Tal vez no haya entendido la película pero me parece que Herzog rinde tributo al mito del vampiro y a la vez se burla de él. Y hasta de nosotros… El personaje de Isabelle Adjani, con toda su preciosa inocencia mórbida, es el vampiro del vampiro. Por lo menos de un vampiro en particular, y no, como veremos, del vampiro en general.
El gusto exquisito de la fotografía y los cuadros ‘muertos-vivos’ de los planos, como un vaporoso y a veces evaporado ensueño romántico son, cómo no, deleitables; pero ante todo veo marionetas que Herzog agita o deja lelas un tanto mecánicamente entre las luces y las sombras de su versión que se ve y se oye un poco como un parlamento memorizado.
Más que el mal son las fuerzas reprimidas del hombre exageradas convenientemente para aparecer truculentas lo que yo veo aquí. No escasean momentos de absurdo glorioso: la gente comiendo tranquilamente con un fondo poblado de ratas, con peste en marcha, por ejemplo, que me remiten al cine de Buñuel, que no necesitó de del concurso de los vampiros para divertirnos.
Para terminar diré que emerge más que el tema vampiresco al final el tema de la Bella y la Bestia: el contrapunto icónico, y hasta sensual entre un inspirado Kinski, ‘cansado de no morir’, y cansado de ‘ausencia de amor’ (pese a las limitaciones del enfoque) y una Isabelle Adjani (especializada en papeles torturados, como los que hizo también para Truffaut o Zulawski) funciona como la mejor mordida para reanimar interés intermitente del espectador.
Tercera película del Ciclo “Vampiros como nosotros” – CineClub UCH Av. Bolivia 537 Breña, todos los martes de agosto a las 7:15 p.m.