Los tiempos cambian y las restricciones poco a poco se van quedando en el pasado, eso sí, tomando aún algunas consideraciones para que las fuerzas armadas también puedan ejercer su derecho al voto, como cualquier otro ciudadano.
El Ministerio de Defensa, en coordinación con la ONPE, ha dispuesto el despliegue de 61 mil efectivos de las Fuerzas Armadas para el resguardo de los 11,673 locales de votación durante la segunda vuelta presidencial este domingo. Asimismo, informó que los militares que participarán en dicha operación podrán ejercer su derecho al voto previa autorización del Comando Operacional correspondiente.
En tanto, aquellos que no estén directamente implicados en las acciones vinculadas al proceso electoral, podrán sufragar sin restricciones, ya que no habrá orden de inamovilidad para el personal de las FF.AA. para este 6 de junio.
El voto militar a través de la historia Republicana
El 30 de marzo de 2005, mediante Ley N° 28480, se reformó el artículo 34 de la Constitución Política del Perú, reconociendo a los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú, el derecho al voto y a la participación ciudadana, regulados por ley.
En el anexo de esa Ley se menciona que las Fuerzas Armadas no podrán ser miembros de mesa, personeros, o candidatos en procesos electorales, entre otras disposiciones.
Asimismo, en el tercer artículo se indica que los efectivos del orden podrán ir a votar vistiendo su uniforme, no deberán portar armas al momento de emitir su voto, y los presidentes de mesa deberán dar facilidades a los electores miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú, para la emisión del voto.
Explica la historiadora Margarita Guerra Martiniére que esa restricción se debía al fuerte impacto que tenía la Fuerza Armada en la toma de postura política en el siglo XIX, y que eso quedó expresamente plasmado en las Constituciones de 1933 y 1979.
“Personalmente creo que deriva de la toma de conciencia de los civiles respecto al doble poder que se adjudicaba la Fuerza Armada para acceder a los cargos públicos, tanto por la vía de los hechos como por la vía del sufragio, debido a la diversidad de mecanismos de los que podía valerse para ganar una elección. A esto se añade que empiezan a consolidarse los grupos de poder que lucharán por el gobierno a partir de la segunda mitad del siglo XIX.” Escribe la historiadora en un artículo el 2003.