Sin duda la muerte del exdictador Alberto Fujimori, ha generado más polémica y divisionismo entre los peruanos. Por un lado, desde los sectores más conservadores afirman que fue el mejor presidente del Perú y que supo combatir el terrorismo. Y por otro lado, desde las tribunas más progresistas y de izquierda se muestran sumamente indignados (no entendemos por qué un deceso indigna) e incluso, en las redes sociales han emprendido una retahíla de posts que lapidan con rencor al nipón fallecido, con calificativos como ‘genocida’ y ‘violador de derechos humanos’.
Ergo, la frase del día es: si soy de izquierda- “Fujimori Asesino”; y si soy de derecha-“Gracias Fujimori por sacar adelante al Perú”. Ese es el eterno binomio sociológico, que desafortunadamente durará largos años, mientras Keiko Fujimori exista en la arena política.
Sin duda, Alberto Fujimori tuvo y tenía grandes saldos con la justicia; sin embargo, él ya no está en este mundo y por ende sus procesos pendientes se archivarán; en tanto, el pago de la reparación civil pendiente también se extingue.
Así las cosas, todas estas variables coyunturales, sumadas a las típicas facciones “anti” y “pro”; echan más leña al fuego y peor aún, consolidan esta estúpida polarización entre compatriotas, que en lugar de abrir los ojos para no permitir más desgobierno y emprender un real cambio desde la sociedad civil, cada quien continúa defendiendo a su “santito” preferido y le prende una velita misionera, por consigna derivada de una manipuladora ideología.
Mientras tanto ¿Quién pierde? Sin duda el país sigue perdiendo, porque mientras la noticia continúe haciéndose más viral, el Perú continúa confinado en un pantano de incertidumbre, desasosiego y extrema inseguridad, en todos sus ámbitos.
Y ¿Quién gana? Sin duda, en estos momentos ganan los más truhanes; es decir, los que tienen saldos con la justicia. Aún no sabemos hasta cuándo durarán las coberturas sobre el deceso de Fujimori y sobre los entretelones de su régimen. Por teoría, debería ser hasta el sábado 14 de septiembre, fecha de su sepultura. No obstante, mientras esta noticia perdure, los que continúan riéndose a pierna suelta son Andrés Hurtado ‘Chibolín’, personaje oscuro que arrastra al grupo de sus cercanas, la fiscal Elizabet Peralta y la exjefa de Migraciones, Roxana del Águila.
Mientras esta “cofradía” requiere ser investigada seriamente por la presunta red que conformarían en agravio del Estado, al parecer, se ha hecho una pausa, porque la Fiscalía no lanza más pronunciamientos y la JNJ continua con su mutis generalizado.
Otro personaje, que también viene riéndose a sus anchas, es el prófugo Vladimir Cerrón, quien quizá por ahora no se suba a un ‘cofre presidencial’; sin embargo, su supuesta búsqueda para capturarlo, sumada, a los tres días de duelo por el deceso de un expresidente, por el momento se mantiene en ‘QAP’; es decir, pendiente.