Han transcurrido ocho meses de gestión municipal en los 43 distritos que tiene Lima y en la mayoría de ellos los vecinos aún no vislumbran avances de gestión relacionados a desarrollo urbano, seguridad, y en especial, cultural.
El adormecimiento de ciertos alcaldes ya no sorprende, porque todos conocemos de sobra que mientras estuvieron en campaña, ofrecieron el oro y el moro con el propósito de obtener votos, pero una vez que fueron elegidos empezó la flema administrativa y con bajos niveles de ejecución.
Dentro del paquete de propuestas y ofrecimientos de la mayoría de candidatos a alcaldes no existía la palabra CULTURA; es decir, ésta no figuraba en los planes de gobierno y mucho menos en sus discursos, a pesar que dentro de la dimensión social de un plan municipal no se puede excluir la cultura.
El alcalde Metropolitano, Rafael López Aliaga, durante su campaña prometió que Lima sería una potencia mundial, pero nunca le oímos hablar de cultura. Esa es la mentalidad de alcaldes y alcaldesas que no tienen ni idea que la cultura es una variable imprescindible para sacar adelante a una ciudad, tal como sucede en muchos ayuntamientos europeos, cuyos porcentajes de PBI están elevados gracias a las industrias culturales.
Necesitamos con urgencia que nuestros alcaldes no nos priven de los derechos culturales que establecen las leyes. Nuestras familias requieren de industrias culturales relacionadas al arte, el cine, el teatro, la fotografía, la literatura, la danza y la música. Así como la interculturalidad que identifica toda expresión y costumbre de cada territorio.
Por ejemplo, San isidro, Miraflores y Jesús María tienen centros culturales con actividades al día, pero no precisamente por iniciativa de sus burgomaestres, pues, estos recintos funcionan por defecto gracias al paso de los años. Sin embargo, en Barranco sucede algo insólito: este distrito aún no cuenta con un Centro Cultural Municipal, a pesar que preserva por historia una amplia tradición cultural.
Las grandes iniciativas culturales y artísticas que hemos visto en los últimos años, como festivales de cine, ferias de libros internacionales, exposiciones de arte, pasacalles, arte vivo y festivales de teatro, han sido gracias a gestiones privadas de universidades, academias, asociaciones, y gestores culturales comprometidos.
¿Y en los municipios qué…?
(Columna publicada en Diario UNO)