Política

Mujer peruana, participación y democracia

Lee la columna de Raúl Allain

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La cultura de la democracia en el Perú se basa en grandes principios y valores fundamentales de la democracia universal que no deberían cuestionarse en ninguna parte del mundo.

Como se conoce, etimológicamente la palabra “democracia” procede del griego δημοκρατία, la cual consta de los vocablos δῆμος (dḗmos, que pueden traducirse como «pueblo») y κράτος (krátos, que significa «poder», o «gobierno»). En ese sentido, democracia es “el poder o el gobierno en manos del pueblo”.

Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la palabra democracia tiene dos acepciones: “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno” y “Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”.

Sabemos que en tiempos actuales, democracia equivale a un sistema de elección de autoridades mediante el voto universal y secreto, pero algunos autores señalan que estos procedimientos sólo son una parte de la llamada “democracia electoral”, que suelen basarse en el principio de que el poder surge a partir del voto de los electores, o en otras palabras “el poder nace en las urnas”.

En términos más estrictos, “Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes.

En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales”.

El término ha ido evolucionando con el tiempo, sobre todo desde finales del siglo XVIII, con la sucesiva introducción de sistemas democráticos en muchas naciones y sobre todo a partir del reconocimiento del sufragio universal y del voto femenino en el siglo XX.

El acceso de la mujer peruana al sufragio es una conquista importante. El 7 de setiembre de 1955, el presidente Manuel Odría firmó la Ley 12391, para que la mujer pueda votar y ser elegida. Un año después, el 17 de junio de 1956, la mujer ejerce por primera vez el derecho al sufragio en el Perú. (https://tinyurl.com/48pekjhz)

Pero, al margen de estas conquistas, ¿por qué el sistema democrático está en crisis? La democracia peruana requiere del desarrollo de la nación en términos de equidad para las peruanas y peruanos a pesar de cualquier inclinación egoísta de la ciudadanía.

No basta el ejercicio del voto universal de hombres y mujeres para construir una buena democracia. La democracia, si bien es un sistema considerado apropiado porque involucra la participación de los ciudadanos, tiene imperfecciones nacidas de la actuación individual de los que ostentan el poder, quienes muchas veces incurren en delitos.

La democracia entra en crisis cuando hay corrupción de funcionarios. Solo así se explica que en el Perú, por citar dos casos, haya varios expresidentes regionales y alcaldes procesados penalmente y en prisión.

En el caso de la corrupción de ciertas autoridades o funcionarios estatales cabe señalar que muchos de ellos realizan “negociaciones debajo de la mesa” para obtener beneficios ilegales por favorecer a empresarios privados en licitaciones públicas. Esto motiva que la población se haya decepcionado del sistema democrático, trayendo como consecuencia conflictos sociales y la posibilidad de que haya un golpe de Estado.

A propósito de la crisis de democracia, Alexander Benites y Luis Valverde en su ensayo “El estancamiento de la democracia en el Perú”, señalan que: “En las décadas de los años ochenta y noventa, los países latinoamericanos alcanzaron uno de los logros políticos más importantes desde su independencia: la conformación de regímenes con características mínimas para ser catalogados como democráticos”. (https://tinyurl.com/33zw3x3s)

Sin embargo, los autores afirman que “el sistema político peruano empieza a degradarse de forma acelerada a raíz de la normalización del uso de mecanismos institucionales extremos, tales como la vacancia presidencial y la disolución del congreso. Tras el descubrimiento de escandalosos casos de corrupción, Perú llegó al bicentenario de su independencia con una elección altamente polarizada, una oferta de ‘partidos’ cada vez más pobre, y denuncias infundadas de fraude electoral que ponían en tela de juicio el trabajo de los organismos electorales. La cadena de acontecimientos siguió cuesta abajo con el expresidente Pedro Castillo, que intentó, felizmente sin éxito, un golpe de Estado en el año 2022”.

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