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Omar Smash: “Un artista puede cambiar la vida de otra persona”

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Omar Samamé Salazar, más conocido como Omar Smash, es un artista visual autodidacta cuya obra “El monumento de Lima” está siendo presentada en el Real Plaza del Centro Cívico.

Smash, en su primera entrevista para los medios, se destapa con Lima Gris y nos confiesa sus pensamientos, emociones y frustraciones que un artista novel como él experimentó en el poco tiempo que lleva en el mundo del arte y la verdadera transformación social que quiere lograr.

 

¿Cómo empezó este proyecto de “El monumento de Lima”? ¿De dónde nace la inspiración?

Todo comienza en el concurso “Pasaporte para un artista” de la Alianza Francesa del año pasado. Hice la escultura inspirándome en una columna que encontré en Gamarra, en medio del parque Cánepa. Ésta estaba en medio de todo y no servía para nada. La gente lo comenzó a usar como panel publicitario. Eso me pareció muy poético. Como mi trabajo está vinculado a lo milenario, lo relacioné con la cultura Chavín y al obelisco Tello. Partiendo de ello, extraje muchos afiches de las paredes y muros de los distritos emergentes. La gente me veía como loco porque llegaba a bajarme del carro solo para arrancar los afiches.

 

¿Qué afiches buscabas en particular? Me imagino que arrancabas los que ya estaban caducados.

Es curioso porque yo he pegado mis afiches y, a las horas, los habían tapado por otros de conciertos de salsa. Por más que lo mío era arte no les interesaba. No esperaban que pase un tiempo determinado, ellos te tapan. Por otra parte, a mí me llamaba la atención las que eran ricas en contenido. Fue un proceso largo el juntar los afiches y, luego, lo fragmenté porque tenía muros gigantes de ellos.

 

¿Nadie te reclamaba por sacar los afiches? ¿No te pasó nada?

Una vez regresaba con un amigo cerca al Hospital Dos de Mayo en la madrugada. Vi la posibilidad de jalar afiches de un muro grande y esperé sacar una cantidad considerable. Habían ‘choros’ en ese lugar y se intrigaron tanto por mi accionar que no sabían si robarme o darme plata. Al final, llegué a jalarme toda la pared y no sabía cómo llevármelo porque era muy grande. Una señora que vendía huevos de codorniz, me vio y me dio papel rafia. Así que lo doblé con eso y me metí al taxi.

Entonces, pusiste tu vida en una situación peligrosa por el arte.

En ese punto lo hice por la riqueza de la obra. Para mí, algo artístico es realmente bueno si yo pienso que no lo puedo hacer.

 

Cuéntame sobre tu búsqueda de un mecenas para tu proyecto.

Fue una reivindicación de lo que hizo el grupo Paréntesis en el año ‘79: publicó en El Comercio “Colectivo de artistas busca mecenas”. Mi intención era la acción artística y la intriga más que buscar un mecenas porque yo ya tenía armado mi proyecto y lo había mostrado a Real Plaza y lo tenía aprobado; pero no tenía dinero. Real Plaza me dio ese soporte y, luego de un tiempo, me encontré con Inversiones La Cruz, lo cual es peculiar porque es banca y no tiene nada que ver con arte.

 

¿Es difícil dedicarse al arte en este país siendo autodidacta?

Las personas reniegan de los sistemas que existen en la sociedad, pero no se dan cuenta que hay gente detrás de esto y que no todos somos malos. Pienso que es cuestión de conectarse con las personas adecuadas para conseguir algo bueno. Nuestro proyecto es poner en valor al arte. Yo tengo metas muy claras con esto.

 

¿Cuáles son?

La primera es poner en valor al arte frente a las personas. Hace unos años hice un estudio de marketing y como resultado tuve la respuesta de por qué el peruano promedio no se acerca a las galerías de arte. El arte es conocimiento y, a pesar de lo que el artista realiza, la gente es la que lo fortalece y lo vuelve grande. El arte es también un medio de transformación, no es pasivo ni complementario y su objetivo es generar un cambio. No soy solo yo el que piensa así ya que las empresas también lo sienten como un aporte social. Yo quiero acercar a las personas al arte y que pase lo que tenga que pasar. En mi estudio vi que el peruano, cuando le huye a una expresión rara o de transformación, evita lo que le pueda causar. Pienso que esto se ha generado porque un grupo de personas se ha encargado de decir a una mayoría que no deben hablar ni ver ni consumir arte. Lo que yo busco con mi proyecto es empoderar a la gente para que no se sienta idiota, así de sencillo. Sé que esto será saludable para todo el movimiento, no solo para mí. Espero que las personas que vean mi proyecto, luego puedan entrar a las galerías sin sentir temor.

¿Cuáles son las otras?

El segundo objetivo va hacia los artistas. Pienso que el artista peruano tiene baja autoestima por muchas razones. Primero, por el país carente en el que estamos; tampoco hay apoyo al arte y no crece, ni siquiera entre artistas. Antes de lanzarme y dedicarme al arte, tenía mucho miedo pues tenía una buena carrera de constructor en la gestión de marca pero sentía frustración por no hacer lo que más quería. Cuando se lanzó el concurso de Pasaporte, yo ya tenía intenciones de que mi proyecto sea visto por muchas personas. Cuando me enteré que solo 2 mil personas estuvieron presentes en el concurso de Pasaporte, me chocó espiritualmente. Luego, me topé con una frase que decía: “Estamos a nada de serlo todo”. Ése era el impulso que necesitaba para continuar. El verdadero arte no acaba por el artista sino por quien lo observa. Tú puedes cambiar una vida con lo que haces. Podemos cambiar el concepto de que no se puede vivir del arte, que los artistas son vagos, que están por las puras. Busco una verdadera transformación social.

 

Además de apreciar tu obra, la gente puede interactuar con él y hasta ganarse un viaje a Huaraz. Cuéntanos lo que tienes planeado hacer.

Habrá un guiado interactivo que te hará reflexionar sobre tus conceptos. También habrá un taller en el que las personas harán mini esculturas junto a sus familias. Además, la gente podrá intervenir un mural que pinté que dice “Perú, arte para transformar” muy parecido al monumento. Se le pedirá a la gente que le dedique una frase para el país por la difícil situación que estamos pasando. Lo interesante será que 10 esculturas familiares las expondré en una galería de arte y serán exhibidas del 19 al 30 de este mes. Habrá también una plataforma online en www.arteparatransformar.com en el que seleccionarás papeles y armarás una frase con la estética con el monumento de Lima para participar de un viaje a Chavín, Huaraz con todo pagado para ti y tu familia. Todo será en el Real Plaza del Centro Cívico.

 

En tus anteriores proyectos, he apreciado que estás muy ligado al Perú milenario pero siempre acercándolo al contexto actual.

No solo lo milenario sino también lo social. Nuestra mayor riqueza es lo milenario, es lo que nos conecta y de allí hemos salido todos. Somos en el presente lo que fuimos en el pasado. Hay una frase que salió en una conversación con un amigo y quisiera mencionarla: El consumismo es la nueva religión, los centros comerciales son los nuevos templos y las marcas son los nuevos santos. Digo esto porque no solo ocurre en el Perú sino también en todo el mundo.

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