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No eran delincuentes, eran madres de familia

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Cinthya Salazar Cántaro (22) y su pequeño hijo.

La avalancha de desinformación sobre los 13 fallecidos en la discoteca “Thomas Restobar” es increíble. Todo se ha centrado en que eran “prontuariados delincuentes” o que estaban enfermos de Covid-19. O la negligencia que nadie niega ni los mismos participantes y testigos de hecho quienes al ser entrevistados señalan que cometieron una infracción y merecían ser multados o detenidos, pero que no merecían ese trato salvaje e inhumano de la Policía Nacional.

Lo más sorprendente es que cuando revisamos la hoja de vida de los fallecidos encontramos que, por ejemplo, Cinthya Salazar Cántaro (22) era universitaria y trabajaba en un banco y tenía un pequeño niño. Su madre, Nieves Cántaro, acudió a la clínica Jesús del Norte en Independencia para recoger su cadáver. Afuera del nosocomio afirmó para RPP que la policía arrojó bombas lacrimógenas en el lugar de los hechos: “No soy testigo, pero sé que han tirado bombas lacrimógenas. ¿En qué cabeza se le ocurre a la Policía hacer eso? Mi hija recién había entrado a la discoteca y no había tomado. Tenía 22 años y era universitaria. Me quitaron a mi hija”, señaló.

Angie Inés Flores Isminio (22) deja a un menor de cuatro años de edad. Su pareja Franco Asencio Carrasco señaló que “La gente se empezó a amontonar. Habían unas 50 y 60 personas. Todo se descontroló porque los ‘tombos’ lanzaron bombas lacrimógenas que originó que todos se desesperaran y corrieran hacia la única salida que había en el lugar”. Él se pudo salvar gracias a que no se encontraba en el tumulto de personas que quisieron alcanzar la puerta. Su esposa llegó cadáver al hospital de Collique.

Asimismo, Mayurid Salcedo Velásquez (26) también era trabajadora y deja dos hijos. Mirian Paola Russo Loja (23) era ama de casa y deja dos hijos. Miksu Sánchez Sánchez deja huérfano a un hijo de 7 años. Karen Milagros Ucañan Rodríguez (31) (que en el fb aparece como Mi Lokitaa DD) también deja un niño en la orfandad. Las otras fallecidas serían: Jesica Vanesa Ramos Acevedo (35), Luz Joceliy Melosevich Huanca (28) y Daphner Fiorella Riojas Santos (23).

Otro es el caso del barrista de Universitario de Deportes Joan Diego Flores Paz (30), más conocido como “Cancha” o “Canchita” quien también murió asfixiado y sería uno de los “prontuariados” por haber causado, alguna vez, desmanes públicos o enfrentamientos con su clásica banda rival. Algo que la prensa ha inflado para de alguna manera justificar el mal accionar de la PNP.

Lo más sorprendente de esta masacre a 13 jóvenes en una discoteca es que los testigos de hecho son categóricos al señalar que sí se lanzó bombas lacrimógenas y que incluso hubo disparos al aire. Por cierto, una de las declarantes afirma también que la policía habló con los encargados de la discoteca y que no llegaron a ningún acuerdo por lo que decidieron entrar. Ya adentro la policía –según la testigo—habría cobrado cupos para dejarlos salir.

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