Por Rodolfo Ybarra
I
Nadie duda que Otárola es el titiritero en ese circo llamado “Estado” y que Dina Boluarte es solo un estafermo que no da la talla como “presidenta”. Tras los 80 muertos y el descontento popular mayormente en provincias (Puno, Arequipa, Cuzco, Cajamarca, etc.), el gobierno se contenta con que los empresarios sigan haciendo de las suyas y que las huelgas y paros o protestan sean sofocadas o aisladas y silenciadas de un porrazo. Mientras el país se debate en un terrorismo urbano donde el sicariato, el secuestro, el pago de cupos y la miseria nos hunden hasta el tuétano y la furia de la naturaleza nos sepulta en lluvias, huaycos y en el dolor del olvido.
Al Capone no cayó por los asesinatos que cometió sino por no pagar impuestos. Y tal parece que los bajos deseos de los políticos nunca fueron problemas menores. Montesinos moría y mataba por Jackeline Beltrán, Toledo le hacía todas las venias a Lady Bardales incluyéndola en su guardia personal. Se dice que Alan García babeaba por una conocida presentadora de televisión y que Fujimori tenía todo un harem de periodistas que las hacía acomodarse en la cama presidencial (incluso hay fotos y vídeos del sátrapa y su séquito). El lagarto Vizcarra hizo su show con Zully Pinchi y su “Bebito fiu fiu” a quien le decía: “Cuando duermas, quiero que sueñes conmigo”.
Pero, casos más graves han ocurrido en la historia de la humanidad como Idi Amín quien jamás obtenía un no por respuesta y las mujeres eran traídas de los pelos y puestas a sus pies; y si eran casadas, pues los maridos eran aniquilados igual.
En el caso de Otárola, el asunto es grave igual ya que este individuo siniestro y lleno de poder dispone a sus anchas de las arcas vía PCM. La plata para satisfacer a sus veinteañeras no proviene de su sueldo sino que sale del botín que es el Estado. Y esto es delincuencial y merece un castigo ejemplar. El congreso debería desaforarlo inmediatamente y su renuncia (y la de Dina Boluarte) debería ser el correctivo necesario para nuestro país.
II
El caso Otárola/Yaziré Pinedo viene desde tiempo atrás. En septiembre del 2023 dos mujeres Rosa Rivera y Yaziré Pinedo entraron a trabajar a su despacho, pero Otárola lo negó descaradamente diciendo que sola las conoció en una reunión y no las volvió a ver más. “Yo no soy corrupto. No estamos en el gobierno de Castillo”.
Yaziré Pinedo Vásquez, amiga de Alberto Otárola, y solo contando con estudios técnicos, registra contratos en la PCM y Ministerio de Defensa por un monto total de S/. 77, 000.00, desde que Otárola era abogado particular de Dina Boluarte en la SAC.
En el audio propalado en Panorama se escucha al sicalíptico Otárola y a la señorita Yaziré Pinedo de 23 años decir lo siguiente:
-Alberto Otárola: ¿Y cuándo te dejas ver? ¿Y cuándo te veo?
-Yaziré Pinedo: No sé, no me siento bien.
-AO: Dime, pues, amor. Para hablar. Tú sabes que estas cosas molestan, joden, pero tú sabes que yo te quiero también. Y me da mucha pena que te sientas que no…
¿Me quieres? Yo te adoro.
En otro momento, el efebo Otárola pregunta por los gatitos de Yaziré y le pide a la muchacha que lo invite a almorzar.
YP: Ok. Tú me avisas. Tú eres el que tiene el tiempo ilimitado.
AO: Ya, ya mi vida. ¿Me quieres?
YP: Eso no cambia, ya te he dicho.
AO: Lo único que quiero saber es si me quieres o no.
YP: Pues sí, sí te quiero.
AO: Ya, mi amor. Para mí es suficiente. Te creo y te quiero. Te adoro.
III
Otárola es el cómplice de Dina Boluarte, juntos han llevado al gobierno peruano a una situación insostenible. No tienen ética, son gánsters, gente privada de honor y buenas costumbres cuya mayor preocupación son ellos mismos: llenarse de dinero y satisfacer todos sus placeres plenamente. Ergo, robar y disfrutar del cargo de poder y pisotear el estado de derecho y a los ciudadanos que trabajan dignamente confiando en que la clase política hará lo suyo.
Pero seres como el miserable de Otárola y Dina Boluarte no entienden lo que es un país, una democracia, un estado de derecho. Y menos van a entender lo que es la moral, la ética o los principios. Por ende, urge desratizar al gobierno. Urge expectorar a estos señores que solo están pensando en que el estado es su caja chica y que el tener un cargo público es algo así como ganarse la lotería y por lo tanto, pueden hacer lo que quieran y están más allá del bien y del mal.