Escribe: Jorge Fernández
La propaganda (política) es una rama muy interesante, es manipulación de las masas en su máxima expresión. Esta se ha manifestado a través del tiempo en forma de afiches, carteles, panfletos, revistas, periódicos, radio, cine y, más recientemente, con nuestros siempre divertidos anuncios presidenciales.
Si hay algo que diferencia a la publicidad comercial de las marcas de la propaganda política, es que la primera tiene cierta regulación, es decir, que debe ser ―bajo pena de multa― un reflejo bastante cercano a la realidad que el cliente final obtendrá; cosa que no sucede con la propaganda, nadie regula que esta sea cierta o falsa, ahora basta con que sea medianamente creíble y pueda mantener a la población o temerosa o indiferente.
Cosa para más graciosa sería que los políticos sean multados por publicidad engañosa al no cumplir con las promesas de campaña, me sentiría satisfecho si al menos tuvieran el gesto amable (por decirlo así) de retirar sus horribles gigantografías que ensucian aún más el ornato de nuestra ciudad.
El Coronavirus ha llegado con una estrategia publicitaria muy simpática, tiene síntomas de gripe, pero dicen que no es gripe y que además es mucho más mortal; y esto es sin duda alguna publicidad engañosa. La gripe común cobra cada año entre 290.000 a 650.000 muertes en todo el mundo, según la OMS, mientras que el Coronavirus, con poco más de 114 mil infectados en todo el mundo, no llega aún a los 5 mil fallecidos desde diciembre del año pasado, siendo que más de 65 mil infectados ya se han recuperado.
La Tuberculosis o Hepatitis B sí tienen cifras más que alarmantes, pero como no es novedad a nadie le importa. Queda claro que al Coronavirus, el término “pandemia” le queda grande, a simple vista.
Vizcarra, no sabemos si por consejo de sus asesores, o por desconocer la realidad que vive el peruano, o simplemente por pura imbecilidad, anunció en señal abierta a todo el Perú que el gobierno ha tomado las medidas correspondientes para enfrentar al Coronavirus, que el personal médico está debidamente capacitado ―que horas después y en los siguientes días fue desmentido por los mismos médicos de nuestros hospitales―, y añadió además, como cereza del pastel, que confiemos en nuestro sistema de salud.
Al escuchar estas palabras, los primeros en mojar sus pantalones de miedo ―y cagarse de risa al mismo tiempo― fueron los mismos beneficiarios de EsSalud, quiénes mejor que ellos para conocer la realidad de nuestro deficiente sistema sanitario, que además ya se dio a conocer que son muchos los hospitales que no tienen ni agua ni jabón, elementos clave para mantener una higiene adecuada y evitar el contagio.
Y resulta indignante que el Dengue no tenga una sola mención del gobierno; y al parecer, poco o nada ha hecho para frenarlo; es más fácil seguir el juego que hacer algo al respecto.
Así pues, ayer mientras hacía mi cola desde las 5 de la mañana para buscar programación de cirugía para mi madre, nos dicen a media mañana que, el MINSA ha ordenado que no se realice ningún tipo de cirugías para poder tener los respiradores artificiales disponibles, en caso sea necesario usarlos en pacientes de Coronavirus.
¿Por qué esto no ha sido razón de un anuncio presidencial, o al menos un anuncio en redes sociales? Quitar servicios indispensables para la salud de miles de personas sí es un riesgo real.
¿Merece la pena dejar tan vulnerables a los pacientes que vienen esperando meses una fecha para su cirugía por un nuevo virus, creado en laboratorio, y que no es tan mortal como nos hacen creer?
Quizá nuestro presidente pensó que sería una buena idea que el pueblo peruano escuchara su voz y su mensaje tranquilizador, pero ahora sabemos que, no solo no podemos confiar en nuestro sistema de salud (que no era un secreto tampoco), que no ayuda a quienes debe, cuyos empleados no están capacitados (ni para enfrentar al Coronavirus, o algunas de las enfermedades raras que miles de peruanos padecen, ni para dar un trato humanitario a los pacientes); sino que además, con este anuncio sin razón de ser y con un mensaje lleno de mentiras, Vizcarra ha dejado ver tras de sí, como si se tratara de un lago de diáfanas aguas,que no es apto para el puesto, no conoce nuestras necesidades y tampoco le importa conocerlas.
El manejo de la publicidad por parte del estado siempre me ha parecido bastante pobre, incluso con la marca Perú; sobran dedos para enumerar alguna campaña que parezca buena, ni siquiera esa campaña que lanzaron el año pasado para fomentar las donaciones de sangre, apelando al lado humanitario de la gente (da para reírse un buen rato).
Y ese manejo terrible de marca ha afectado a EsSalud, que ha tenido muchos slogans a los largo de los años (y es que lo que publicitan difiere en mucho con el servicio que brindan), pero creo que el que mejor le haría justicia sería una frase típica de mi abuela, y que junto al nombre de marca sería: EsSalud. De algo hay que morirse.