Escribe: Edwin Sarmiento (*)
Despido el 2023 compartiendo con ustedes las últimas lecturas que me dejaron más que satisfecho. Se trata de dos libros escritos y publicados, casi al finalizar el año, por mis amigos, grandes periodistas y, a la vez, escritores que manejan el idioma con exquisita destreza y claridad. Los temas que relatan, en cada caso, resultan emblemáticos y de mucho interés para todos quienes se interesan por el destino del país, con décadas de distancia entre uno y otro, y que marcaron rumbos diferentes en nuestra historia, tan rica en hechos insólitos y sorprendentes.
Estoy hablando de los libros “Así cayó Castillo” de Umberto Jara y “Norah, Sendero Luminoso y su Secreto dentro de su Secreto” de José Arrieta y Víctor Tipe. Ambos volúmenes tienen en común haber sido escritos con un lenguaje sencillo, transparente, ágil y ameno, con la particularidad de atraparte desde el primer capítulo que empiezas a leer. No son novelas, menos cuentos o relatos breves. Son crónicas de largo aliento de hechos reales, escritas con la frescura y pasión que suelen poner los grandes reporteros de investigación.
Combinan perfectamente la noticia; es decir, la novedad, con la profundidad del análisis que les permite poner en contexto lo relatado. Ello hace que tú te sientas atrapado, desde el primer instante que empiezas la lectura, al caer la noche, y al tomar conciencia de tu tiempo, ya estás de amanecida y casi terminando el libro. En ambos casos me pasó esta experiencia, debo confesarlo.
Umberto Jara no es un escritor nuevo. Él tiene muchos libros publicados y de gran éxito editorial. Al mes de publicado, “Así cayó Castillo”, el libro ya ingresaba a una segunda edición, bajo el sello de la editorial Planeta, que no es poca cosa. Anteriormente ya había publicado, con igual éxito de venta, “Ojo por ojo, la verdadera historia del Grupo Colina”, “Abimael, el sendero del terror”, “Historia de dos aventureros” (el paso de Toledo y su esposa Eliane Karp por el poder, en base al engaño), “Morir dos veces” (sobre la corrupción alrededor de un caso que implicó a la Fiscalía de la Nación) y muchos otros libros de difusión nacional e internacional.
Umberto Jara firmando libros en la presentación de «Así cayó Castillo», junto a Edwin Sarmiento.
En “Así cayó Castillo”, Jara relata, con lujo de detalles, la manera cómo cayó del poder Pedro Castillo, el día que intentó dar un golpe fallido para quebrar nuestra democracia. Hoy se encuentra preso en el penal de Barbadillo. El autor recogió versiones de primera fuente de sus protagonistas, hurgó en los archivos reservados de carpetas fiscales y policiales, recogió los testimonios del Equipo Especial de la Policía Nacional, al mando de dos coroneles e integrado por 67 policías que apoyan en la investigación que lidera una fiscal coordinadora que investiga los actos de corrupción, esta vez, desde los niveles más altos aupados en Palacio de Gobierno. Es una especie de guión de película, cuando Jara relata, por ejemplo, lo ocurrido los días 5,6,7 de diciembre de 2022, con una trama muy bien elaborada que da cuenta de “una singular operación de Inteligencia” que forzó a Castillo precipitar su fallido golpe de estado y su consecuente caída, casi de inmediato. No voy más allá. Tienen que leer el libro.
“Norah, Sendero Luminoso y su secreto dentro del secreto” de José Arrieta y Víctor Tipe relata “la misteriosa muerte de Augusta La Torre, la esposa de Abimael Guzmán”. Se trata de un libro fascinante, lleno de datos, profusamente documentado, que nos introduce por los vericuetos del misterio y de una vida en clandestinidad como era la que llevaban los terroristas de SL, que tanto daño hicieron al Perú. Esa muerte se mantenía en el silencio más absoluto, para evitar que los cuadros del grupo terrorista, en todos sus niveles, se enterasen de lo ocurrido y sobre quienes Norah (su nombre de combate) tenía gran ascendencia y era más admirada que el propio líder sanguinario de SL.
Tipe y Arrieta hacen gala de conocer, en detalle, la historia de esta mujer, a quien describen como al cuadro más importante, después de Guzmán. “Las indagaciones realizadas para este trabajo permiten afirmar que Augusta La Torre no fue solo la esposa de Abimael Guzmán ni desempeñó un rol secundario en la formación del grupo maoísta. Se puede decir que ella resultó la pieza más importante de los actos preparatorios durante los quince años previos al inicio de la sangrienta lucha armada terrorista”, dicen los autores.
Ellos han recorrido por la vida de Norah, desde sus años de infancia, en la apacible ciudad de Huanta, cuando ni soñaba con vivir en la clandestinidad ni cambiarse de nombre por otro para evitar ser descubierta. El libro que invito a leer, les costó a sus autores, “más de 15 años de indagaciones, decenas de entrevistas y un arduo trabajo bibliográfico”, no pretende ensalzar a la terrorista, pero tampoco callar frente a un suceso que remeció las interioridades de un grupo terrorista, poniendo en riesgo su propia existencia. Los autores buscaron encontrar los hilos de la muerte de Norah, saber qué ocurrió, por qué se produjo, cómo fue esa muerte que, para muchos curtidos policías que persiguieron por décadas a ese grupo terrorista, se trató de un asesinado y que el asesino fue nada menos que su esposo, Abimael Guzmán. El libro aporta novedades a las que ustedes podrán aproximarse al leer su capítulo final.
Sin duda, la protagonista no es cualquiera persona en la historia de SL. Es pieza fundamental en la construcción de esa organización terrorista. Los autores nos alcanzan tal cantidad de datos y de personajes que desfilan, como en película, por la trama bien desarrollada, dentro un sórdido ambiente cargado de escondites, desplazamientos nocturnos, hombres y mujeres camuflados para no ser identificados, viviendo a salto de mata, capacitados en talleres clandestinos para la destrucción y muerte. Y sus cuadros mayores, en largas jornadas de capacitación, en la China de Mao. El esfuerzo intelectual desarrollado por Tipe y Arrieta es extraordinario.
“Un aspecto ignorado de la vida de Norah es su participación en las principales acciones de Sendero Luminoso durante los iniciales tres años de la lucha armada. Ella encabezó la quema de ánforas electorales en el poblado de Chuschi en mayo de 1980; dirigió el ataque armado al fundo de Ayzarca al sur de Ayacucho con el consiguiente asesinato del propietario, pero, sobre todo, condujo la toma de la cárcel de Huamanga en marzo de 1982, un hecho que conmocionó a la sociedad peruana en la primera fase de la violencia subversiva”, señalan los autores.
Luego refieren: “Mucho se ha especulado acerca de la vida y, sobre todo, la muerte de Augusta La Torre, esposa de Abimael Guzmán y segunda al mando del grupo terrorista Sendero Luminoso. Su repentino fallecimiento, en circunstancias misteriosas, dio pie a múltiples hipótesis con respecto a la verdadera causa que llevó a tal fin, o cual abonó aún más las discretas exequias y el posterior secretismo del lugar donde descansaban sus restos. Este libro pretende develar esas interrogantes…” Los capítulos X y XI del libro, “una muerte y mil sospechas” y “un cadáver que deja huella”, respectivamente; resultan, realmente, alucinantes que yo invito leer con atención.
Feliz 2024.
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(*) Periodista