El día de ayer y con la presencia del Presidente de la República y la Primera Dama se realizó la inauguración de la nueva edición de Mistura en el nuevo espacio (cedido según informes por los próximos cinco años para este evento) ubicado en la Costa Verde.
Mistura es una fiesta gastronómica (esta vez instalada en un espacio tan grande que fácilmente demoraría uno todo un día en recorrer), que pone a disposición del público asistente una variedad increíble de platos a precios que oscilan entre los 5 soles y los 16 soles. A diferencia de otras ediciones, esta vez se ha dividido los espacios en «mundos», de tal forma que uno puede recorrer el recinto con la seguridad de que encontrará en dichos espacios una gran concentración de restaurantes que ofrecen platos de acuerdo a los ingredientes. Por ejemplo para el área marina, arroz tapado con pulpa de cangrejo, filetes de paiche a la plancha o ceviches hasta bastante entrada la noche. Sin duda los más visitados son los espacios que ofrecen Chancho al palo, Caja China o Pachamancas, así como la sección dedicada a los anticuchos y los platos criollos.
Como en cada edición, las colas son interminables (y eso que era un día previo a lo que significa la marea humana que asiste a este evento cada año), sin embargo la espera vale la pena una vez que por fin se consigue el plato: el crujiente sabor del lechón recién salido de la parrilla a la brasa es francamente delicioso, tanto como el jugoso pollo a la leña o la mixtura tarapotina (de tacacho con cecina y chorizo de la selva). ¿Platos exóticos? hay algunos, pero si lo que quieren es experimentar con sabores andinos, los stands de comida ayacuchana, tacneña o arequipeña (por citar algunos) son imprescindibles.
La sección de postres no trae muchas novedades (picarones, mazamorra morada, arroz con leche, platos que se pueden conseguir en cualquier lugar) pero los dulces de la selva son increíbles (esos alfajores rellenos de mermelada de aguaymanto son una delicia). Hay de todo, y en medio de todo, cosas que valen la pena porque no son corrientes, como los churros rellenos de compota de manzana con canela, una delicia, o el queso helado arequipeño (que provoca adicción).
Cola para comprar el chancho al palo.
El frío es un tema aparte. Estamos asistiendo a uno de los inviernos más crudos en mucho tiempo y la brisa del mar limeño no hace sino confirmarlo a pesar de las estufas aéreas que están ubicadas cada cierto tramo en áreas donde la gente se reúne a beber algo o descansar. Los piscos están también presentes con varias bodegas que ofrecen sus mejores cocteles, fríos y calientes; y para los que quieran beber una cerveza, Cristal auspiciador de Mistura (¿porqué no auspicia también la feria del libro como hacen las cerveceras en la FIL Guadalajara?), se ofrece a un sol cincuenta la lata.
Mención aparte es el área dedicada al «Mercado», donde pueden encontrar productos de todo el país a precios muy asequibles (un litro de chicha de jora norteña cuesta cinco soles), harina de arverja o quinua y kiwicha (los productos preparados con estos últimos están también disponibles en varios stands).
Al cerrar la noche el concierto de Miki González tocando sus temas ochenteros (cosa rara pero que se agradece), puso a bailar a más de uno. Regresar a la redacción es otro problema: los taxis hacen su Mistura con los precios.
Hoy Mistura abre sus puertas oficialmente a todo el público: una oportunidad para conocer y saborear la variada cocina que se hace en el Perú.