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Ministerio de Cultura: La polémica sobre el Premio Nacional de Literatura 2020

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Mediante una Nota de Prensa Lluvia editores cuestionó cómo se viene manejando el Premio Nacional de Literatura organizado por el Ministerio de Cultura. Este cuestionamiento se suma a las denuncias por corrupción y la mediocre gestión que viene desarrollando el MINCUL en sus diez años de creación.

Lluvia Editores señala que por un tecnicismo el área legal del Ministerio de Cultura dejó fuera de competencia al libro El Espía del Inca de Rafael Dumett. Una novela histórica que ha recibido buenas críticas y es considerada una de las mejores publicaciones en la última década.

La editorial también menciona: «Esteban Quiroz Cisneros con RUC. 10062201474 presentó la novela El Espía del Inca de Rafael Dumett como editor con más de 40 años de experiencia en el sector, y lo hace como persona con negocio como indican las Bases. Sin embargo, los abogados del MINCUL sustentan que la frase: Edición a cargo de Esteban Quiroz Cisneros, no tiene valor. Ellos indican que aunque Esteban Quiroz Cisneros es persona natural con negocio, en la hoja de créditos debe figurar el nombre comercial Esteban Quiroz Editor. Es decir que por un tecnicismo pretenden excluir a la novela con más acogida en los últimos años».

El reclamo de la editorial de Esteban Quiroz también agrega: «Además, señalan que no se levantaron dichas observaciones. Se levantaron oportunamente y no las tuvieron en cuenta. Si en la hoja de créditos figura que la edición está a cargo de Esteban Quiroz Cisneros, ¿qué más hay que objetar? Entregar documentos de INDECOPI, SUNAT, ¿no clarifica? Pero en vez de aclarar la situación o de asesorar, claramente se nota que el ministerio ya tenía una decisión tomada».

Como se sabe, el Ministerio de Cultura es una institución desacreditada, donde la corrupción sigue saliendo a luz con el caso Richard Swing. Ante la coyuntura política la editorial también cuestiona al ministro «¿A quién quiere premiar la cartera del Ministerio de Cultura, señor ministro? El Espía del Inca de Rafael Dumett merece competir por el premio largamente, y usted lo sabe señor. ¿Qué trabajo hace el MINCUL? Los abogados no brindan soluciones sino exclusiones y eso no lo podemos seguir permitiendo. Dedíquense a difundir Cultura y no a excluirnos de ella. Su ceñida Resolución Ministerial también ha descartado a los escritores Hugo Carrillo con su título “Anqhas Wayta, Flor azul”, y a Roberto Reyes Tarazona con “Caldero del infierno” títulos publicados por Lluvia Editores».

La Resolución Directoral del Ministerio de Cultura de los candidatos aptos al Premio Nacional de Literatura, fue firmado por el señor Leonardo Dolores Cerna, Director de Programa Sectorial III de la Dirección del Libro y la Lectura.

´Resolución Directorial de los candidatos aptos.

Para nosotros es una broma de mal de gusto que en la lista de los candidatos seleccionados figuren libros como «La mujer soviética», «Interruptus», «Es mi vida», «El cerco blanco», «Nunca seremos normales», «Compórtense como señoritas», «Una asunto frío y vulgar», «Emma», «Tiene que haber otro final» (novela de Susanne Noltenius, quien ya ha ganado el Premio Nacional de Literatura anteriormente). Y es más cuestionable que en la categoría No Ficción figuren: «¡No retiro nada!» de Alberto de Belaunde; «Primero muerta» y «No te mato porque te quiero» de Lorena Alvarez; «Vizcarra. Una historia de traición y lealtad», de Martín Riepl; «Más allá del muro», de Eva Bracamonte; «H&H» y «K.O. P.P.K.» de Marcos Sifuentes; «Yo soy tu padre», de Ricardo Moran; «Algún día te mostraré el desierto», de Renato Cisneros, entre otros. Ese es el termómetro de nuestra literatura en el Perú según el criterio de las luminarias del Ministerio de Cultura.

Por su parte, Rafael Dumett, el autor del libro El espía del Inca se pronunció ante lo sucedido:

«Muchísimas gracias a todos aquellos que defienden “El espía del Inca”. A la enorme mayoría, que son nada más y nada menos que simples lectores, no los conozco. Son personas libres que han actuado libremente: yo no beso los anillos de nadie, no le lamo nada a nadie y no frecuento cortes de ningún tipo.

No soy incondicional de nadie, ni siquiera de mí mismo. Por ello, les pediría que se abstengan de insultar en nombre de los supuestos merecimientos de un libro escrito por mí. De acusar sin pruebas. De especular motivaciones perversas. Si lo hacen en mi muro, lamentablemente tendré que borrar los comentarios.

Prefiero decantarme por la hipótesis más simple: “El espía del Inca” fue eliminado del Premio Nacional de Literatura 2020 por puro celo burocrático. Un celo burocrático al que, en abstracto y por principio, el amante del respeto a las normas que soy le da la bienvenida en el Ministerio de Cultura del Perú.

Me siento muy afortunado. Cada vez más peruanos están asumiendo al Espía como suyo, y por eso lo quieren, protegen y defienden con uñas y dientes, con una pasión que me sorprende y conmueve. Recibir un reconocimiento del Estado peruano hubiera sido un honor, pero con la gratitud sincera, afectuosa y sostenida del lector de a pie me basta y me sobra.

Mis saludos y felicitaciones a quien gane. Yo me doy por bien servido, doy vuelta a la página y sigo adelante».

Para finalizar es importante recordar estas palabras del escritor chileno Roberto Bolaño, sobre el Premio Nacional de Literatura de Chile.

«La literatura, supongo que ya ha quedado claro, no tiene nada que ver con premios nacionales sino más bien con una extraña lluvia de sangre, sudor, semen y lágrimas. Sobre todo con sudor y lágrimas, aunque Bertoni seguro que añadiría el semen. La literatura chilena no sé con qué tiene que ver. Tampoco, francamente, me interesa. Eso lo tendrán que dilucidar los poetas, los narradores, los dramaturgos, los críticos literarios que trabajan en la intemperie, en la oscuridad; ellos, los que ahora no son nada o son poca cosa al lado de los pavos hinchados, se enfrentarán al reto de hacer de esa posible literatura  chilena algo más decente, más radical, más libre de componendas. Ellos se enfrentarán, algunos hombro con hombro y otros más solos que la una, al reto de hacer de la literatura chilena algo razonable y visionario, un ejercicio de inteligencia, de aventura y de tolerancia. ¿Si la literatura no es esto, placer, que demonios es?».

Los peruanos no lo sabemos. Y nos avergüenza.

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