Hablo por teléfono con mi padre. Él está en Estados Unidos, y yo en El Agustino. Charlamos, para variar, de literatura. Literatura peruana. Literatura peruana última. Literatura peruana última que se vende a nueve soles con noventa céntimos. En mesas, de feria, al mejor postor. Mi viejo fue librero. Empezó en La Familia y no se detuvo hasta ser jefe de tienda en Ibero de Comandante Espinar. Logró hacer lo que yo aún no puedo: vivir de la literatura. Sin embargo, él no la escribe, la lee y la vende.
Recuerdo que la primera vez que conocí Trujillo fue viajando en su auto particular y, para comer un ceviche, vendimos un saldo de libros que le habían obsequiado en su época de vocero de la editorial Planeta. Ahora hablamos de cómo muchos de los libros de la literatura peruana última terminan rematadas en saldos ínfimos. «Lo que pasa es que los editores buscan siempre lo nuevo. Editan un poco y si no se vende, para recuperar su inversión, lo rematan. En el fondo, el tema es cómo lo mueven los libreros.» ¿Qué autor vende realmente en el Perú de hoy?
Basta fijarnos en las listas de las librerías y veremos que los libros más vendidos no pasan de ser de autores de la vieja guarda ya fijados en el imaginario, o, algún tema muy de moda. Mi viejo señala que Renato Cisneros es el que más vende y mejor escribe. Yo callo. Sé respetar los gustos de la gente. Hablamos de Thays, Bellatin, del autor de Cien Cuyes; de la forma de narrar de Vila-Matas, Fresán, y Aira.
Recuerdo que hace poco conseguí La disciplina de la vanidad a nueve con noventa y desde entonces disfruto de la prosa pulida del autor de Escena de caza.
¿Qué sentido tiene publicar en una editorial grande si tus libros se van a terminar rematando en las ferias del libro que brotan como hongos furtivos en los parques de nuestra ciudad? Imagino que lograr una visibilidad mayor, una difusión real. Más allá del manido tema de «es muy difícil vivir de la literatura en el Perú…», las editoriales grandes siguen existiendo, moldeando el mercado y abaratando los costos de imprenta y la ganancia de un autor. “Chau”. Cuelgo.