Mientras la Ministra de Cultura Diana Alvárez Calderón disfruta de Colombia y la Feria del Libro de Bogotá, aquí en Lima los concursos de cine e industrias culturales realizados por el Ministerio de Cultura, han sido declarados desiertos.
Eso significa que no saldrá dinero del Ministerio, ni un sol, sin duda, es la mejor forma para decir que se cumplió con los concursos de este año, pero también declarar desiertos los cuatro premios es una forma recontra mañosa que suelen aplicar las instituciones públicas. La política es este país está infectada y más en un Ministerio de cimientos apristas.
¿Cuál es el apoyo por parte de Ministerio de Cultura a los cineastas? Ninguno, sabiendo que muchos cineastas en Lima y en las regiones hacen grandes esfuerzos para poder filmar. Declarar desierto estos premios de cine en un país donde no existe ninguna facultad de cine ni grandes especialistas en industrias culturales simplemente es una barrabasada.
Este fue el argumento del por qué declararon desierto los premios.
1.- “Que los proyectos presentados no cumplen con las exigencias planteadas como criterios de evaluación, los mismos que se refieren a la proyección internacional de los proyectos a los mercados que postulan”.
2.- “Que habiendo considerado el criterio de evaluación y ante la experiencia de este dictamen, espera que futuros proyectos a presentarse incidan con mayor propiedad y exhaustividad en la dimensiones social, cultural y de proyección internacional que este concurso se requiere”.
Aquí el jurado es contratado, y ellos no tienen la última palabra, porque estos concursos se planean desde antes de hacer las convocatorias, se planea como han sido planeados otros concursos del Ministerio de Cultura, donde el ganador sabía que el concurso era una excusa para facilitarle el dinero.
Esto demuestra una vez más que el Ministerio de Cultura está pintado, la Ministra no trabaja, pero le encanta salir en toda la publicidad que sea posible y obviamente, cobrar a fin de mes sus 30 mil soles. Ese sueldo jamás quedará desierto.
Cuatro premios desiertos señores. Como dice el refrán “Hecha la ley, hecha la trampa.”