El Congreso de la República ayer jueves aprobó con 41 votos a favor, 22 en contra y 25 abstenciones la moción de interpelación al ministro del Interior, Juan José Santiváñez. Entre los temas por los cuales es cuestionado está la falta de gestión en la lucha contra la criminalidad, el ‘cofre’ y el posible apoyo del Ejecutivo a Vladimir Cerrón y, además, por las conversaciones de audio con el capitán ‘Culebra’.
El ministro del Interior deberá presentarse el miércoles 2 de octubre a las 3 de la tarde ante el Pleno del Congreso para responder un pliego de preguntas. Antes de conocer la noticia de su interpelación Santiváñez se encontrada en la región Loreto, donde el miércoles 17 pasado puso en marcha el operativo “Amanecer Seguro”, con la movilización de más de 360 efectivos de la Policía Nacional.
En esa oportunidad el titular del Mininter reiteró el respaldo del Gobierno a la PNP y destacó que esa clase de operativos son fundamentales para combatir con firmeza la delincuencia en todas sus modalidades. Tras un largo día de eternas promesas en la ciudad de Iquitos, el ministro Santiváñez abordó un avión de la empresa Latam con destino a Lima. El vuelo LA2233 salió del Aeropuerto Internacional Coronel FAP Francisco Secada Vignetta a las 19:10 pm.
Minutos previos a su viaje a Lima, una llamada telefónica retumbó en la cabina del avión. Según testigos, el ministro Santivañez habría reaccionado de manera furibunda. “Le gritaba por celular a una mujer. Le decía que se calmara, que era un trámite, que faltaban firmas, que no iba a pasar a nada”, relata uno de los pasajeros.
Segundos después, el ministro habría elevado más la voz contra su interlocutora. “Él insistía con voz fuerte que se calmara que no iba a pasar nada. La voz de la mujer se escuchaba tensa. Luego habló con un congresista a quien le dijo que no se olvide de apoyarlo”, nos dice uno de los testigos que abordó el vuelo rumbo al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.
Al parecer, el apoyo de algunos congresistas no alcanzó para que el Congreso no decida interpelarlo. El ministro sabe que tiene las horas contadas y que su cargo está en el aire.
