Opinión

MINCUL: la casa de los cuchillos

Lee la columna de Edwin Cavello

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Con la llegada de Dina Boluarte a la presidencia del Perú, la sede central del Ministerio de Cultura se ha convertido en un satélite caviar encabezado por la ministra Leslie Urteaga Peña. En esas oficinas hay un nivel extremo de reciclaje, donde los recientes contratados vienen especialmente de la recordada Sunedu caviar y de Indecopi. Toda esta gente designada por la ministra tiene algo en particular: no conocen del tema cultural.

Entre los reciclados también se encuentra el exalcalde de Barranco, José Rodríguez Cárdenas —recordado fan de Susana Villarán—, el mismo que en pandemia llevó las donaciones de alimento a su casa y no a la Municipalidad de Barranco. Regresando al MINCUL, sucede que la pareja de baile de Richard Swing, anda pensando en tumbarse a la presidenta de IRTP, Ninoska Chandia. Y esto pasa porque la ministra Leslie Urteaga ha perdido poder en las decisiones respecto al IRTP. Es decir, en TV Perú y Radio Nacional.

Urteaga Peña se siente como una simple observadora, ya que desde la llegada de Chandia al IRTP y de Gilbert Llapapasca a Radio Nacional, se ordenó la casa botando a una larga lista de gente que se la llevaba fácil, curiosamente la mayoría de esos personajes han sido caviares y amiguitos de izquierda que andaban con su polo del Che Guevara. Esto incomodó mucho en el sector caviar, ya que vienen perdiendo terreno y puestos de trabajo en el aparato estatal.

Incluso la semana pasada, al estilo Juanito Alimaña, un expresidente de IRTP salió con el cuchillo afilado para atacar a Ninoska Chandia, pero se notó que, en su activismo cuestionador de desempleado, existía más el deseo de volver a ser presidente de IRTP, pero todos sabemos que el escribidor no da la talla.

Por más cuchillos que quieran meterle a la presidenta de IRTP y por más errores que cometa, la ecuación es simple: Ninoska Chandia, tiene la confianza de la presidenta Dina Boluarte, porque fue ella quien la designó. Sabemos que en el MINCUL están buscando desesperadamente su caída. La realidad es que en el piso 8 de la sede central no quieren a Ninoska Chandia ni al gerente de Radio Nacional. Al final, esto se convierte en un lío de mujeres disputándose el poder. La pregunta es ¿quién ganará?

(Columna publicada en Diario UNO)

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