Aunque atesoró ediciones del Quijote,
el doctor Ronco del mismo modo reunió una vasta colección de ediciones del
clásico argentino Martín Fierro, obra del escritor José Hernández. El 21
de octubre de 1944 escribió en el diario azuleño El Ciudadano un
artículo que consideramos memorable a la vez que prácticamente desconocido, en
el que Ronco no sólo expuso su valoración de la obra en cuestión sino en torno
al concepto de libertad.
El artículo se tituló “Martín Fierro en Hungría” y Lima Gris lo transcribe a continuación en forma completa:
“Con feliz coincidencia y
simultaneidad, acaban de producirse dos hechos igualmente auspiciosos. El
primero, auspicioso para la libertad humana, es el de la caída definitiva del
siniestro almirante Nicolás Horthy. El segundo, auspicioso para la literatura
argentina, lo constituye la traducción al idioma de los magiares del ‘Martín
Fierro’.
“Esa traducción al húngaro ha sido
realizada por Ladislao Szabó y Andor Vér, en un volumen de 286 páginas, con
hermosas ilustraciones de Roberto Mezzadra y adecuadas viñetas de Jorge Bonta, habiéndose
terminado la impresión, en Buenos Aires, el día 30 de septiembre próximo
pasado.
“Nuestro total desconocimiento del
nuevo ropaje lingüístico con que se presenta Martín Fierro, no nos
permite hablar de los méritos que seguramente deben caracterizar la obra de los
traductores. En cambio, nos es esta nueva versión a un idioma extranjero, de un
país tan alejado y distinto del nuestro, es una comprobación más del concepto
de la universalidad del poema de Hernández.
“Muchos escritores de nuestro país
han demostrado el carácter épico del poema, circunscribiéndolo a lo
exclusivamente argentino. Para nosotros la filiación literaria de Martín
Fierro está más allá de las afirmaciones de Leopoldo Lugones y Ricardo
Rojas. Nosotros le hemos llamado un puño en alto, con lo cual hemos
querido significar el concepto de su universalidad. Martín Fierro es un gaucho
argentino, un hijo de nuestra pampa, calzaba botas de potro y vestía chiripá,
tomaba mate, bebía ginebra, boleaba avestruces, montaba redomones y era tan
diestro para el aparte del ganado en el rodeo como hábil para el manejo del
facón.
“Todo el poema, desde la palabra
hasta el escenario y la acción, está elaborado con materiales argentinos, y el
conjunto de los protagonistas y las estrofas que cantan, son lo más
auténticamente argentino que la Argentina ha producido.
“Pero, aun siendo una obra a la
cual no puede endilgársele ningún reparo de extranjería, ya que no pueden
estimarse como extranjeras las formas del decir que de España vinieron a
nuestra tierra y en nuestra tierra arraigaron como parte integrante de la
formación argentina, Martín Fierro es el poema de un dolor universal. Es
el poema del dolor de todos los humildes del mundo, de todos los perseguidos
por las injusticias sociales, de todos los desheredados de la fortuna y
abandonados por los de arriba, de todos los que se alzan contra el que oprime y
detiene. Por ello, el poema de Hernández lo mismo puede ser comprendido aquí,
en el desapercibido cantar de nuestros fogones campesinos que, en los hogares
de las llanuras de Hungría, en las estepas de Rusia o en las enjutas tierras de
Castilla, y en todas las regiones del universo, porque en todos los países, sin
distinción de franjas de colores, ha vibrado y sigue vibrando siempre el dolor
de los humildes, la injusticia social y la opresión de los poderosos.
“Sí, Martín Fierro es un
puño en alto; un puño en señal de protesta. Hernández sólo tuvo la intención de
circunscribirlo al propio ambiente y a lo nacional. Pero, su genio fue más allá
de su intención y, sin sospecharlo, cantó para toda la humanidad. Su voz se va
yendo más allá de los límites de la patria. Ayer se escuchó en Gran Bretaña, para
ser escuchado en todos los países de habla inglesa, en la traducción de Walter
Owen; hoy se apresta para llegar a las cabañas de Hungría; mañana, como ya lo
estuvo el Quijote, andará por los campos de Rusia y, algún día, lo
veremos a orillas del Ganges, siempre con el puño levantado en señal de
protesta, incansable, como si Jesús mismo lo alentara.
“La traducción al húngaro que nos ocupa se hizo, según la carta que nos ha dirigido uno de los traductores, con la idea original de editarla en Hungría; pero la situación actual de ese país no lo ha permitido. Sin embargo, ellos afirman estar convencidos de que, una vez normalizada la situación, la segunda edición se hará en Budapest y tendrá una difusión mucho mayor que la primera. Y así será.