En «Once Upon a Time in Hollywood» se sugiere que Alí habría matado a Bruce Lee si hubieran peleado alguna vez. Al parecer, el mismo Bruce habría dicho algo en ese sentido. Objetivamente, solo si Bruce hubiera dominado el Dim Mak (como un Tanaka, según «Bloodsport») o algún golpe letal semejante, podría haberle hecho daño al gran campeón inmortal de los pesos pesados del box.
Pero, nadie es invencible y, así, en la realidad, Alí nunca le dio la revancha a Foreman por «The Rumble in the Jungle» (Kinshasa, 30 de Octubre de 1974). De haberlo hecho, George lo habría matado…
En la película de Tarantino, Cliff Booth dice que si un tipo como Bruce peleara contra Alí, sería un cadáver en cuestión de minutos y no solo aniquila totalmente la jactancia del actor chino-estadounidense sino que hasta le da a probar el sabor de uno de los vehículos del set contra el que hace volar al capo artista marcial.
Pero, detuvieron la pelea. De haber seguido, el volumen y poder físico del otro habrían auspiciado no los mejores resultados para Bruce dado que alguien de peso inferior puede ganarle a otro más pesado si tiene un dominio mayor de las artes de la pelea, pero si los contendientes van más o menos parejos en técnica, el peso es decisivo y, por eso, existen las categorías en casi todas las artes marciales.
Volviendo al caso de Alí, que roza la maravilla pura, puesto que el solo hecho de haberse impuesto a Foreman, que había destruido a oponentes con los que Alí había sufrido para ganar o que incluso le habían ganado de forma durísima (el caso de Frazier es el más relevante y trágico), implica un ejercicio de pundonor e inteligencia pocas veces visto en un ring. Por ello debe decirse que su victoria sobre Foreman fue similar a las mayores proezas que ha cantado la épica ya que era tan imposible como matar a un dragón aún en el mundo de la fantasía.
Muy bien, Alí derrotó a Foreman con astucia y un enorme control mental, no fajándose de pe a pa como había pasado en su enfrentamiento con Frazier (quien le hizo mucho daño con su artillería dactilar). Dicho sea de paso, el modo en el que Foreman había acabado con el gran Smoking Joe (cuando todos gritaban que George detuviera la masacre porque parecía que iba a matar al campeón en el ring), solo hacia presagiar que Alí sino salía lisiado, por lo menos, se tendría que retirar del boxeo. Es en ese punto en el que se da a notar la leyenda de aquel combate sobre el que se han escrito libros como The Fight (1975) de Norman Mailer (acaso el mayor documento literario boxistico de la historia) y se han hecho películas (p.ej. Ali -2001- de Michael Mann) al respecto.
En síntesis, Alí era incomparable y un gran boxeador, acaso el más grande de todos los tiempos, pero nunca más le dio la revancha a Foreman y el otro quedó tan estupefacto que, quizás, tampoco la pidió. Pero, con la lección aprendida y con el orden psicológico adecuado, a Alí no podría haberle ido mejor que a Frazier.
Todo esto no pasó, pero podría haber pasado. Tal vez, en esta hipotética revancha de «The Rumble in the Jungle», Alí nos habría sorprendido con alguna nueva treta improvisada en el acto o quizás no.
En todo caso, larga vida a Alí y a Bruce, a Foreman y a Frazier que nos sirven para recordar, en este día y para siempre, que nadie es invencible.