Desde hace semanas las redes sociales informan sobre el grave estado de salud del escritor Pedro Novoa, autor de una obra que abarca novela, cuento y poesía, creaciones que forman un conjunto sólido ya saludado por la crítica y reconocido con diversos galardones. Pero en las redes sociales no solo se informa del mal que aqueja a Pedro Novoa (un avanzado cáncer al colón), sino que además se denuncia y se alerta de los maltratos morales de los que ha sido objeto, así como de la forma en la que su caso clínico ha sido tratado, como ha declarado el autor.
Pedro Novoa (nacido en Huacho en 1974), fue ingresado hace unos meses al hospital Rebagliatti, al habérsele detectado el Covid19; poco después, se le diagnosticó cáncer al colón. Tras el inicio de la preparación para afrontar su mal, el cuerpo médico determinó que el cáncer que padece el escritor estaba demasiado avanzado y no se procedió al tratamiento de quimioterapia, lo desahuciaron y lo enviaron a su domicilio. Desde ese momento Pedro Novoa se niega a darse por desahuciado y exige la quimioterapia, para lo que se precisa su traslado al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, donde quiere seguir luchando por la vida.
Pedro Novoa no es un hombre encerrado en el mundo de la creación literaria, entregado a las musas, a pergeñar ficciones. Pedro Novoa es, además de eso, un padre de familia responsable, un ciudadano, un pedagogo, un hombre que trabaja como docente. Aun así, en este Perú que va a “celebrar” su bicentenario como Estado independiente, Pedro Novoa, un profesional, se ha visto obligado a solicitar públicamente la ayuda financiera de sus amigos y colegas escritores, de las entidades públicas encargadas de la cultura pues, en este Perú que celebra su bicentenario, a un hombre que se gana la vida con su trabajo y es el sostén de su familia, sus ingresos no le permiten solventar los gastos de una hospitalización (¿qué decir de los desempleados y marginales?).
Esto explica probablemente la decisión del cuerpo médico del hospital Rebagliatti: ¿para qué perder medicinas, equipo y tiempo con un enfermo que ya no tiene cura? De haber sido así, se trata de una lógica infame pues, como el mismo Pedro Novoa lo dice, la voluntad de vencer a la enfermedad, es esencial en estos casos, y él tiene esa fuerza intacta. Ha de continuar su combate por la vida en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas pero aun ahí seguirá precisando de apoyo material, que se le puede hacer llegar a la cuenta siguiente: