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Pedro Espinoza: “Una vez que el escritor lanza su obra al público, ya no es dueño de ella”

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Pedro Espinoza es un arqueólogo comprometido con su labor de activista  social que en los últimos años ha trajinado en la defensa del patrimonio cultural; él como director del Complejo Arqueológico Monumental Mateo Salado ha sido un gran protagonista de su remozamiento.

Sin embargo, siempre tuvo una faceta escondida, la de escritor. Y esta vez ingresa al ambiente literario con la publicación de su primera novela Las cabezas de la hidra. Lima Gris conversó con él sobre su nueva faceta de escritor.

¿Pedro siempre escribiste?

Yo he escrito desde que estaba en el colegio, aunque, lo que sí ha disminuido es mi frecuencia de escribir; pero siempre he escrito.

Existe una percepción colectiva un poco ingrata, los críticos y entendidos valoran mucho, o resaltan a los escritores que han publicado.

Podría ser, pero también con lo poco que he leído en literatura peruana en los últimos años noto que hay cierta homogeneidad en el estilo, y en el enfoque de los temas; pese a que algunos están dentro de los rankeados.

Tú te formaste en San Marcos en una época que salía de la convulsión, y hablando de los grupos poéticos que surgieron en esa época estuvo Neón ¿Qué opinión al respecto?

Bueno, yo asistí a los recitales de Neón, y  he conocido a grupos como Estación 32 de La Cantuta. Y siento que grupos como Neón que tuvo individuales destacables, no ha trascendido al grado de Kloaka u Hora Zero, y no ha tenido una poética suficientemente duradera, coherente, y sustancial como para poder ir más allá de su propio contexto histórico, y poder decir este es el grupo representativo de los noventas. Definitivamente percibo que en los años noventa como que hay un decaimiento fuerte de la literatura entendida como una búsqueda de la verdadera renovación de los lenguajes poéticos y narrativos.

En “Las cabezas de la hidra” se menciona en el prólogo al personaje Juan José lastra, y afirmas que es como una obligación moral hablar sobre él ¿Qué tan complicado es crear una ficción que suene verosímil a tal punto de no tener ese afán de figuración como autor?

Tenemos que entender que el libro no solamente es el texto, sino, que el complemento de una obra es tener claro como la presentas porque eso da un primer mensaje para el lector. Ahora, en “Las cabezas de la hidra” se ha querido en la  medida de lo posible minimizar los mensajes, y condicionar determinadas lecturas de la novela que se ha escrito ahí; y se dan como ciertos tics o claves para la lectura, pero son justamente para multiplicar los niveles ficcionales, y para que ese lector en lugar que siga un solo cauce de lectura, tenga más bien todo un abanico posible de lecturas.

Las críticas son importantes porque de todas maneras muestran la vigencia de las publicaciones ¿Qué cosa es lo que te gratificaría, o te haría sentir tranquilo en cuanto a la clasificación de tu libro?

Yo tengo algo muy claro. Una vez que el escritor lanza su obra al público, ya no es en absoluto dueño de ella, y se convierte en un lector más. Y lo que el escritor pueda decir de su obra una vez que ésta llega a las manos de un lector, puede tener tanto derecho como el que tiene el lector cualquiera.

Es ahí entonces donde se inicia el famoso pacto

Claro, pero yo como autor definitivamente tendría algunas preferencias en cuanto a la manera de cómo quisiera que sea mi novela; sin embargo, eso es algo en el que el escritor menos control tiene frente al lector.

Sin duda que no eres un fiel seguidor de la linealidad   

En absoluto. Y justamente lo que se trata en la obra es ir más allá de los géneros porque siempre me han parecido demasiado restrictivos, como camisas de fuerza desagradables. Lo que se plantea en “Las cabezas de la hidra” no es una ruptura de los géneros simplemente por romperlos; los géneros están en función absoluta de lo que se tiene que contar, y si yo para contar algo tengo que mezclar micro-relato con cuento, simplemente se hace.

Precisamente allí encuentras rupturas sutiles de lenguaje

Pero siempre como un reflejo de la búsqueda del trasfondo que está allí en la novela, y ella busca también una búsqueda incesante de Juan José Lastra por un estilo, por una voz y una manera de sentirse bien no solamente con el ejercicio de la escritura, sino también en el mundo. Eso se refleja en las prosas independientemente de sus “géneros”.

Foto: Luis Felipe Alpaca.

Eres consciente de que hay una rebeldía flagrante como autor sabiendo que hay un canon y una crítica que luego podría darle la condición de un texto disgregado, que no tiene una estructura convencional y ordenada.

Eso me tiene sin cuidado, porque lo que resulta restrictivo dentro de la convención es precisamente lo que no deja avanzar a la literatura. Y repito, no es que mi novela busque la ruptura por la ruptura, sino que simplemente es la necesidad de tener nuevas formas de expresar. Yo no podría expresar lo que se ha dicho ahí si es que tengo que apelar a un relato absolutamente lineal, o a las formas clásicas, o a una novela canónica.

¿Qué lectores te interesarían?

Yo no he pensado en un lector específico, pero por algunos comentarios que he recibido, la novela está teniendo buena recepción de los jóvenes lo cual me gratifica bastante, sobre todo porque estas prosas pueden ser empáticas para ese público joven. De alguna manera, el manuscrito que fue leído por algunos escritores y críticos del canon literario opinaron que les parecía una obra demasiado experimental; sin embargo eso me sigue teniendo sin cuidado.

Entonces por lo visto no tienes aspiraciones comerciales con respecto a tu libro, porque hay escritores que andan preocupados sobre cuál es la tendencia, y sobre qué es lo que el público lector prefiere últimamente, para que finalmente puedan cumplir el sueño de tener su título en las mesas de las librerías locales y así puedan tener hitos de venta

La verdad eso no me preocupa porque yo tengo muy claro que lo que invertí para la edición de la novela ya lo perdí, y sé que no lo voy a recuperar; solo he querido difundir mi propuesta. Y no es mi preocupación de fondo el que no sea un éxito comercial.

¿Cómo has manejado el tema de la presentación?

Nosotros presentamos el libro en la FIL con la participación de Rodolfo Hinostroza y Domingo de Ramos, y luego lo presenté en la Feria del Libro de Los Olivos y fue sumamente grata, porque el público mayoritario fueron escolares de Secundaria, y manifestaron mucho interés por la obra. El libro tiene episodios muy violentos y escabrosos y fue todo un reto poder explicarles a ellos que son  un público escolar, y también pude regalarles algunas ediciones, obviamente, les dije que lo lean con la supervisión de sus padres.

¿Y dónde encontramos el libro?

En estos momentos se encuentra en venta en las librerías limeñas El virrey, Sur, y en Inestable.

Me imagino que vendrán otras publicaciones

Ya tengo avanzados un par de libros; de hecho en el año noventa escribí un drama teatral y en ese momento la presenté en el Festival de Teatro de San Marcos, y fue muy recibida, pero pienso ampliarla y también es muy poco convencional, creo que también es una obra transgénero. Y tengo avanzado otro texto que es bastante experimental como dirían los canónicos, también está formado por una serie de relatos que hablan de temas que tienen que ver directamente con lo social. No es una obra que intente hacer una denuncia social, o que trate de hacer un fresco de la sociedad peruana, sino que intente aprovechar lo social para realizar arte y así cuestionar algunas ideas preconcebidas en torno al arte.

Para terminar, y volviendo a la literatura peruana ¿tú también crees que está en su mejor momento?

No tengo una suficiente muestra de cómo está la literatura peruana de los últimos años, aunque he leído antologías, y algunas novelas de uno que otro escritor, pero con ese breve muestrario de lecturas no acabo de encontrar voces tan sobresalientes como las que hubo en la generación del cincuenta. No hay una irrupción tan fuerte y clara como cuando surgieron Ribeyro, Vargas Llosa, Bryce, o como los indigenistas Ciro Alegría, o José María Arguedas que es un autor que yo aprecio muchísimo porque fue más allá del indigenismo.

 

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