Michael Haneke triunfa en los premios del cine europeo
¿Qué es el amor para Haneke? Un sentimiento por el que un ser humano puede llegar hasta el final, incluso a la muerte. Un amor en el que conviven el sufrimiento, la ternura y la compasión. Europa se ha rendido esta noche de nuevo ante este cineasta del desgarro y la verdad sin tapujos. Michael Haneke (Múnich, 1942) y su película Amor fueron los grandes ganadores de la 25ª edición de los premios de cine europeo. Amor, una apocalíptica declaración amorosa en una pareja de ancianos, inspirada en el suicidio de una tía con la que se crió el cineasta, ha conseguido los premios a mejor película, director para Haneke, actor para Jean-Louis Tringtignant y actriz para Emmanuelle Riva. En la gala celebrada en La Valetta (Malta), Europa ha vuelto a premiar al compositor español Alberto Iglesias, y van tres, por la banda sonora de El topo. “Escribo desde España. Necesitamos a Europa más que nuca. Seguimos vivos”, fueron las emotivas palabras que envió Iglesias, que disculpó su presencia por estar embarcado en la música de la última película de Pedro Almodóvar, Los amantes pasajeros.
Europa se ha rendido de nuevo ante un cineasta brutal y descarnado. Amor, Palma de Oro en el último festival de Cannes, narra de manera cruda, pero al mismo tiempo generosa, cómo lidiar con la muerte de la persona amada. Ya lo ha advertido el propio Haneke en varias ocasiones: “El tema principal de esta historia no es la muerte ni la vejez, sino la manera de afrontar el sufrimiento de un ser querido”. Amor tiene previsto su estreno en España en febrero, coincidiendo con la puesta en escena de la ópera de Mozart Cosí Fan Tutte que va a dirigir en el Teatro Real en Madrid. Es la tercera vez que Europa premia al realizador austriaco, que ya consiguió los galardones de la Academia de Cine Europeo en 2005 con Caché (mejor película, dirección, actor y montaje) y cuatro años más tarde con La cinta blanca (película, dirección y guion). El premio a Haneke le ha sido entregado por el director español Carlos Saura que lanzó un mensaje de esperanza al proclamar “larga vida al cine europeo”.
Europa también ha tenido un lugar para el realizador danés Tomas Vinterberg, que ha logrado el premio al mejor guion junto a Tobias Lindholm por La caza, una aterradora historia sobre el acoso sufrido por un maestro en un pequeño pueblo de Dinamarca ante las denuncias falsas de abusos sexuales por parte de una niña. La caza, que consiguió el premio al mejor actor en Cannes, no tiene de momento distribución para su estreno en España. Vinterberg, director deCelebración, es un discípulo del movimiento Dogma creado por Lars von Trier. Otra de las sorpresas ha sido Shame, el filme británico sobre la adicción al sexo de un ejecutivo, que ha conseguido los galardones a mejor fotografía y mejor montaje, y El topo, que se ha hecho con dos galardones (música y dirección artística). Los que se han ido de vacío han sido los octogenarios hermanos Taviani por su película César debe morir. No han tenido ningún premio pero no han perdido nunca la sonrisa.
Esta 25ª edición ha contado con una escasa participación española. Solo Alberto Iglesias por la banda sonora del filme británico El topo, basado en la novela de John Le Carré, ha logrado el premio para el que era candidato. Arrugas, adaptación de un cómic del dibujante Paco Roca dirigida por Ignacio Ferreras y candidata en la categoría de mejor película de animación se ha quedado con las ganas. Los 2.700 académicos europeos han galardonado en este apartado a la cinta checa Alois Nebel, de Tomás Lunak. Ha sido el productor Antonio Pérez el encargado de recoger el premio de Iglesias y de leer unas palabras de agradecimiento. “Escribo desde España. Necesitamos más que nunca a España. Seguimos vivos”, dijo Iglesias, que ya ha recibido en otras dos ocasiones el premio al mejor músico europeo por Volver y Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar.
Dos grandes figuras del cine europeo han recibido el reconocimiento unánime de todos sus colegas reunidos en Malta. El director italiano Bernardo Bertolucci, autor de títulos legendarios como El último tango en París, Novecento o El último emperador (Oscar en 1987) y la actriz británica Hellen Mirren, que dio a conocer al mundo como era en la intimidad la reina Isabel II en La reina, aglutinaron quizás los momentos más cálidos de la noche. De negro y oro, Hellen Mirren (Londres, 1945), una de las grandes damas de la cinematografía europea, que ha combinado a lo largo de su carrera el cine más comercial (Excalibur,Gosford Park o Las chicas del calendario) con el de autor (Hamlet,Calígula), ha sido recibida con una gran ovación con toda la sala puesta en pie. Emocionada, Mirren ha recordado sus comienzos como camarera con 16 años cuando un día lluvioso en su Inglaterra natal entró en un cine donde proyectaban La aventura, de Antonioni. “Ese día me di cuenta de que quería formar parte de ello”, dijo la intérprete. Elmomento Bertolucci llegó poco después. El director italiano, en silla de ruedas, camisa roja, bufanda azul y un sombrero que no se quitó en toda la noche, recibió el premio de honor de la Academia de Cine Europeo de manos de la actriz española y amiga Marisa Paredes y de nuevo con el público totalmente entregado. Bertolucci, que lleva cuatro años “escondido” por motivos de salud, recordó a Ingmar Bergman, con el que coincidió en la primera edición de estos premios en Berlín, evitó hablar de su vida pero finalizó su discurso con un: “Larga vida a los vinos de Malta”.