En junio del 2016, el investigado expresidente Ollanta Humala colocó la primera piedra para la construcción del Museo Nacional del Perú en Pachacamac, su creación se anunció como la obra más grande y moderna de nuestro país en un área de 75,000 m2. Además, desde el gobierno se señaló que con esto nuestro país celebrará el Bicentenario. Han pasado siete años y la realidad es que hoy el MUNA se cae a pedazos, arrastra aún 1500 observaciones en su construcción que han sido advertidas por Contraloría y a la fecha el museo no ha sido entregado oficialmente al Ministerio de Cultura. A estas alturas, el MUNA se ha convertido en la obra pública de la vergüenza.
En la construcción del elefante blanco hay responsabilidad de los presidentes de turno, ministros, viceministros y funcionarios del Ministerio de Cultura, pero, además, existe responsabilidad de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) la cual gerenció y administró el dinero para la construcción del MUNA. Pero desde esa oficina se lavan las manos por las inundaciones, cortes de luz y deudas que ha dejado la construcción del museo.
A pesar de todo lo señalado, en un insólito show, el encargado de Palacio Francisco Sagasti y el exministro Alejandro Neyra, el 25 de julio de 2021, invitaron al virtual presidente Pedro Castillo a la supuesta ceremonia de inauguración del MUNA, toda una patraña donde el hombre del pañuelo mencionó: “Este cofre se irá llenando progresivamente durante los próximos años, de tal forma que el 9 de diciembre de 2024, cuando celebremos el bicentenario de la batalla de Ayacucho, que se selló la independencia de toda Sudamérica, podremos inaugurarlo completamente”. ¿Algo se inaugura parcialmente? Parece que solo en el universo politiquero de Sagasti suceden estás cosas.
En la actualidad, lo que viene sucediendo en el Museo Nacional del Perú se pretende esconder, y el elefante blanco viene sirviendo solo para actividades para la foto. En la visita del 24 de octubre de la presidente Boluarte, se quitó los celulares a un grupo de trabajadores del museo, un accionar que nos hace preguntarnos ¿Qué esconde Dina Boluarte? ¿Dónde queda la transparencia? o es que dicha actividad del MIDIS en los exteriores del museo fue otro circo de su gobierno.
Mientras colapsan los baños en el MUNA, Rossana Acuña, Edwin Alvarado y Leslie Mantilla, continúan en sus cargos a pesar de los cuestionamientos.
(Columna publicada en Diario UNO)