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“¿Nieves? ¿Dónde estás, Nieves?”

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Escribe: Adriana Pérez Cumpa

La joven corría para escapar de su fatal destino, sus pies la llevaron a un lugar que no imaginaba pisar, pero ahí se encontraba. Frente a aquella mujer de habilidades místicas.

Sadhaka, una obra gracias a la dramaturgia de Luis Alberto León y Enrique León, bajo la dirección de Luis Alberto León y Ana Cecilia Chung, nos lleva a un escenario fantástico, lleno de misterio. La puesta en escena nos trae a una chica llamada Nieves, una adolescente que, luego de tomar una terrible decisión, se aferra a la idea de hospedarse en la granja de doña Amparo, una señora de supuestos poderes enigmáticos.

La trama se va desarrollando con la joven rogando quedarse en la granja, el terrible crimen que había cometido no era más que una excusa para doña Amparo. Y ella, fiel a su estilo pelando maíces mientras el asiento que le permitía descansar la soportaba, solo la miraba, se reía y exclamaba las verdades de la vida.

Un aspecto importante a resaltar es la energía que los actores usaban para vivir cada escena. El intercambio de lágrimas, de gritos, de emociones era fascinante, eso sin contar con la iluminación y música en vivo que ambientaba a la perfección el panorama.

Los puntos clave de la obra son las tareas encomendadas a Nieves por Amparo. “¿Quieres quedarte? Necesito que hagas esto”, era lo que decía la señora antes de mandar a la muchacha a una nueva aventura. Las ganas de evitar que sea descubierta por su madre o por cualquier otra persona eran mayores, eso le motivaba a caminar miles de kilómetros para conseguir lo requerido.

¿Qué fue lo primero que buscó? Algo prácticamente imposible… La semilla de un elefante. Una vez que volvió a la granja, Nieves fue la encargada de darle tal cosa a una señora que le rogaba a doña Amparo revivir a su bebé. Aunque se sabe que de la muerte no hay retorno, la esencia le aseguraba a la madre que volvería a tener un nuevo ser en su vientre.  

Con la alegría momentánea, el enojo de la joven era evidente en el tono de su voz. ¿Tanto había recorrido para nada? ¿Tantos años padeció para que su esfuerzo se vaya en alguien que conoció en cinco segundos?

Después de una discusión, de nuevo la joven fue enviada a una nueva aventura, esta vez para traer algo sumamente repugnante. Si quiere saber qué es lo que consiguió, usted está cordialmente invitado a presenciar la obra en el Auditorio del Icpna en Miraflores a partir del 6 de febrero.

Al morir Nieves en busca de un higo, las luces se apagan, aquello da a entender el inicio de un nuevo “ciclo”, es decir, la reencarnación de una nueva vida.

Al encontrarse Amparo y Nieves en una nueva oportunidad encarnadas en otros cuerpos, es evidente que sus espíritus se recuerdan con afecto. La unión entre ambas es inevitable, las palabras salen sobrando es así que, con un cuchillo, la nueva Nieves se suicida: solo podía existir una “Amparo”. Sola una dueña de aquellas tierras con dones capaces de todo.

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