Cultura

Más chanchadas en el Ministerio de Cultura

Llegó al Ministerio de Cultura con la ayuda de los caviares, pero luego de 90 días la incapacidad de Gisela Ortiz demuestra que solo llegó al cargo para ocultar denuncias de presunta corrupción. Mientras tanto, el MINCUL sigue siendo un holograma en la avenida Javier Prado.

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Con la llegada de Gisela Ortiz al Ministerio de Cultura nada ha cambiado. La actual ministra no solo ignora lo que se debe hacer en ese ministerio, también ha permitido que actos de presunta corrupción y atentados contra nuestro patrimonio cultural queden impunes. A pesar de tener conocimiento de lo mencionado, ella prefiere mirar a un costado. Una actitud que parece ser aplaudida desde la PCM y Palacio de Gobierno.

Aquí detallaremos dos casos documentados que son de conocimiento de la propia ministra de Cultura, pero que a pesar de tener la documentación en su despacho se hace de la vista gorda. El presidente Pedro Castillo debe entender que un ministro también esta para luchar contra la corrupción y no para proteger a los corruptos. Basta de Richard Swing y de personajes como Bruno Pacheco que pululan en las diferentes instituciones del Ejecutivo. Si no luchas contra la corrupción, eres parte de ella.

El presidente Castillo sigue equivocándose en la designación de ministros.

Proyecto Qhapap Ñan y los malos manejos

La primera denuncia de presunta corrupción tiene que ver con los funcionarios del Proyecto Qhapaq Ñan y el Complejo Arqueológico de Huaycán en Cieneguilla. El informe N° 0002-2021-VMPCIC-JACF/MC del 14 de octubre pasado se detalla la inspección que se hizo al Centro Arqueológico antes mencionado, y donde se revela las condiciones en que se encuentra una obra realizada por la empresa Siza Constructores Consultores. La mencionada obra, se trata del Servicio de Acondicionamiento del Circuito para personas visitantes con discapacidad en el Complejo Arqueológico de Huaycán de Cieneguilla.

La gran sorpresa es que mediante la inspección se conoció que la obra recién realizada cuenta con más de “100 rajaduras en las estructuras de cemento que sostienen las barandas de dicho circuito así como la madera usada en las barandas del mismo, presenta rajaduras y la pintura aplicada a ésta se está encostrando, además el piso de dicho circuito, también presenta rajaduras profundas”. En otra palabras, la obra podría ser considerada un fraude.

Fotografías del Informe.

En el informe que realizó el ex funcionario Jorge Calero Flores, también se señala que la inspección causó molestia a otros funcionarios. Es decir, tomaron la inspección como un acto agresivo. Algo totalmente absurdo, porque toda inspección de cualquier obra del Ministerio de Cultura es y siempre será un acto de transparencia.

La obra que realizó la empresa Siza Constructores Consultores mediante la constancia de
conformidad del servicio Nº 04452-2021 emitida por la secretaria técnica del proyecto Qhapaq Ñan, referente al servicio RGS Nº 240-2021, costo un total de S/ 200.000 mil soles. Una gran cantidad de dinero solo para acondicionar un pequeño tramo del circuito para los visitantes con discapacidad. Lo que es totalmente inaceptable es que luego de apenas 45 días de entregada la obra, esta se encuentre con más de 100 rajaduras en las estructuras de cemento y en las barandas.

En este presunto acto de corrupción, no solo la ministra debe dar la cara, también funcionarios como el señor Diego Pajares Andonayre. El informe completo es claro, pero a pesar que el informe fue entregado a la ministra Gisela Ortiz por la ex viceministra Claudia Ruiz, la actual titular del MINCUL no hizo absolutamente nada.

La ex viceministra Claudia Ruiz también nos mencionó que el informe se lo entregó a la Oficina de Control Institucional (OCI) del Ministerio de Cultura. Lamentablemente la OCI hizo lo que mejor sabe hacer: callar.

Pero lo increíble de esta es historia, es que el ex funcionario Jorge Calero Flores, a cargo de la inspección que evidenció la presunta corrupción, denunció el caso personalmente a la oficina principal de la Contraloría General de la República, encabezada por el señor Nelson Shack. Contraloría demoró y no atendió correctamente la denuncia, a pesar que el ex trabajador solicitó protección.

En el punto nueve del informe entregado a la ministra de Cultura Gisela Ortiz, claramente el ex funcionario que evidenció la presunta corrupción en el Proyecto Qhapaq Ñan, señala que: “Haber realizado el hallazgo de los posibles hechos punibles administrativamente y judicialmente, estoy siendo objeto de marginación, racismo, xenofobia y coactado”. Al final, la acción de la ministra fue sacar del ministerio de Cultura a la Viceministra Claudia Ruiz y al asesor Jorge Calero Flores.

Increíblemente la ministra terminó blindando el presunto acto de corrupción, la OCI hizo lo mismo y el Contralor Nelson Shack no le dio mayor importancia. ¿Para esto la Premier Mirtha Vasquez y Verónika Mendoza colocó a su gente en el Ministerio de Cultura?

Informe del caso Proyecto Qhapaq Ñan.

Irregularidades en la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco

El segundo caso del cual tiene conocimiento la ministra Gisela Ortiz, es lo que viene sucediendo en la ciudad del Cusco, y toda la información que le llegó a su oficina fue enviada por la Comisión de Juristas contra la Corrupción y por la Defensa Social, representada por su Presidente el Abog. Heraclio José Cereceda Vergara, quien solicitó la reorganización del Ministerio de Cultura de Cusco, mediante un documento consistente en ocho folios presentado por mesa de partes virtual el 25 de noviembre de este año con número de Expediente 01128663-2021. ¿Qué hizo la ministra Gisela Ortiz Perea? pues lo que mejor sabe hacer: blindar irregularidades y presuntos actos de corrupción.

La petición de los Juristas contra la Corrupción se sustenta en hechos administrativos irregulares realizados en gestiones anteriores en la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, los mismos que se configuran en la comisión de faltas administrativas e Ilícitos Penales, que denuncian en dicho documento entre ellos encontramos:

Un sobre dimensionamiento de 2830 funcionarios, trabajadores y obreros, que genera egresos económicos altos, en agravio del Ministerio de Cultura-Cusco (DDC-CUS/MC), considerando que esta cantidad de servidores es excesiva para una Dirección regional del ministerio de cultura sobre dimensionamiento que supera en un millar a la propia sede del Ministerio de Cultura en Lima.

Además, el documento incluye los nombres de los servidores del Ministerio de Cultura  que tienen vínculos familiares lo cual está prohibido por ley. En dicha denuncia interpuesta en la solicitud de reorganización del Ministerio de Cultura de Cusco figuran 108 servidores que tienen el vínculo familiar de primer grado al ser hermanos, vulnerando la ley N° 27588 y su reglamento aprobado por Decreto Supremo. N° 019-2002-PCM.

Aquí la Comisión de Juristas contra la corrupción le envió todo servido a la ministra de Cultura, un informe completo de la actual situación en las oficinas de cultura en la ciudad imperial, pero esto tampoco tuvo respuesta. ¿Qué hizo con el informe la ministra Gisela Ortiz? Imaginamos que ni siquiera lo leyó. Lamentable.

A pesar de su evidente incapacidad para ocupar el cargo de ministra, Gisela Ortiz pretende empernarse en el cargo. Pero ella no esta sola, desde sus propias trincheras Mirtha Vásquez, Verónika Mendoza y otros caviares que tanto daño le han hecho al país, pretender convencer al presidente Pedro Castillo, que la ratifique en el cargo.

¿El presidente Castillo tendrá los pantalones para enfrentarse a los caviares? Eso lo sabremos en unos días en la conformación del nuevo gabinete. Mientas tanto, esperamos sentamos que la ministra nos acepte una entrevista que hemos solicitado hace días a su jefe de prensa.

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