, “Bajo el árbol” que, como él mismo lo cuenta, en realidad era un gran árbol en el patio principal del local del centro de Lima donde fue convocado por poetas precursores como Diego Abad, Salvador Villalobos y Juan Flores que desembocaría después en una revista llamada “Sirka” y la formación crisálida de NK.
En el caso de Perales, siempre ha sido común verlo en los pasadizos de la Biblioteca Nacional de la avenida Abancay, como bibliotecólogo y amigo siempre estaba presto para ayudarnos a conseguir el libro o la información buscada. Con los años su visión se fue tornando más oriental hasta hacerse cultor del Tai Chi-Chi Kung (el que lucha con su sombra) y un activista de la vida y la paz. Dirige también talleres de interpretación del cuento simbólico infantil y Medicina Alternativa siempre relacionado con la palabra.
Ha ganado el tercer Premio Horacio 2010 de poesía con su poemario Camino a Grimaneza y del Premio de Poesía TAIWAN con el Poema «Li Po y la Luna». Entre sus principales libros destacan Edades (1996), El libro del amor y los encuentros (2001), Máscara de Jade (2007) quizás su poemario más lírico en el campo erótico femenino. Karma (2015) y Solo tendrás esto de ella y otros cuentos (2021).
Pero el trabajo de este creador no se queda ahí. Tiene una propuesta de Taller de Biblioterapia en la Biblioteca Pública (así se llama su libro) donde plantea una forma de reencontrarnos con nosotros mismos a partir de la lectura y ciertos ejercicios. O lo que él mismo dice en el Epílogo de este texto balsámico: “A fines del 90 empecé un viaje personal con una idea que venía desarrollando desde mi juventud la certeza que el grupo, las personas, la reunión de vínculos y voluntades son las que sanan”. ¡Avanti, poeta!