A un padre de familia le resulta más práctico y económico tener a su hijo pegado a la pantalla de un celular o una computadora que estar lidiando con su aburrimiento o distracción, sin embargo, eso a la larga significará una gran distancia respecto al aprendizaje de otros muchachos de su edad, quienes terminaron yendo a clases vacacionales o talleres, aprovechando mejor su tiempo y energías.
Lastimosamente esa es la gran realidad en muchas familias peruanas que no cuentan con los recursos económicos para brindarle una calidad formativa a sus hijos, y se conforman en cumplir con matricularlo en una escuela pública o privada.
Recientemente, el Ministerio de Educación (Minedu) ha establecido el inicio de clases para el calendario escolar el próximo 17 de marzo, según Resolución Ministerial N.° 556 -2024 –Minedu, la cual organiza el ciclo académico con el “objetivo de fortalecer las competencias de los estudiantes y garantizar su bienestar integral”. Sin embargo, la decisión de iniciar una semana después en comparación con el año anterior genera preocupación entre padres de familia y especialistas, especialmente en relación con la educación pública.
Este nuevo año introduce un cambio significativo: el inicio de clases en la tercera semana de marzo, a diferencia de la segunda semana utilizada en el ciclo anterior. Con el término de las actividades escolares fijado entre el 19 y 20 de diciembre, el año académico pierde cinco días lectivos en comparación con 2024. Aunque las instituciones privadas, al ser autónomas, tienden a arrancar las clases antes, este retraso impacta principalmente en las escuelas del Estado.
La normativa establece que el año escolar debe incluir un mínimo de 160 días lectivos y 30 días de gestión. Sin embargo, la reducción de días lectivos despierta inquietudes sobre cómo podría afectar la calidad del aprendizaje, especialmente en un sistema educativo que aún enfrenta retos tras las interrupciones causadas por el fenómeno climatológico en el año 2023.
En total, el año académico comprende 36 semanas lectivas y 8 semanas de gestión. Este diseño organiza las actividades escolares de manera que las metas educativas puedan alcanzarse sin comprometer el tiempo de planificación y evaluación docente.