Opinión

Muere Nano Guerra García entra Fernando Rospigliosi

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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Murió el padre del emprendedurismo en el Perú, el defensor del libremercado y sus turiferarios: los DeSotos, los Añaños, los Brescia y los trabajahastaquetemueras. Murió Nano Guerra García en una posta pobre de Arequipa donde ni siquiera lo pudieron atender, no había personal, no había equipos, no había ni algodón y en su traslado, buscando una clínica, se le extinguió la vida a este psicopompo del capitalismo draconiano que jamás se dio cuenta que los hospitales, los colegios, las carreteras deberían ser la expresión material del “buen capitalismo” (si es que hay uno bueno).

Siempre se ha pensado que los presidentes, ministros y congresistas y un largo etcétera de comechados viven en Lima porque aquí tienen todo. Y una simple descompensación podría ser atendida en una clínica de lujo en un dos por tres. Pero qué pasa cuando te alejas solo un par de horas fuera de Lima, pues el acabose, el final del final porque el Perú es pobre y miserable y miles de peruanos mueren por simples afecciones o por citas que duran meses y cuando le toca el turno, el paciente ya es cadáver. Una lástima que El Comercio hoy editorialice sobre el Minsa y los hospitales del estado, en vez de editorializar sobre el sistema, porque el sistema político-social-económico y todos sus tenedores son los grandes culpables de nuestras desgracias.

Toda muerte es lamentable desde cualquier perspectiva. No obstante, el deceso de NGG solo nos lleva a pensar en sus frases siempre desentonadas o dignas de un reyezuelo como esa vez que dijo que “930 soles es un montón de dinero para mucha gente en el Perú” o que “dos Bukeles y un Milei daban como resultado a un Alberto Fujimori”, el presidente asesino y más sangriento que ha tenido el Perú. O aquella vez en que estaba en una playa y muy suelto de huesos dijo que “lamentablemente tenía que trabajar”. Y murió justificando las 80 muertes de Dina Boluarte y celebrando con los empresarios corruptos de PERUMIN en Punta Bombón mientras la gente en la calle gritaba “Mina no, Agro sí” y en una de las peores crisis agrarias que estamos soportando por la falta de fertilizantes y la guerra en Ucrania.

Y siempre podemos estar peor, por eso, a la caída de NGG entra como accesitario Fernando Rospigliosi, acusado varias veces de corrupción, incluso una de carácter constitucional por el caso de “uniformes policiales”; y, según Wayka, Fuerza Popular le pagó 180 mil dólares a una de sus empresas. Y para variar, también justificó varias matanzas.

Curiosamente, tanto Nano Guerra García como Fernando Rospigliosi fueron acérrimos opositores al clan Fujimori y cía y después de algún tipo de aceitada o lavado de cerebro se plegaron a ese monstruo mecánico naranja que en poco más de 30 años está llevando al estado peruano a una metástasis irreversible.  Que dios los tenga confesados.

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