Oscuro animal es una película de Felipe Guerrero que se hizo acreedor de cuatro premios en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Allí se toca la problemática de la guerrilla en Colombia. La violencia está tratada desde una perspectiva diferente; no es explicita, se ve a través del desaliento y de las miradas perdidas de tres mujeres.
Lima Gris conversó con Marleyda Soto, una de las tres heroínas protagonistas de la historia.
¿Cómo así te convocó Felipe Guerrero para Oscuro Animal?
Fue muy curioso porque yo estaba terminando el rodaje de La tierra y la sombra de César Acevedo, y luego asistí a un casting para mujeres en Bogotá; y cuando lo hice me di cuenta que el proyecto era grande. Luego Felipe hizo un segundo casting, y yo quedé feliz por haber quedado en el proyecto.
¿Cómo hiciste para sumergirte en el personaje sin un guion hablado?
Fue difícil. Cuando hay guion, uno sabe que hay un texto y unas palabras sobre las que tienes que apoyarte como actor para trasmitir las ideas que el guionista quiere plasmar en la película; pero ¿qué sucede si el guion no existe?…aunque yo sí tuve acceso al guion, y pude entender de qué se trataba; digamos que me metí de cabeza al tema del desplazamiento forzoso y pude entender lo que significa esta problemática en el país. Porque los colombianos creemos que entendemos; pero realmente no entendemos, y hasta que la guerra nos toca la puerta, no entiendes que tu país está en conflicto. Eso me permitió poder llegar con más sentido de verdad al ejercicio actoral. Y antes del rodaje con Felipe tuvimos conversaciones muy profundas y certeras alrededor del personaje, y de lo que significaban los silencios, y el hecho de tener que representar este drama tan complejo que atañe a todas las mujeres del país.
Hay una mirada muy particular en la película. Felipe Guerrero tocó esta problemática que tú mencionas, pero desde un punto de vista distinto. Desde el drama que sufren tres mujeres
Yo creo que las mujeres han sido las verdaderas heroínas del conflicto armado de nuestro país. Ellas se han echado al hombro el hecho de salir adelante; han sido mujeres que han quedado viudas, y muchas veces sin hijos porque ellos murieron en la guerra, y entonces han tenido que sobrellevar la carga de sacar adelante a la familia. Y esa mirada de la película desde el punto de vista femenino es muy importante porque reivindica el papel de la mujer en la historia del país, desde el conflicto armado.
¿Qué pensaste cuando te diste cuenta que tu aporte dramático tenía que ser a través de tu expresión corporal y no de parlamentos?
Es complicado porque como actor tienes muchos canales expresivos; desde el cuerpo y la voz. Yo he estudiado para representar las palabras que son como el colchón de apoyo; pero si me quitan esas palabras, luego ¿cómo te lo digo?, y ¿cómo lo trasmito desde la energía, desde la mirada, y desde el silencio?
Entonces fue un reto
Sin duda, pero fue maravilloso. Yo decía: —esto debe ser una materia obligatoria en todo proceso de formación de un actor—. Y Felipe tiene mucho tacto como director para lograr que esos silencios se vuelvan palabras en el aire.
Sobre el tema de las vulneraciones; no solo las guerrillas las han cometido. Las mujeres de Latinoamérica también sufren vulneraciones de sus propias sociedades machistas e intolerantes. ¿Cómo se vive eso en Colombia?
Estamos Hablando del machismo, y de la mujer como objeto sexual. Sin duda esa es una situación que nos afecta a todas. Ahora mismo en Colombia hay una campaña fuerte en contra de la violencia hacia las mujeres; porque en los últimos años han ocurrido crímenes donde las mujeres han sido violadas, torturadas, y asesinadas, siendo consideradas trofeos y objetos sexuales.
¿Alguna vez sentiste en carne propia algún tipo de discriminación por ser mujer?
Más que discriminación, hubo una serie de obstáculos que te va poniendo la vida, y no precisamente por el hecho de ser mujer; sino, por el hecho de haber pertenecido a un barrio muy vulnerable. Yo viví en un barrio que es como una especie de Favela, muy humilde. Las condiciones allí son distintas, y las oportunidades son escasas en relación de lo que ocurre en la ciudad. Y para una muchacha de catorce años que tiene los sueños y los deseos de ser actriz en un barrio estigmatizado bajo la idea del robo, las drogas y las pandillas, pues…todo el mundo te lo restriega en la cara.
Pero pese a todas tus carencias lo soñaste
Yo recuerdo que en el colegio soñaba con ser actriz, pero siempre me decían frases como: —el otro año te veré preñada, y con hijos—sí mírala, quiere ser actriz…usted con suerte terminará el colegio— Pero para mí fue chévere que me pasara, porque todo eso me envalentó; y me volvió más fuerte. Las debilidades se vuelven fortalezas, y lo obligan a uno a volverse más terco y perseverante; aunque, al principio no fue fácil para mí asumir el hecho de ser actriz en un contexto donde eso no podría ser.
Hablas de ese contexto, donde la televisión a veces te muestra basura. ¿Cuál fue el chispazo que hizo que finalmente llegaras a la universidad?
En mi barrio el hecho de culminar el colegio ya era una proeza; pero yo ingresé a la universidad del Valle en Cali, y fue muy curioso porque de niña sí veía televisión, y las novelas colombianas eran mucho más teatrales, y yo decía: —todo eso está representado en una caja— Creo que mi mamá tuvo mucha culpa, porque siempre me apoyó y me decía que lo haga.
Entonces estás pagando la cuota que algún día te dieron, porque ahora tú eres profesora de niños, y también en la universidad ¿Qué tan enriquecedor es formar a niños y jóvenes en el arte dramático?
Yo soy actriz de formación, pero soy maestra de vocación; y siempre he sentido que todo lo que aprendí tenía que compartirlo, porque yo estaba del otro lado, y tenía ese sueño y esas ganas de crecer. Y ser maestro es la manera de agradecerle a la vida, porque la vida me dio más de lo que yo pedí. Porque no solo he estado en un grupo de teatro; ahora estoy en películas, y soy referente para muchas chicas y chicos que también tienen el sueño de ser actores. Pero, enseñar, y trabajar con los niños es un acto de fe muy universal, porque lo disfruto. Me encanta trabajar con ellos, porque me devuelven la capacidad de asombro.
De las tres realizaciones en las que has intervenido ¿Cuál fue la que demandó más esfuerzo de tu parte?
La primera (Dr. alemán); porque en esa época yo era novata. Y cuando el director me decía: —corte—y me insistía que lo hiciera otra vez; yo pensaba que lo estaba haciendo mal, y no entendía por qué tenía que hacerlo tantas veces.
En ese rodaje trabajaste en el barrio marginal de Siloé, que es un lugar difícil; pero afortunadamente eras una chica de barrio
Claro. Yo era una muchacha de barrio, porque ese barrio era igual al que yo vivía.
Precisamente, en Cali emergió esta gran movida de cine colombiano
Sí, nosotros nos damos el lujo de tener buenos cineastas. Cali fue como la cuna de cineastas que sabían mucho, y empezaron este movimiento cinematográfico. Y hoy existe una camada de directores jóvenes que están haciendo el cine del que se está hablando en el mundo.
¿Y qué tal fue la experiencia de trabajar con Jocelyn Meneses y Luisa Vides, tus compañeras en Oscuro animal?
Lo que pasa es que nosotras nunca nos encontramos en el rodaje; porque las historias que son como un tríptico, hacían que cada una esté rodando por su cuenta. Sí estábamos juntas en el mismo lugar donde descansábamos, pero cada una salía a trabajar por separado. Para ellas fue su primera película; y compartíamos, y hablábamos mucho sobre la película; ellas estaban muy excitadas con sus roles.
¿Estás en un nuevo proyecto?
Sí. Acabo de grabar en Cali una película bellísima que es de un director que se llama Nicolás Buenaventura. Él es hijo de un maestro teatral muy importante en Latinoamérica, Enrique Buenaventura.
¿Qué sabes del cine peruano?
Sí claro. Yo vi Madeinusa, La teta asustada, y parte de Magallanes. Yo estoy enamorada de Magaly Solier, ella es maravillosa, y ojalá me la encontrara para decirle: —Yo a usted la amo—
¿Pero el acceso en tu país para ver nuestro cine se da?
Sí, porque hay muchas salas alternativas. Claro que están las salas comerciales donde pasan películas crispeteras, pero también hay ciclos de cine independiente, y espacios culturales donde proyectan películas de esa factura.
¿Qué tipo de cine te gusta?
Yo veo de todo. Yo siento que hay que aprender de todo. Hasta la película más crispetera algo te está enseñando.
¿Entonces, no te disgustaría llegar hasta Hollywood?
No, qué me va a disgustar. Yo siempre estaré donde se puedan contar historias. El cine es esa plataforma que hace que las historias cobren vida, y que los personajes más invisibles cobren forma; para mí eso es maravilloso, porque es la magia más grande que tienen.
¿Qué mensaje le darías a las mujeres para que continúen saliendo adelante?
Hay que creer. Porque si tú no crees en ti mismo, entonces quién…y si no crees en lo que sueñas, y en lo que quieres ser, entonces quién…Les diría que hay que empezar a creer para ver, y creer para ser.