Escribe: Jorge Fernández
Casi todo es plástico, su utilidad parece no tener límites, están en equipos electrónicos, instrumentos médicos, edificios, autos, smartphones, y en todo aquello que está en nuestro día a día. Y la consigna ambientalista, que bien ha encontrado un segmento fuerte en el mercado, parece empeñada en quitárnoslo de nuestras manos.
¡Pero no vamos a permitirlo!
Desde agosto del año pasado, todos los supermercados, minimarkets, bodegas y hasta puestos de mercados, empezaron a cobrar por las putas bolsas. Y acá pasaron varias cosas, por un lado estaban los que decían “caballero, yo pago por mi bolsa”, más allá estaban los que compraban bolsas de tela, mucho más amigables con el medioambiente, ¡obvio!; y aún más allá, cerca a los cínicos y amargados, estaban los que se quejaban por esta inútil iniciativa, entre ellos yo.
La Paradoja de la Bolsa de Plástico
Casi todo lo que compramos viene en un envase plástico: frijoles, caramelos, galletas, pollo a la brasa, gaseosas, shampoo, etc; ¿Y quieren convencernos que por no llevar todo ese plástico dentro de una práctica bolsa de plástico, estamos ayudando en la conservación del medioambiente? ¿Creen que somos tontos?
Porque además, esas bolsas que ahora nos venden en los supermercados ―en cumplimiento con la ley―, tienen su publicidad impresa; esto no es sino otra metida de dedo que nos tenemos que aguantar en pro del medioambiente y del bolsillo de las empresas.
El Medioambiente y el Mercado
El cambio climático ha generado muchas cosas, desde activistas y organizaciones sin fines de lucro, hasta influencers/portavoces auspiciados por empresas del sector que buscan entrar con fuerza al mercado.
Y acá me voy a detener un momento, según la investigación de mercado de GlobalWebIndex, el 61% de los millennials estaría más que dispuesto a pagar un poco más por productos amigables con el medioambiente. De la generación Z, X y Baby Boomers, el 58%, 55% y 46% respectivamente, se comprometerían a pagar más por este tipo de productos.
Pero ¿qué tanto más están dispuestos a pagar por un producto de estas cualidades? ¿Qué sector socioeconómico no podría pagar y poner su granito de arena si el costo supera sus posibilidades financieras? Sabemos que el plástico abunda porque su costo de producción es muy bajo.
¿Consumidores eco amigables o hipócritas?
Yo creo que en este punto todos somos conscientes que el problema no es el plástico, sino el hombre y la falta de educación en el proceso del tratamiento de la basura en general, y del plástico en particular.
También estoy a favor de crear necesidades a los consumidores y satisfacerlas, de eso va el marketing.
Actualmente se habla del consumidor comprometido con el medioambiente y su preservación, se dice que este consumidor lee las etiquetas, investiga sobre los productos que va a comprar, tiene responsabilidad moral y es crítico. Pero ¿Hasta dónde llega el compromiso de este consumidor de vanguardia?
El Ministerio de Ambiente en su sitio web dice que:
- El 46% de los residuos que hay en las playas peruanas es plástico.
- El 64% de residuos sólidos proviene de los hogares, de acuerdo a sus propios datos del 2015.
- Solo se recicla el 1.9% del total de residuos sólidos reaprovechables que se generan, y que según cifras más recientes, superan las 23 toneladas diarias.
Compromiso verdadero y no leyes de pantalla
En el sitio web del Ministerio de Ambiente, también hay sugerencias para que el ciudadano incremente su cultura de reciclaje, pero ¿quienes las practican?
¿Hace cuánto tiempo que no apagas la luz de tu hogar en la Hora del Planeta? ¿Sabes cómo organizar tu basura para que sea fácil su reciclaje?
El ser humano necesita de incentivos para hacer lo correcto, como sucede en varias ciudades y países de Europa, donde hay un impuesto para aquellos que no reciclan, como Austria, Suecia, Finlandia e Irlanda; el caso de mayor éxito lo tiene Bélgica, donde su tasa de reciclaje supera el 52%, una de las más altas en todo ese continente. Yendo a un país más cercano a nosotros, España, tiene 13 municipios que aplican este tipo de normativa.
Pero acá en Perú, estamos lejos de todo eso, no somos capaces de respetarnos y respetar a los demás y esperamos que siendo “consumidores eco amigables” se solucione el problema. Seguimos llenando los ríos con desmonte y quemando basura, ¿Vamos a darnos el tiempo, regresando de nuestros centros de trabajo, para organizar la basura que hay nuestras casas sin un incentivo previo? La respuesta predecible sería un contundente NO.
Yo no soy hipócrita, no soy tan ecoamigable, así que seguiré usando plástico, igual que la mayoría de ustedes, que llevan bolsas de tela al supermercado.