Mauro Mamani Macedo es Doctor en Literatura Peruana y Latinoamericana. Profesor de pre y posgrado de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Docente de la Universidad San Ignacio de Loyola. Profesor Visitante de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad Federal de Minas Gerais, Belo Horizonte. Ha dictado conferencias internacionales en Colombia, Chile y México.
Ha publicado los libros: Poéticas andinas; José María Arguedas. Urpi, fieru, quri, sonqoyky, Quechumara. Proyecto Estético Ideológico de Gamaliel Churata. Sitio de la Tierra. Antología del vanguardismo literarios andino. Ha editado Ahayu-watan. Suma poética de Gamaliel Churata; Antonio Cornejo Polar. El lugar de la crítica. Conversatorios y entrevistas. Guamán Poma de Ayala. Las travesías cultuales. Ha coeditado: El Boletín Titikaka. Edición facsimilar, Manuel Scorza. Homenaje y recuerdos; Tomás Escajadillo. Aportes a la crítica y a los estudios literarios. América diversa. Literatura y memoria, entre otros.
Es director de Contextos. Revista crítica de literatura. Es miembro del Comité Científico Internacional José Revueltas de Filosofía y Literatura, Universidad Guanajuato; Investigador externo y miembro activo del Seminario de investigación permanente de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto de Investigaciones Humanísticas de la UNMSM. Es Premio COPÉ DE ORO. Premio internacional de ensayo 2010. Premio al Mérito Científico 2013 otorgado por Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
¿Cómo fueron sus comienzos en la literatura?
Desde la casa vino el impulso de mi madre aymara y mi padre quechua. Ellos siempre nos estimularon a la lectura, por ese camino fuimos descubriendo la literatura, primero a través de los periódicos y luego en los libros. En este segundo tramo fue mi hermano Porfirio quien orientó mucho la lectura, siempre estaba leyendo, trayendo libros a casa y armando una modesta biblioteca que queríamos mucho. Después en el colegio nuestros maestros nos incentivaban a ir a las bibliotecas de la ciudad y lo hacíamos, allí descubrí el mundo de los libros: la Biblioteca Municipal.
¿Cómo puede definir la investigación de las culturas andinas?
Como un grato modo de vida, que implica una enorme responsabilidad y cariño, por ejemplo, siempre volver a nuestras raíces, a nuestros pueblos, encontrar el saber en la voz de nuestros abuelos, alentar su memoria y buscar en la nuestra lo vivido, pronunciar y escuchar nuestras palabras quechuas o aymaras, sentir su densidad. Viajar a nuestros pueblos, visitar sus bibliotecas, revisar sus archivos, escuchar, sentir, escribir y compartir con el mundo. En nuestras investigaciones nos surge una tremenda y conmovedora ternura al ver el enorme saber de nuestros pueblos, de nuestros hermanos mayores cómo hacía para escribir con tanta calidad estética y ética, cómo hacían para publicar en condiciones tal difíciles. Ello a veces desespera porque está olvidado o nublado por embrollos verbales. Por esta razón conectamos palabra, texto y tierra y lo hacemos vibrar intensamente en nuestras cabezas y corazones, y avanzamos. Hacer investigación desde el corazón en nuestras culturas es conocer y recordar sus tejidos, la manera de construir las casas, de cocinar, de sembrar, de curarse, de defenderse la tierra, la madre tierra; volver y encontrar que todo eso está vivo a pesar de las oleadas “modernas” justifican el camino respetuoso por el conocimiento andino, porque es un deber darle continuidad a nuestros saberes andinos. Investigar sobre nuestras culturas es una oportunidad de reciprocar lo que nos dieron nuestras comunidades. Con ellos buscamos agradecer, también.
¿Cómo surgió la idea de participar en el Concurso Internacional de Ensayo que convoca PETROPERÚ?
Fue gracias el impulso de mi esposa, estaba avanzando en mi tesis sobre Gamaliel Churata, mientras descansaba leía la poesía de Arguedas. En una oportunidad le comenté a mi esposa que estaba pensado en publicar una selección de artículos sobre Arguedas o reeditar el libro de mi hermano Porfirio. Y mi esposa me dijo, por qué no escribes sobre Arguedas, revisé todo lo que tenía y empecé a escribir con paciencia, luego vino la convocatoria. Participa en este concurso, me dijo, en ese momento recordé el alto significado del Premio COPE. Desde muy jóvenes admirábamos a los ganadores y siempre buscábamos leer sus textos. Entonces decidí, alentando por el recuerdo, por el Tayta Arguedas, por mi Yolita, seguí escribiendo afiebrado y con ternura sobre la poesía de Arguedas. Amigo, fue ella a quien le surgió la idea de que participará en este concurso, ella me acompañó a entregar las copias, recibir los resultados y la felicidad de los amigos. Por eso oriento los aplausos hacia ella.
¿Cuál fue exactamente el objetivo del I Congreso Internacional de Literaturas y Culturas Andinas?
Este primer congreso estuvo destinado a conmemorar los 50 años de eternidad de Arguedas y Churata. Pero fundamentalmente para dialogar con su lectores más concretos, porque todos tenemos siempre algo que decir, por ello decidimos viajar por las tierras donde nacieron y desarrollaron su obra (Puno, Arequipa, Lima, Abancay y Andahuaylas), sabemos que faltan ciudades, pero hacemos el esfuerzo por establecer diálogos. Camina el Congreso, un congreso migrante como Arguedas y Churata, y en este camino siempre son claves los amigos, quienes suman esfuerzos para encontrarnos.
Si tuvieras que elegir un escritor puneño con el que charlar un rato, ¿a quién elegiría?
Con Gamaliel Churata indudablemente, aunque nació en Arequipa, pero él decía que uno es de donde el alma enraíza y su vida creció en el Altiplano. Escuchar su palabra, recibir su magisterio telúrico.
¿Existe algún ensayo conocido que le hubiera gustado componer?
“Periodismo y barbarie” de Gamaliel Churata, donde hace un recorrido por la memoria de lo que fue Gesta Bárbara, ese potente grupo cultural boliviano, pero también formula una revisión de lo que ocurre con el periodismo boliviano muchos años después.
Alguna anécdota curiosa que haya ocurrido en su trayectoria literaria
Una mañana en Puno, en la feria había visto a un joven que compraba periódicos viejos y los colocaba en una bolsa grande, de esas en que se llevan las verduras. Por la tarde le pedí a José Luis Velásquez que me llevará a conocer a Henry Esteba y su biblioteca, siempre había escuchado hablar de ella. Cuando llegamos ese joven que compraba periódicos era Henry, esa fue una primera emoción y la segunda ver su biblioteca, por todos lados había libros, revistas, periódicos, era realmente un mundo. Vaya mi abrazo andino para ellos y para todos mis hermanos de Puno que siempre me recibieron con generoso corazón andino.
¿Cómo nota la producción poética puneña contemporánea?
Creo que debe enmarcarse dentro del campo literario y editorial. Observamos una actividad ferviente que va desde las ferias de libros, las editoriales estatales como la editorial de la Universidad Nacional del Altiplano, pero también otras editoriales privadas que editan libros de gran calidad que difunde a nivel nacional e internacional. Dentro de la producción literaria vemos la publicación de libros de poesía, narrativa y ensayo de autores ya conocidos, pero también de autores jóvenes que renuevan temas y técnicas en la producción. Puno siempre ha tenido una tradición poética deslumbrantes, solo para recordar dos poetas: Carlos Oquendo de Amat y Alejandro Peralta, estas corrientes poéticas no se han interrumpido prueba de ello tenemos a los ganadores del premio COPÉ como Boris Espezúa Salmón, Leoncio Luque Ccota, Darwin Bedoya Bautista, este último vive muchos años en estas tierras. También los reconocimientos intencionales de Alfredo Herrera Flores con sus libros Causa Naturales. Y así podemos sumar varios otros nombres que no han recibido premios, pero su poesía tiene igual calidad estética.
¿Qué le diría a la gente que se quiere dedicar a la literatura?
Que la literatura es un universo realmente fascinante y complejo, encontramos grandes emociones que permiten orientar a los pueblos, pero también guían nuestros corazones. Leyendo literatura conocemos, comprendemos y valoramos la estatura de nuestros pueblos y sus hombres que hacen historia. La literatura teje historia, vida, sociedad, y cultura. Nos hace enrabiar, pero también nos inunda de ternuras.