Por Tino Santander Joo
El Perú, atraviesa una grave crisis política, económica y, social. La más peligrosa es la del sector educación; universidades privadas como la César Vallejo, son una estafa que operan con la complicidad del Estado. La educación escolar esta atrapada en un falso debate sobre el enfoque de género, cuando solo hay que volver a los cursos de educación cívica, filosofía, psicología para darle a los estudiantes una adecuada formación en todos los ámbitos de la vida. Sin infraestructura adecuada y con el magisterio abandonado la educación peruana es la peor de América Latina.
El gobierno del profesor Castillo, nace de un sindicato “radical” de maestros (FENATE), señalado como el brazo político del Partido Comunista del Perú (Sendero Luminoso); en realidad no tienen nada de radicales, porque en el ejercicio del gobierno han demostrado ser una organización de pájaros fruteros que solo busca asaltar y copar todas las instituciones estatales.
El colegio de profesores tiene dos decanos que se disputan prebendas, representaciones de los maestros que en su inmensa mayoría es ajena a estas luchas por el control gremial e institucional. Mientras tanto, millones de estudiantes viven en la extrema pobreza, desnutridos, sin servicios básicos, miles están aislados en los andes y la amazonia, incluso en los desiertos y cerros de la capital. La educación, solo existe para el discurso politiquero, la grita y, la consigna demagógica.
Los gremios del magisterio se han degrado, sus lideres no tienen la talla ni el coraje de Horacio Zevallos, Grover Pango y otros dirigentes sindicales que al margen de sus posiciones políticas eran hombres honestos que verdaderamente luchaban por la educación nacional. En el Perú, ser maestro es un honor, que algunos politicastros utilizan para organizar partidos políticos en su representación que solo busca intereses mezquinos.
Los maestros son la columna vertebral de la educación, muchos de ellos están desencantados del gobierno de Pedro Castillo, por el que siente vergüenza. Profesores cusqueños, apurimeños, trujillanos con los que estoy en contacto me dicen: “no sabe Ud. la vergüenza que siento cuando veo a Castillo, hablar en nombre de los profesores y peor aun cuando algunos hablan de bancada magisterial o partido de los maestros. Nosotros, somos docentes, nos debemos a los alumnos y para eso tenemos que preparamos honestamente. No hacemos trampa con las maestrías, ni en los exámenes como sucede con este gobierno”.
La inmensa mayoría de peruanos esta al margen de las organizaciones sociales que se han convertido en etiquetas de botellas vacías, no representan a nadie, no convocan, ni entusiasman a los ciudadanos que no saben como organizarse para buscar solución a sus problemas. Los colectivos, los grupos de WhatsApp y, otras redes sociales se han convertido en la incipiente organización que canaliza sus demandas, rabia y, esperanza.
Los profesores lentamente están tomando conciencia que el colegio de profesores no puede ser un campo de batalla en la que se imponga los intereses de la barra brava del gobierno. Por lo pronto miles, de ellos se han incorporado al colectivo de la banca solidaria para combatir la usura, el terror de los bancos y sus aliados en el gobierno. Los profesores anuncian un tiempo nuevo y esta vez será sin los falsos profetas y fariseos del pasado que hablan en su nombre.