Política

Pandemia política: Un año de indolencia y desgobierno

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El domingo 15 de marzo de 2020 el expresidente Martín Vizcarra anunció al pueblo entero la declaración de emergencia sanitaria a nivel nacional para dictar las medidas de prevención y control del Covid-19. La decisión se refrendó mediante el Decreto Supremo Nº 008-2020-SA.

Al día siguiente, los peruanos empezamos una nueva etapa de confinamiento que antes nunca habíamos visto y tuvimos que aguardar en nuestras casas a esperar qué vendría cada día.

Es decir, se suspendieron las clases escolares y universitarias, los eventos de espectáculos y los espacios públicos se vieron abandonados por la gente; sin embargo, lo más difícil fue ser testigos de miles de deserciones laborales, no porque sea decisión de los propios trabajadores, sino, por mandato supremo que ordenaba a los trabajadores quedarse en sus casas para protegerse del virus, eso sin perjuicio de que pierdan el sustento diario.

En esa línea, una subalterna exministra de Trabajo Sylvia Cáceres apenas tuvo menester para seguir golpeando a la clase trabajadora y cauteló sus “relaciones públicas” con la poderosa clase empleadora, e incluso trabajó en pared con Confiep y puso en marcha la famosa Suspensión Perfecta, que basada en la supremacía de la realidad, prácticamente, en su mayoría se erigió como un despido legal.

Exministra Sylvia Cáceres.

Gran cantidad de trabajadores dependientes de 5ta categoría se quedaron literalmente en la calle, y ni qué decir de los trabajadores independientes. Pero los más golpeados sin duda, fueron los comerciantes informales, que se rigen por un lema: —Un día sin salir a trabajar, se convierte en un día sin comer—.

Con respecto a la sanidad nacional, en Perú siempre se arrastró una especie de cáncer institucional, que no tuvo reparos de no impulsar hospitales y por ello, se convirtieron en una especie de campos de concentración, donde la gente llegaba para morir.

Mujer fallecida por Covid en cementerio de Lima el 25 de agosto Foto: AP

Es decir, aquel abandono que padece EsSalud (en manos de la socia del moqueguano, Fiorella Molinelli) y el Minsa, es endémico; sin embargo, nada puede ser peor que la miseria y maldad de aquellos funcionarios que tuvieron en sus manos la oportunidad de pasar ilustremente a la historia; sin embargo, hoy son tristemente célebres. Por ejemplo, la indolencia y frialdad de aquel mísero exministro Víctor Zamora, que lapidó en complicidad con Martín Vizcarra y el expremier Vicente Zeballos a todos los enfermos de Covid. Aquel sujeto, se empecinó en asegurar las compras de 1.4 millones de pruebas serológicas (llamadas rápidas y que costaron S/100 millones de soles) a sabiendas que estas no servían para detectar con precisión el Covid.

Asimismo, otros cómplices de Martín Vizcarra, como Pilar Mazzetti y Óscar Ugarte, que antes que se convirtieran en ministros, tuvieron el manejo de un mamarracho llamado Comando de Operaciones Covid-19 que no supo contener la crecida de los contagios, porque no cumplían con las dotaciones que los hospitales y las postas regionales les pedían, mientras la gente moría por decenas en cada nosocomio.

Cómo olvidar, la escasez de oxígeno que sufrió la gente con parientes enfermos de Covid. Ellos, cuando se apersonaban a los distribuidores para llenar sus balones de oxígeno, los precios ascendían incluso hasta S/5 mil soles por día.

Cómo olvidar al abominable Óscar Ugarte, que gracias a la norma que firmó (Resolución Ministerial N° 062-2010/Minsa del 26 de enero) cuando fue ministro de Salud, favoreció a los consorcios extranjeros que tienen el monopolio del oxígeno medicinal y les allanó el camino de la riqueza a Linde y Air Products.

Ministro de Salud óscar Ugarte.

En suma, toda una “organización” empecinada en favorecer a los grupos de poder.

Tampoco, es menos cierto que la exministra de Salud Elizabeth Hinostroza proyectó la cotización de 500 mil pruebas moleculares surcoreanas (denominadas RT-PCR); no obstante, el ominoso Víctor Zamora, una vez que asumió la cartera de Salud, anuló esas cotizaciones y apostó por el “negociazo” de las “rápidas”.

Exministro Víctor Zamora.

Y qué decir, del personal de la primera línea como médicos, enfermeras, asistentes, técnicos, administrativos, policías, agentes de seguridad, etc., que no tuvieron el respaldo del gobierno y por ello tuvieron que afrontar al enemigo invisible que atacaba con ráfagas hasta infectarlos y matarlos.

Ahora bien; otro aspecto que fue decisivo para que nuestro país haya llegado hasta lo que es; una “nación huérfana”, es la pésima gestión económica que manejó la exministra de Economía, María Antonieta Alva, que luchó en contra de medidas de contingencia que aliviaran a los más vulnerables y a la población más pobre y por eso les dio carta abierta a los bancos para que durante la pandemia eleven sus portes, e intereses y no diseñen un cronograma de aplazamientos; eso sin contar los dos Reactiva Perú dotados de 60 mil millones, para inyectar en gran medida a las mega-empresas que eran amigas del gobierno y que no cumplieron con la cadena de pagos, porque en gran medida, despidieron a sus trabajadores; así como lo hizo el Grupo La República y el Grupo El Comercio, a pesar que durante 2020 eran los topos del gobierno de Vizcarra.

Ex presidente Vizcarra y ex ministra María Antonieta Alva.

Asimismo, las clínicas privadas, jugaron un papel nefasto y se aprovecharon de la emergencia sanitaria y por eso cobraban a sus clientes particulares por las pruebas moleculares que el Instituto Nacional de Salud (INS) les brindaban gratuitamente.

Además, sus precios exorbitantes por acceder a sus servicios clínicos llegaban a niveles tan usureros, que la mayoría de deudos que perdieron a los suyos, también perdieron sus propiedades por haberlas dejado hipotecadas. Aquella mala práctica, era compartida por el monopolio de farmacias y boticas del Grupo Intercorp, y que, a través de toda su cadena, aprovecharon la cuarentena para hacerse más ricos de lo que son.

Este cuento de terror acontecido en Perú no llegó por capítulos; en realidad lo vivimos con episodios diarios; desde que veíamos todos los días al mediodía, aquel programa torturador del Aló Presidente Moqueguano, que nos desalentaba cada vez más, aunque gran parte de gente también creyó en el psicópata embustero que esta semana quizá pise la cárcel.

El sujeto que el año pasado fue jefe de Estado, siempre mintió; incluso con el tema de las vacunas. Él nunca gestionó sus adquisiciones con otros laboratorios que no sean chinos; sin embargo, tuvo el cinismo de decir que, porque lo habían vacado, no pudo concluir con las ilusorias compras de aquellos antídotos. No obstante, hoy podemos vislumbrar que el lobby chino ya estaba en “acuerdos previos” y por ello, las negociaciones han continuado en esta desaprobada encargatura del gobierno morado de Francisco Sagasti.

Perú continuó castigado al recibir la encargatura del morado Francisco Sagasti

Como decía aquel antiguo candidato a diputado del PPC: ¿Qué daño han hecho los peruanos? 

Francisco Sagasti, ni bien asumió la encargatura transitoria del gobierno, inmediatamente, volvió a llamar a la señora Pilar Mazzetti para que se siga encargando del sector Salud, a pesar de su inoperancia. Cualquiera que tenga dos dedos de frente, automáticamente se percata que la inacción de Mazzetti no obedece precisamente a su incompetencia o incapacidad. Sin duda, sus brazos caídos, se asocian más bien, a su desprecio e indolencia contra la gente.

Ella siempre imperturbable y ensimismada, a pesar que era testigo de los muertos masivos que salían diariamente de los nosocomios, decía que todo estaba controlado y que incluso había inaugurado ventiladores artificiales en otras regiones, cuando en realidad, esos Centros de Salud seguían cayéndose a pedazos.

No obstante, uno de los actos más sádicos de esta neuróloga fue asegurar que en Pisco habían montado e instalado una planta de oxígeno, y cuando los reporteros de otros medios independientes acudieron al lugar, se dieron con la ingrata sorpresa que no existía dicha planta. ¿Cómo es posible, que a través de un acuerdo con la Universidad Nacional de Ingeniería que ya había sido pagado con 114 millones, para fabricar 47 plantas de oxígeno no se haya cumplido con la entrega?

Evidentemente, aquel convenio primero fue celebrado por Vizcarra, sin embargo, eso no libra de responsabilidad a este gobierno provisional, sobre todo, si tomamos en cuenta que Mazzetti ha sido ministra de las dos administraciones.

Y como para cachetear, al pueblo peruano y osar decirnos en nuestra propia cara: “Ustedes son basura… y no merecen vivir…”; surgió el Vacunagate, que representa al más deplorable tráfico de vacunas, que en principio se impulsó a través de un soborno, para poder asegurar los millonarios lotes de vacunas Sinopharm y a cambio, inocular a los “privilegiados” que son los que “valen” más en este país de ciegos, sordos y mudos.

Ahí tenemos traidores a la patria, como la propia Pilar Mazzetti, Elizabeth Astete, el innombrable Martín Vizcarra, y un inacabable sequito de viceministros, funcionarios, empresarios y diplomáticos, que por más que la dupla Sagasti-Bermúdez y compañía se empecinen en esconder, pronto la segunda lista saldrá a la luz y finalmente descubriremos que toda esta maquinaria política que ha ganado gran estructura en el Estado, son parte de una misma organización que impera desde hace algún tiempo.

Presidente Francisco Sagasti y Premier Violeta Bermúdez.

No hay mal que dure mil años… y este fatídico episodio de dos gobiernos que son lo mismo, y que como única fortaleza han sabido ejercer la indolencia y el desgobierno, pronto habrá terminado.

De pronto, despertaremos de esta pesadilla que durante un año se ha tornado perpetua y que según cifras oficiales, las que obviamente, no creemos, alcanzan casi 50 mil muertos (estimamos que la cifra real de muertos debe ser 4 veces mayor a la oficial), y cuando hayamos abierto los ojos, probablemente seremos testigos de una adecuada administración de justicia y veremos que la impunidad habrá perdido la batalla, porque seremos testigos que se conformará una nueva Comisión de la Verdad (pero esta vez, de verdad) para que rigurosamente a través de una acuciosa investigación, determine las causas del mal manejo de la pandemia nacional y sobre todo dé con los verdaderos responsables de este sistemático crimen y por fin podamos ser testigos de ejemplares sentencias por genocidio que confine a la cárcel a todos estos funcionarios del mal que se burlaron de nuestros parientes muertos, y que aún gozan de impunidad y que con lisura pretenden callar a todos los que osamos cuestionarlos.   

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