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Miguel Ángel Velit, el artista que conquista el espacio público

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Diversas esculturas de Miguel Ángel Velit se encuentran en diferentes lugares de Lima, el artista peruano comenzó esta gran conquista del espacio público como un verdadero guerrero, un trabajo quijotesco que hace ad honórem. Actualmente su obra se encuentra en ciudades de Asía, Europa, Estados Unidos y Sudamérica.

Para Velit los diferentes distritos de Lima necesitan del arte moderno. Hoy ya se puede disfrutar de una nueva escultura en el distrito de Miraflores, la escultura titulada Sin Fin, fue inaugurada hace unos días justo frente al Parque Kennedy (Espalda del teatro Romeo y Julieta), una obra de metal de diez metros de altura y que pesa más de tres toneladas.

Aquí la entrevista con el artista que continúa conquistando los espacios públicos del mundo.

Una nueva escultura en un nuevo espacio, esta vez tu trabajo titulado Sin Fin se encuentra en pleno corazón de Miraflores, ¿Por qué elegiste este espacio para tu obra?

En Lima hay pocos escultores que hacen esculturas modernas y gigantes, yo quería hace tiempo hacer una escultura en Miraflores, porque en este distrito he vivido como cuarenta años. Hice mi colegio,  la universidad y mucho deporte aquí. Siempre pasaba por la calle Porta y Shell, a la espalda del  teatro Romeo y Julieta, y veía que algo le faltaba, y pensé en una escultura grande que rompa con todo el contexto y los cánones.

Eres un artista que expone también en galerías, pero veo que te gusta mucho mostrar tu trabajo en espacios públicos, ya que tienes obras en varios espacios de Lima y otras ciudades del mundo

Sí, tal vez por mi formación. Yo soy escultor, y siempre postulé a parques de escultura internacional, actualmente tengo como setenta parques a nivel internacional, entre Asia, Europa, Estados Unidos, Sudamérica y muchas obras en el Perú. En china hice como catorce parques.

¿Crees que el público peruano ya está familiarizado con el arte moderno en los espacios públicos o todavía le parece extraño?

Les parece extraño, como la ven tan alucinada, que se mueve y tiene colores, les produce una sensación de esperanza y alegría. Mi escultura Sin Fin, es como la vida, que hay veces surgen problemas, pero te levantas y sigues subiendo.  Esto sigue creciendo y de repente te das cuenta que es la historia de tu vida o mejor dicho, el mapa de todo lo vivido. La vida es así, solo algunos siguen adelante y otros abandonan.

Tu escultura Sin Fin tiene diez metros de alto, ¿Es la más grande que tienes en Lima?

Sí, esta es la más grande aquí. También tengo otra de veinte metros en China, que lo hice gracias a un apoyo económico. En el caso de esta escultura he tenido que buscar auspiciadores o gente que me done metal, y pintura, pero también he tenido que vender mis cuadros para poder financiar este proyecto.

La veo enorme desde aquí, ¿Cuánto pesa tu escultura?

Pesa como tres toneladas, y la hemos traído con grúa, además, la escultura se desarma en cuatro partes y se va alternando a la medida que la grúa lo va subiendo, como si fuera una torre.

Veo que los espacios públicos de Miraflores siempre están abiertos al arte

Con esta gestión del alcalde sí. La nueva gestión tiene esta apertura actualmente, no sé si sea pecuniaria, pero si hay apertura a que los artistas manden su obra.

En el tema de escultura en la actualidad hay pocos artistas jóvenes que trabajan con el metal en el Perú

En Lima hay pocos,  pero en Estados Unidos es como hacer el pan, todo el mundo trabaja el metal, aluminio, bronce, sueldan fierro, trabajan con chatarra, de igual forma en China, Alemania, Hungría y México.

Otro buena noticia para ti es que acabas de ser invitado a la Bienal de Cochabamba…

Así es, en el fondo es otro tipo de arte que hago en paralelo con relación a la escultura, pero siempre sigue siendo moderno, porque también hago pinturas mapicas, sobre todo me inspira mucho la ciudad y el crecimiento urbano, digamos que es un arte urbano, porque es mi caminar personal por la ciudad, ya que salgo con una cámara de foto y video y voy viendo cómo va creciendo la ciudad. En el caso de la Bienal de Cochabamba en Bolivia, el tema era fronteras, entonces, inicié un cuadro que se llama Fronteras del mundo, y lo que hice fue plasmar Sudamérica en forma de mapa topográfico, pero también es la lucha que tiene Bolivia con su salida al mar.

Es curioso ese tema, ya que Bolivia no tiene mar pero tiene surfistas y una Armada Naval  boliviana, que viene hacer como la marina,  y su base principal es el Lago Titicaca.

Sí, es un tema donde Chile tendría que ceder un pedacito de mar a Bolivia, pero creo que por cuestiones políticas no se lo quieren dar, parece que hay una cuestión geopolítica que no le conviene a Chile.

Regresando a tu trabajo, veo que hay mucha influencia  en tu obra del concretismo brasileño, uno de los primeros movimientos que se realizó en Sudamérica

De alguna forma sí, en los años setenta comenzó, pero también hay influencia del constructivismo europeo. Por ejemplo esta escultura es inspirada en mi hijo, un niño que sube a una columna hasta llegar de alguna forma al cielo.

¿Cuánto tiempo te demoró hacer esta escultura?

Esta obra  la hice solo y me demoró casi un año, ya que es complicado hacer una escultura grande en un taller que es cerrado y pequeño, lo tuve que ir haciendo por partes, empernarlo y luego soldarlo. A veces mis vecinos se molestaban, decían que hacía mucha bulla, pero igual yo seguía adelante, solo podía trabajar hasta la seis de la tarde. Hubo días que me llamaron a serenazgo, entonces, tenía que ingeniármelas para ir temprano y seguir adelante con mis metas. Yo fui a buscar talleres, pero los talleres me costaban $ 1,500 dólares, ese dinero no lo tenía, tenía con las justas para pagar mis materiales.

Hablando de dinero, ¿Cuánto me cuesta una escultura de diez metros de Miguel Ángel Velit?

Entre 30 a 50 mil dólares, depende del tamaño. En el Perú no creo que lo paguen, sobre todo si vas a un domicilio lo que te compran no es una escultura, pero si te compran un cuadro. Ahora para algunos alcaldes su pensamiento es hacer cosas como una avenida grande, una casa del adulto, pero no en gastar en hacer una escultura, aunque puede ser que lo hagan, pero en una escultura de un santo o de un héroe, pero de ahí no pasa.

Entonces, seamos claros, los alcaldes no invierten un presupuesto para comprar obras de arte…

Así es,  por eso que yo como artista antes de pasar a otro mundo, hago mi mecanismo de vender mis esculturas pequeñas, me autofinancio o busco auspiciadores que me den metal y sigo adelante con mis sueños, aunque es una forma media criolla, no es una cosa fácil, sino un trabajo bien tedioso, pero uno sigue adelante, no por eso uno se va sentir frustrado.

Además de la Bienal de Cochabamba, ¿Qué novedades se vienen?

Seguir enviando proyectos a otros distritos, tal vez mi lección sirva para otros jóvenes, que le metan ganas y coloquen sus esculturas al aire libre. Veo diferentes distritos de Lima que necesitan de obras modernas hechas por jóvenes, de alguna forma mi misión es poner un pie en los espacios públicos para que otra gente detrás me siga, ese es el mensaje que quiero dar.

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